domingo, 3 de septiembre de 2023

Un año del atentando contra a CFK


A un año del intento de magnicidio de Cristina Kirchner, existen solamente tres personas detenidas y procesados. Se trata de miembros de la “banda de los copitos”. Para la Justicia, habrían actuado en completa soledad. Sin embargo, los acusados son defendidos o asesorados por un bufete de abogados ligado al PRO. 
 En este aniversario, CFK se limitó a publicar unos videos por Twitter en donde denuncia la falta de avances en la investigación y vuelve a insinuar que los apuntados en su intento de magnicidio tendrían lazos con Bullrich y Milei. A pesar de la gravedad de los hechos, no hubo ningún acto o siquiera una exposición por Youtube. La pista que vincula a Gerardo Milman con el atentado, está completamente parada a pesar de que se ordenó requisar su teléfono celular. CFK recusó dos veces a la jueza Capuchetti -a cargo de la investigación- por no avanzar contra Milman y sus supuestos cómplices. Recientemente sumó la denuncia contra una panelista libertariana de Crónica TV por sus vínculos con el grupo Revolución Federal. Es vecina de la propia CFK, lo cual le habría permitido hacer actividades de inteligencia, según la Vice. 
 Horas después del atentado, la tesis predominante del oficialismo fue que este había sido empujado no directamente por la derecha sino por sus “discursos de odio”. Convocó a una movilización bajo la bandera de una “pacificación social” que fue acompañada, con variantes, por la izquierda parlamentaria. Esta tesis resulta absolutamente encubridora de todo un entramado que debió ponerse en marcha para llegar a gatillar frente al rostro de CFK: tareas de vigilancia, conocimiento de la actividad de los custodios, su propia actuación durante el atentado, la eliminación de datos de celulares, demoras en arrestar e investigar a todos los implicados. En definitiva, de complicidad con los autores del atentado. 
 Precisamente en el propio aparato de inteligencia del Estado recae la mayor responsabilidad, sin que esto haya sido denunciado por la propia CFK. El accionar de la custodia personal fue objeto de un sumario interno en el Ministerio de Seguridad, sin que haya concluido hasta el momento. El frustrado magnicida, Sabag Montiel, luego de gatillar, fue repelido por militantes, sin participación de la custodia. Recién después fue apresado por la Policía de la Ciudad, que en los días previos había vallado toda la zona de la vivienda de CFK. El atentado tuvo lugar luego de que se solicitara la prisión para CFK por la causa “Vialidad nacional”. Fue un hecho encuadrado en una crisis política aguda, de bancarrota económica acelerada y de una guerra de camarillas entre las principales coaliciones políticas del país, las mismas que terminaron vapuleadas en las recientes PASO. 

 Bonapartismo de temporada 

 El intento de magnicidio otorgó en su momento una centralidad política a CFK. Marcó el inicio de un operativo “clamor” que, con el tiempo, se fue desinflando. Desde estas páginas, advertíamos que se trataba de un “bonapartismo de temporada” . De todas formas, CFK renunció a recuperar un arbitraje político, que entregó a Massa. A todo esto siguió la condena contra CFK en el juicio de Vialidad y la inhabilitación para ejercer cargos públicos, a lo cual CFK respondió con una renuncia definitiva a su candidatura. 
 Los kirchneristas vinculan la impunidad de este atentado con el triunfo en las PASO de Milei e incluso el segundo lugar de Bullrich. Confiesan una derrota política terminal del kirchnerismo y su “batalla cultural”. El kirchnerismo terminó relegado en las listas electorales y en la provincia de Buenos Aires. CFK sostiene un largo silencio en medio de la conmoción generada por la devaluación de Massa, el cuadro hiperinflacionario y el salto absoluto en un aparato del Estado dominado por décadas por el peronismo. Según confiesan los propios, para no joderle la campaña a Massa. 

 Emiliano Fabris
 02/09/2023

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