En la última conferencia de prensa, Axel Kicillof, junto con Agustina Vila, ministra de educación provincial, anunciaron la vuelta a las actividades presenciales en las escuelas de la provincia de Buenos Aires desde el miércoles 16/06, luego de una manipulación sobre los datos de contagios en los últimos 15 días. Se anuncia que la provincia deja de estar en alerta epidemiológica, más de 500 casos cada 100 mil habitantes, para pasar a alto riesgo, lo que permite la vuelta a la presencialidad.
Con este anuncio, Kicillof sigue la línea criminal de Larreta en CABA de habilitar la educación presencial y que fue saludada rápidamente por la oposición derechista provincial de Juntos por el Cambio, que no solo pide la presencialidad poniendo en riesgo a la docencia y la comunidad educativa, sino que pretende declarar la educación cómo servicio esencial buscando atacar la organización de los trabajadores.
La provincia en la tormenta de la pandemia
Mientras Kicillof habilita las clases presenciales, esta semana nuevamente la provincia ha tenido picos de contagios por día arriba de los 10 mil, que se suma a una tasa de letalidad de 2.5%, muy superior al promedio nacional y con una tasa de ocupación de terapias intensivas de casi el 80% en los hospitales y centros de salud, con distritos como La Matanza, Tigre y La Plata donde llega por encima del 90% o 110%. A esto se suma la denuncia de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva de que estas cifras dejan por fuera a un 24% de pacientes que son asistidos con respiradores mecánicos en salas comunes con el riesgo de mayores muertes.
Aunque el gobierno nos quiera vender el “boom” de las vacunas, tenemos a menos del 25% de la población bonaerense inoculada con la primera dosis en una provincia que ya superó los 43.500 muertos. Este porcentaje de vacunados cae en La Matanza, donde recibieron una dosis unos 400.000 matanceros sobre una población de más de dos millones de habitantes. En la docencia tenemos al 35% sin estar vacunado, y, del otro 65%, en su mayoría tampoco recibió las dos dosis.
Una nueva modificación del semáforo epidemiológico para imponer una presencialidad
El gobierno provincial impulsa la presencialidad en la provincia modificando nuevamente los semáforos epidemiológicos. En la conferencia de prensa, aunque anunció que sigue el sistema de fases en la provincia, ese no se aplicaría en los distritos para decidir la presencialidad. Esto porque si se tomaran los datos de contagios cada 100 mil habitantes, la mayoría de los distritos de la provincia están en rojo lo cual impide la presencialidad escolar.
Esta nueva modificación del semáforo es una concesión al reclamo de las escuelas privadas y las patronales que exigen la presencialidad en las escuelas a toda costa. Vale recordar que a principio de año en el Consejo Federal de Educación, Alberto Fernández, con el acuerdo de todos los gobernadores, habían flexibilizado el semáforo epidemiológico ya que con el avance de la pandemia le era imposible volver a la presencialidad.
Una presencialidad administrada en pleno invierno
Kicillof, al mismo tiempo que habilita las clases presenciales, reconoció que esta medida se da en pleno invierno. Aunque anunció que la provincia adquirió 33 mil medidores de dióxido de carbono, que permiten establecer «umbrales de alarma» para medir si puede haber elementos de contagios en el aire y ventilar los ambientes (La Tecla 11/06). Las escuelas en la provincia de Buenos Aires son más de 25 mil, con lo cual habría uno solo o con suerte dos por escuela, por eso alertó a la docencia y las familias a asistir a la escuela «bien abrigados».
Por eso esta nueva presencialidad administrada va al fracaso puesto que la mayoría de los establecimientos educativos no cuentan con las condiciones edilicias ni calefacción para la asistencia de docentes y estudiantes.
Vaciamiento educativo
Durante la pandemia se profundizó la destrucción educativa. Agustina Vila reconoció hace unos días lo que venimos denunciando desde la docencia combativa sobre el ajuste educativo en la provincia. Se refirió a los límites de la educación virtual, por la falta de conectividad y dispositivos, y de la educación presencial, con establecimientos sin condiciones edilicias para garantizar la presencia de estudiantes en las escuelas.
Ante la negativa del gobierno de dar de alta los cargos requeridos para afrontar la educación, en la provincia de Buenos Aires hay miles docentes desocupados y otros miles subocupados, mientras tenemos casi un millón y medio de estudiantes que no pudieron mantenerse vinculados a la escuela por la falta de recursos, como dispositivos y conectividad.
Mientras Kicillof extiende la fecha para el canje de títulos bajo jurisdicción extranjera hasta el 18 de junio, se niega reabrir la paritaria de docentes cuando en lo que va en este 2021 hay una pérdida salarial del 6.5% que en el año superaría a un 25% de pérdida por inflación. Un maestro con 10 años de antigüedad cobrará a partir del mes de septiembre $53.782, y con la máxima antigüedad $65.989, cuando hoy, la canasta de pobreza está en $63.000.
Con el aval de Baradel y el SUTEBA
En la conferencia de prensa, Kicillof y Vila reconocieron que la medida de abrir las escuelas cuenta con el acompañamiento del SUTEBA y el FUDB.
El apoyo de Baradel a la política aperturista de Kicillof va de la mano del intento de integración del mismo en las listas del oficialismo en las próximas elecciones legislativas. Su preocupación no son los reclamos docentes y educativos sino hacer propaganda de la política del gobierno nacional y provincial.
Frente a la política antisanitaria y antieducativa del gobierno pejotista y la integración histórica de la burocracia de Ctera y Suteba, impulsemos junto a los Sutebas multicolores, que vienen de desarrollar una caravana educativa junto con la docencia de CABA y combativa del país, una respuesta para lograr una salida a la crisis y vaciamiento educativo en función de las necesidades obreras y de defensa de la educación.
Ramiro Tissera
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