Héctor Daer, secretario general del sindicato, anunció una medida para el próximo martes en el caso de no haber novedades. Reclama un 16% de aumento para cerrar un acuerdo anual de 35%, lo que dejaría el salario básico en $56.700 pesos, lejos de la canasta familiar, valuada en más de 100.000.
El paro fue precedido por asambleas en las que no se le dio la palabra a ningún trabajador, Fueron circunscriptas, además, a la ciudad de Buenos Aires y con distinto alcance. Al otro lado de la General Paz, y más aún en el interior del país, los trabajadores se enteraron de la medida por los medios de comunicación.
La huelga
La dirigencia oficialista de la Celeste y Blanca trabajó para dificultar el desarrollo y organización de las medidas, evitando poner horarios a los cortes u organizar puntos de encuentro en los lugares de trabajo, para que los trabajadores no queden expuestos a presiones patronales en sus sectores. Sin embargo, la jornada se desarrolló plenamente por la presión y disposición de las bases que exigían, en las asambleas, medidas, respuestas y precisiones para mostrar su descontento.
La conducta de la directiva del sindicato responde a un acuerdo con las patronales. Consiste en utilizar la huelga como arma de extorsión al gobierno para que libere los aumentos de las tarifas de las prepagas a los usuarios. Este pacto quedó claro con el apoyo público de Belocopitt (Swiss Medical) a la medida. Si quedaba alguna duda, Daer se ocupó de dejarlo en claro en sus últimas declaraciones antes del paro pidiendo, él mismo, la suba de las tarifas. Los trabajadores advirtieron la maniobra.
La burocracia sindical no puede evitar, de todos modos, que el activismo del gremio se temple en una confrontación directa con las patronales. En un terreno es que el trabajador toma conciencia del obstáculo que representa la burocracia para desenvolver la lucha y lograr los objetivos. Las conclusiones ya están comenzando a circular entre los trabajadores de sanidad.
En las últimas horas, pararon los trabajadores que aún no se habían sumado a la medida fueron, haciendo cada vez más difícil para la conducción del sindicato morigerar el impacto de la lucha. En numerosos lugares, la iniciativa superó a la burocracia. Se vieron cortes de calle, asambleas y distintas expresiones de unidad y lucha como en la clínica Favaloro, Hospital Italiano, Instituto Médico de Alta Complejidad, el Centro de Diagnóstico Dupuytren, Hospital Español, entre tantos otros. Los ambos, bombos y platillos coparon las calles de la ciudad.
Cómo sigue
Este fin de semana la directiva del sindicato comunicará cómo siguen las negociaciones por la recomposición salarial. Miles de enfermeras y enfermeros salieron a la lucha. La mayoría de ellos son “multi trabajo” -trabajan a doble turno- y han visto bloqueados sus reclamos en el sistema público por las direcciones de UPCN, Sutecba y ATE. Por otra parte, ha despertado la atención del conjunto de los trabajadores profesionales de la Ciudad el acuerdo inconsulto de la dirección de Médicos Municipales. Finalmente, la huelga de sanidad hace eco en todas las provincias, de Tierra del Fuego a Salta, tanto en el sistema público como privado. Mientras los trabajadores de Sanidad luchan, los judiciales de Buenos Aires y los trabajadores vitivinícolas declaran el paro también.
Ahora la tarea es preparar las nuevas asambleas para iniciar un plan de lucha que comience con un paro total el martes próximo y se extienda en todo el país con el apoyo de los trabajadores de la salud pública. Para enfrentar la nueva ola de la pandemia, no empezamos de cero. Hemos recorrido una larga experiencia de lucha. La intransigencia patronal debe ser enfrentada con el método de la huelga por tiempo indefinido como ya ha demostrado la experiencia de los aceiteros. Abramos el debate, compañeros, que al salario obrero lo defiende el obrero y no Belocopitt.
Soledad Domínguez
26/03/2021
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