La ´pipa de la paz’ continúa lejos. En los próximos días se deben resolver las domiciliarias de varios condenados, lo cual es poco menos que sorprendente. Salvo los mayores de 70, y no en todos los casos, las condenas se cumplen en las cárceles. Uno de los hijos de Báez, sin embargo, acaba de suplantar la prisión por su domicilio, lo que sería un ´remake’ del vacunatorio VIP, pero aplicado a las sentencias judiciales. Las principales causas contra la Vicepresidenta ya se encuentran en la fase del juicio oral y público, o sea que no pueden bloquearse – a lo sumo dilatarse. Tendrían lugar en 2022. Desde el Consejo de la Magistratura el gobierno intentará instalar jueces en las vacancias disponibles. Como ha ocurrido en otros países, Argentina asiste a una prolongada lucha política que se libra en el terreno judicial entre dos fracciones de la clase capitalista. Los medios aseguran que la disputa judicial copará la campaña electoral para las Paso y las generales. Ojalá así sea decimos desde el campo antagónico a la política patronal, porque eso demostrará hasta qué punto la politiquería de turno se encuentra a espaldas del pueblo.
Este es el punto. Cuando no queda infectólogo que no pronostique una nueva ola de contagios, encima de la que nunca ha descendido verdaderamente, el centro de las preocupaciones del personal político existente es la Cámara de Casación Penal, la última instancia de apelación previa a la Corte, la cual elige los casos como le convenga. La vacunación se encuentra en completa crisis, en provisión y distribución. Como lo muestran otros países, ella tampoco es una salida inmediata e incontrovertible a la pandemia. En Argentina llega tarde para contener la nueva ola, sin embargo Nación y Provincias rivalizan en quién ´abre’ más lugares de trabajo y sobre todo escuelas. La situación de Brasil y Paraguay no los disuade – los muerte de un negocio es, para ellos, más trágica que la vida de las personas. El temor a un colapso productivo está vinculado a las condiciones capitalistas de la producción, no es una fatalidad del virus. Una organización internacional de la vacunación, de la producción de jeringas y tapabocas, de la logística a cargo del estado; los tests y seguimientos de contactos estrechos; la ampliación de la prevención; la utilización a fondo de todos los recursos sanitarios y económicos acumulados serían suficientes para una contención de la pandemia, como se ha probado en un par o poco más de países. Pero esta dirección de los recursos es incompatible con el monopolio capitalista de la producción. Lo prueban los ajustes que impone el FMI para conceder mayor ´liquidez’ a las naciones vulnerables, que son la inmensa mayoría.
Significativamente, la crisis en curso debutó en el ministerio de Salud y ahora pasa a Justicia – el próximo es Economía, como lo revela la disputa por el aumento de tarifas “en un año electoral”. No es un absceso, vamos a una gangrena. Esta disgregación afecta a todas las fuerzas en disputa, fundamentalmente las patronales, pero también a la izquierda, como hemos dejado en claro en estas páginas en estos dos años. Los períodos de catástrofes y rebeliones trazan una delimitación más intensa entre las tendencias adaptacionistas, de un lado, y las revolucionarias del otro.
La huelga docente en Santa Fe, votada por mayoría entre casi 50 mil docentes, marca con fuerza la tendencia de la base de los trabajadores. Lo mismo la huelga docente en Santa Cruz, Neuquén y los paros en provincias. La poderosa lucha contra la gran minería en Chubut; la larga huelga en Arrebeef, reprimida en forma brutal hoy por la policía; la reciente huelga en Siderar Ezeiza. En vísperas de una acentuación de la crisis sanitaria, Argentina asiste a una serie seguida de luchas tenaces. La movilización de los compañeros desocupados se incrementa. Mientras arriba discuten el Poder Judicial, abajo se lucha para terminar con la miseria social.
Jorge Altamira
16/03/2021
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