Veamos algunos datos sobre crecimiento, inflación y pobreza. Los datos de la economía son bastante elocuentes. El tercer trimestre del año marcó el fin del crecimiento que la economía había tenido en el primer semestre. La continuidad de ese crecimiento alentaba las expresiones oficiales en el sentido de un incremento anual que estaría entre el 4 y 5%.
Pero en ese tercer trimestre se verificó un estancamiento, con el detalle de un decaimiento del 0,1%, respecto del trimestre anterior. De continuarse esa tendencia, en el último trimestre del año, estaríamos –técnicamente- en el inicio de un proceso recesivo y con una previsión anual donde el crecimiento rondaría el 2%, lejos de las expectativas iniciales que superaban el 4%.
Estas tendencias indican que las expectativas sobre el año 2023 también se han reducido. Las estimaciones actuales indican que el oficialismo estaría satisfecho con un crecimiento entre 1 y 2%, aunque ello suponga estar al mismo nivel que el incremento poblacional. Una de las causas principales de este enfriamiento de la economía es la restricción de divisas que nos viene ahogando. El nuevo swap con China, por otros 5 mil millones de dólares, recién hará sentir sus efectos en el próximo año.
En lo que respecta a la inflación, las cifras oficiales de octubre indican un crecimiento para ese mes del 6,3%, pero las canastas básicas –usadas para medir pobreza e indigencia- se incrementaron en un 9 y 9,5%.
Argentina marcha a la cabeza, en materia inflacionaria, entre el conjunto de países que forman parte del G 20. En la escala mundial solo registraron niveles más altos, para el mes de octubre: Zimbabue, Líbano y Sudán. En octubre, el 6,3% de inflación en Argentina superó –luego de largo tiempo- al registro de Venezuela que alcanzó el 6,2%.
En relación con los indicadores de pobreza la situación está desmejorando notoriamente. Para fines del primer semestre del año en curso la pobreza había disminuido al 36,5%. Al final del tercer trimestre ella se incrementó al 39,4% y –si no hay cambios en las tendencias en desarrollo- el año cerraría con un índice de pobreza del 43,4%. Para ese momento habría 28,9 millones de argentinos pobres.
Este aumento de la pobreza encuentra su mayor explicación con lo que está ocurriendo con los ingresos informales, su incremento es muy inferior al de la inflación medida en los productos de las canastas básica y alimentaria.
Como siempre, los sectores más pobres son el “pato de la boda” y sobre su indefensión recaen los peores efectos de la crisis que estamos atravesando. Ellos son la realidad que se esconde detrás de los números mencionados y de los programas de ajuste que impone el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que cumple a pie juntillas el gobierno de Alberto Fernández.
Juan Guahán. Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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