Tampoco es una “pelea de ideas”, como sostuvo. En rigor, CFK traza una delimitación para tratar de salvarse del desgaste de un elenco que ha quedado atado a las recetas del FMI, en un país con un 40% de pobreza. No le preocupa tanto la política oficial (a fin de cuentas no tiene un plan alternativo) como sus consecuencias electorales en 2023.
El cuadro de disputas de poder, de todos modos, no se restringe al Frente de Todos, como lo han mostrado los entuertos en la mesa máxima de Juntos por el Cambio con respecto a una potencial incorporación del “libertario” Javier Milei a la alianza opositora, o en relación a las negociaciones por los cambios en el Consejo de la Magistratura. Las principales figuras de JxC divergen con respecto a la táctica electoral y el modo de vincularse con el gobierno.
Esta doble tensión explica en cierto modo la parálisis del Congreso, que en lo que va del año se limitó básicamente a convalidar el acuerdo con el FMI. Esta semana se montó una sesión de consenso entre los dos bloques para tratar de disimular esa realidad, tratándose las cuestiones de la boleta única de papel, la regulación del cannabis y una ley de respuesta integral al VIH, las hepatitis virales, la tuberculosis e infecciones de transmisión sexual. El Frente de Izquierda – Unidad acompañó estos dos últimos proyectos, que presentan aspectos progresivos.
La crisis actual conduce a tensiones dentro de la propia clase capitalista, como señaló Gabriel Solano en el acto del FIT – Unidad en Plaza de Mayo, el día internacional de los trabajadores. La Sociedad Rural y la Unión Industrial Argentina respaldan el acuerdo con el Fondo, pero los primeros no quieren saber nada de un aumento de las retenciones para incrementar la recaudación y reducir el déficit fiscal (una de las metas del pacto), y los segundos no quieren que el tarifazo energético exigido por el organismo financiero alcance a sus industrias ni que los niveles de reservas comprometidos por el Central pongan en riesgo los dólares para financiar sus importaciones. En resumen, aspiran a que los costos del programa de rescate recaigan en las masas o en otras fracciones capitalistas.
En medio de este escenario de crisis y de tensiones por arriba, emergen procesos de lucha y organización por abajo. El 1° de Mayo, como ya señalamos, el FIT-U levantó una tribuna internacionalista y de independencia política en Plaza de Mayo. Y en el interior del país se destacaron actos masivos. Fue un marcado contraste con el acto de los movimientos sociales oficialistas, en Avenida de Mayo y 9 de Julio, autopresentado como un “aporte a la unidad” del Frente de Todos.
Lo que viene es la Marcha Federal, una convocatoria que partió de la Unidad Piquetera, pero que ya ha concitado la adhesión de importantes sindicatos y de otras organizaciones de desocupados. Desde distintos puntos del país, miles de personas arribarán a Plaza de Mayo el 12 para poner en agenda los reclamos de trabajo genuino, universalización de los planes sociales y aumento salarial. La cuestión ya ha ganado lugar en los medios.
La clase trabajadora da pelea para no pagar la crisis.
Buen domingo.
Gustavo Montenegro
No hay comentarios:
Publicar un comentario