Cristina elogió a Sergio Massa y su ajuste.
Cristina Fernández de Kirchner reapareció públicamente en un acto organizado por la UOM, en Pilar. Había expectativa en saber qué diría la vice en la primera presentación después del atentado que sufrió. Su discurso lejos de provocar los cimbronazos de los anteriores mostró que Cristina está metida a fondo en el sostén del gobierno y sobre todo de su rumbo de ajuste.
Aquellos que se ilusionaron con que la “jefa” saldría a condenar la asimilación plena del gobierno del Frente de Todos a los dictados del FMI, y el encolumnamiento atrás del imperialismo yanqui, se quedaron con las ganas.
Cristina decidió ser muy explícita y elogió al ejecutor de este rumbo, Sergio Massa: “El ministro de Economía está haciendo un gran esfuerzo administrando las consecuencias de lo que pasó”. Confirmando que la negativa del kirchnerismo a votar el acuerdo con el FMI fue una impostura: trataron de diferenciarse sabiendo que sus votos no eran necesarios para que se apruebe, ahora defienden a quien lo aplica.
Cristina buscó ser “critica” con el gobierno reclamando una suma fija (que Furlán planteó además que no sea retributiva). Otra impostura, y esta por partida doble; por un lado, pretender que la política salarial es ajena a “el gran esfuerzo” que está haciendo el elogiado Massa. Por el otro, por mucho que aclare no pudo despejar que el objetivo de las sumas fijas es condicionar las paritarias. La activa participación del “superministro” para impedir el triunfo de la lucha del neumático es una confesión de que el retroceso salarial es una pata fundamental para “administrar las consecuencias de lo que pasó”.
¿Massa 2023?
Cuando Cristina dijo “voy a hacer lo que tenga que hacer” muchos creyeron entender que se venía el “Cristina 2023”. Sin embargo, bien mirada esta frase puede decir lo contrario.
Cristina se ha esforzado por desligarse de Alberto Fernández para disimular su compromiso con el gobierno de este desde el primer día; lanzó muchos fuegos de artificios que afectaron al plantel de ministros, pero se cuidó que ninguno de ellos pusiera en peligro el rumbo general del gobierno, y cuando la crisis se agravó decidió salir a bancar la parada y se colocó atrás de Massa.
En el acto de Pilar consideró necesario declarar que no se arrepentía de haberlo puesto a Alberto como candidato. En el medio del enfrentamiento entre ambos, que ella misma se dedica ventilar, es evidente que no se trata de un elogio al presidente. Ella reivindica una maniobra: haber puesto a alguien que tenía, según confesó hace tiempo, el visto bueno de los acreedores. Esta vez no será Alberto, ¿será Massa? Incluso, la fórmula podría incluir a Wado de Pedro, un precandidato dedicado a tejer relaciones con el establishment, con las mineras, los gobernadores peronistas (y radicales) y aún con la burocracia sindical como es el caso de Barrionuevo. Va a hacer lo que “tenga” que hacer.
Cristina con su discurso ratifica el agotamiento del kirchnerismo y de todo el peronismo, que su función es utilizar el ascendiente que aún le queda para sujetar a los trabajadores al ajuste fondomonetarista.
Como sostenemos en la carta abierta para organizar un congreso del FIT-U: “El desafío es superar definitivamente al peronismo separando a los trabajadores de la burguesía y poniendo en pie una vanguardia obrera con conciencia de clase y un movimiento popular con banderas socialistas”.
Eduardo Salas
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