lunes, 7 de septiembre de 2020

El Ejército “de la democracia” reivindica el Operativo Independencia, prólogo de la dictadura



Este sábado 5 la cuenta oficial del Ejército Argentino en Twitter publicó un homenaje a militares que murieron ese mismo día, pero de 1975, en el llamado “Combate de Potrero Negro”, uno de los episodios del Operativo Independencia desplegado entonces en la provincia de Tucumán.
Con el lema “#CumplirConLaPatria”, la fuerza reivindica el operativo dispuesto ese año por el gobierno de Isabel Martínez de Perón, que bajo la excusa de combatir un foco guerrillero del Ejército Revolucionario del Pueblo ocupó de milicos la región para vencer la insurgencia obrera que no había podido contener la vuelta de Perón en 1973. Por el asesinato masivo de activistas, la existencia de campos de concentración y tortura y la aplicación del terrorismo estatal sobre el conjunto de la población, el operativo es considerado un adelanto del plan sistemático de genocidio de la dictadura.
A contrapelo del discurso presidencial, que busca establecer una separación tajante entre las Fuerzas Armadas de ese entonces y las actuales, el tweet deja claro con la bandera de “#SomosElEjército” el hilo de continuidad existente entre su pasado y su presente. Algo que ha sido claro para el movimiento popular que enfrenta desde hace décadas la impunidad de los crímenes de los genocidas, que ha rechazado en las movilizaciones de este año el llamado de Alberto Fernández a “dar vuelta la página” en relación con los mismos. Y que ha logrado con su lucha la realización de dos juicios a los criminales militares y de otras fuerzas partícipes del Operativo Independencia, el segundo de los cuales comenzó en diciembre de 2019 y tuvo nuevos episodios solo días atrás.
El mensaje del Ejército forma parte de una saga de acciones de estos años, incluidos actos públicos, en reivindicación del Operativo Independencia, entre los cuales puede mencionarse el mensaje del entonces jefe del Ejército, Claudio Ernesto Pasqualini, en febrero de 2019. Un año después, en su acto de despedida, la figura de Pasqualini fue destacada por el actual ministro de Defensa, Agustín Rossi.
La insistencia de Alberto Fernández y su ministro en desligar a la fuerza represiva de su historia se inscribe en una larga política del Estado: la reinstalación de las Fuerzas Armadas, repudiadas con atino por el movimiento popular, en tareas de represión interior. Este objetivo tuvo un capítulo clave con la designación de César Milani (también el partícipe del Operativo Independencia) al frente del Ejército bajo el gobierno de CFK, que desenvolvió varios operativos –con Rossi a la cabeza- de despliegue militar en las fronteras.
El macrismo profundizó está línea, mientras sus funcionarios negaban los crímenes de la dictadura; y ha dado un nuevo salto bajo el actual gobierno. Mientras las Fuerzas Armadas participan de operaciones conjuntas con el imperialismo norteamericano, el Ejecutivo promueve la sanción de un Fondo de Defensa que implica una partida de 34.000 millones de pesos para equipamiento y operaciones militares; y ha establecido recientemente un millonario blanqueo salarial para sus agentes (que se lo niega a una gran masa de los trabajadores públicos). Con la excusa de la pandemia y de la realización de “tareas de asistencia social”, se ha desplegado al Ejército en los barrios carenciados, con el fin de reforzar el bastión de uniformados contra las movilizaciones de un pueblo hambreado e infectado. En esa misma línea enviaron en junio militares hacia las localidades salteñas, a pedido del gobernador Gustavo Sáenz.
La nueva loa al Operativo Independencia es el emergente de una política de empoderamiento del conjunto de las fuerzas represivas, que exhibe sus resultados con los 92 casos de gatillo fácil desde marzo. En esa misma película se insertan las proclamas represivas de Sergio Berni, a quien los gobiernos nacional y bonaerense sostienen en el cargo pese al reclamo popular que exige su renuncia por su responsabilidad en la desaparición seguida de muerte de Facundo Castro. Luego de que Alberto Fernández expresase su “orgullo” por las Fuerzas Armadas (en el acto por el 170º aniversario de la muerte de San Martín), el presidente anunció junto a Axel Kicillof y Sergio Berni un costoso “plan de seguridad” en la provincia de Buenos Aires, que incluía la colocación de casi 4.000 gendarmes y/o policías federales y un incremento de 10.000 agentes para la policía bonaerense, responsable del crimen del joven y de 42 casos de gatillo fácil.
La lucha contra la represión de ayer y de hoy tiene, como se ve, una unidad de hierro. El entrelazamiento de las fuerzas con el crimen organizado deja claro que no hay en su empoderamiento ningún objetivo de terminar con la delincuencia. Lo que preparan el gobierno nacional y los provinciales es un vallado contra las protestas y una eventual rebelión de nuestro pueblo, sometido a la crisis de vivienda y sanitaria, el ajuste y la desocupación.
En defensa de las libertades democráticas y del derecho a la protesta, vamos por el juicio y castigo a todos los genocidas y la derrota de esta avanzada represiva.

Tomás Eps

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