En ese momento, la causa judicial fue un instrumento en manos de Franja Morada y los sectores del peronismo ligados al rector Barbieri, que urdían un congreso trucho para hacerse con el control de la FUBA. Este fraude fue enfrentado en las calles y en las urnas por el movimiento estudiantil: la “nueva FUBA” quedó rápidamente en el olvido, pero sus persecuciones judiciales dentro y fuera de la UBA siguieron vigentes hasta el momento. Hoy, los denunciadores están protagonizando toda clase de atropellos en las elecciones universitarias, convertidas en un circo de autoperpetuación, mientras el rector Barbieri, en línea con Larreta y Kicillof, anunció el retorno a la presencialidad en la UBA en el momento más álgido de muertes y contagios.
El sobreseimiento de los ex presidentes de la FUBA es un duro revés para el Rectorado y sus agentes en el movimiento estudiantil. Con muchísima demora, el fallo termina adhiriendo a la posición de las defensas, al establecer que los puntos en disputa “obedecen a cuestiones políticas estudiantiles en donde nada tiene que hacer la justicia penal”. Sobre su significado, Política Obrera entrevistó a nuestro compañero Julián Asiner y a los abogados Carlos López (de la Tendencia del PO) y María del Carmen Verdú, quienes se hicieron cargo de su defensa de forma militante, luego de que el “PO oficial” resolviera retirar a sus abogados de la misma.
¿Cuáles son para Uds. las implicancias de este fallo?
María del Carmen: lo más destacable de este fallo, que sobreseyó a los compañeros y mandó archivar la causa, es el reconocimiento de la jueza de que es una causa en la que por siete años se sostuvo una imputación absurda, sin pruebas, sin delitos, y con el claro objetivo de criminalizar a la organización independiente del movimiento estudiantil. Tuvimos que llegar hasta acá para que admitiera la barbaridad que implica que Monner Sanz pidiera, además de una sanción penal para los compañeros, que se quitara a la FUBA su personería como entidad gremial de las y los estudiantes de la UBA, pretensión que, no nos olvidemos, el fiscal hizo propia con entusiasmo. Todo lo que la jueza dijo en esta resolución podía ser dicho desde el primer día, sin necesidad de someter a los compañeros al proceso, citarlos a indagatoria, forzar apelaciones y recursos para poder probar lo que podía verificarse con sólo echar una mirada crítica sobre la fabuladora mentira de la denuncia. Es un ejemplo de libro de cómo se desnaturaliza en sistema penal, con la anuencia de jueces y fiscales, para desarticular las luchas.
Carlos: el resultado de la sentencia que sobresee a los compañeros Asiner y Lutvak más que implicancias deja una enseñanza. Si bien la jueza interviniente llega a la conclusión de que no existió un delito, no podemos dejar de mencionar que mediante una denuncia rebuscada, sin fundamentos claros, se buscó manchar a la organización independiente del estudiantado. La fiscalía actuó junto a Monner Sans para ayudar a la Franja Morada a arrebatarle la FUBA a la izquierda, con la complicidad de los medios, que hicieron su propia campaña de desprestigio. El fiscal buscó darle entidad a una farsa. El fallo pone justicia a un estado irregular sobre los compañeros.
Julián: la Franja Morada y la camarilla que dirige la UBA salen derrotadas en su propio terreno. El sobreseimiento deja al desnudo que la única causa que sigue en pie contra nosotros es el sumario interno, donde el propio rector Barbieri hace de juez y parte. La Justicia les dio la espalda y esto refuerza la lucha para que ese sumario se archive también. Si la recuperación de la FUBA estuvo asociada a la rebelión popular del 2001, tenemos que tener en cuenta que la actual crisis humanitaria está engendrando una nueva ola de rebeliones, que en todas partes del mundo tienen a la juventud como protagonista. Es necesario recoger y superar esa experiencia de la FUBA, hoy que la organización independiente de la juventud junto a la clase obrera es un factor de supervivencia. El fallo le plantea al movimiento estudiantil el desafío de desalojar a los acusadores, que están atrincherados en la FUBA sin convocar a elecciones, mientras acompañan a Barbieri con una campaña de “presencialidad ya” en el pico de la pandemia.
Política Obrera
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