Los números oficiales presentados diariamente por el gobierno han conmovido a la población y al conjunto de la opinión pública. La carta abierta de la asociación de terapistas intensivos terminó por quitar todas las dudas. “Sentimos que estamos perdiendo la batalla, que nos han abandonado”, dicen.
Los terapistas denuncian que en las salas no hay más camas con respiradores mecánicos, a pesar de los porcentajes de ocupación que presentan el gobierno nacional y de la Ciudad.
Ha circulado también una carta firmada por médicos, representantes institucionales de la Facultad de Medicina y la Universidad de Buenos Aires, que retrata el cuadro de agotamiento total de los trabajadores de la salud que es contundente: “Nosotros también nos enfermamos, nos morimos”.
Impacto
Los terapistas a través de su carta han reflejado crudamente el pasaje de la política de la cuarentena “en defensa de la vida” del gobierno al levantamiento paulatino y apertura en fases de la industria y el gran comercio, lo que ha disparado el ritmo de contagios. Los médicos que adscriben al documento de la Facultad de Medicina advierten al gobierno sobre las consecuencias inminentes que se producirán si no se toman medidas urgentes en referencia a la circulación social y detección de los casos. Al calor de esto, se instaló en las redes sociales el reclamo de “¡botón rojo ya!”, por los dichos de AF, que declararía un repliegue al encierro total si la situación continúa agravándose. Es, efectivamente, lo que está ocurriendo. Pero contrariamente a las advertencias presidenciales, y con su anuencia, las “aperturas” se suceden semana a semana.
Los números son aún más graves que los que se reconocen oficialmente, no ya respecto de la cantidad de contagios detectados y no detectados, sino de fallecidos. “Hasta el 8 de agosto llegó a acumularse 1.606 muertes que no habían sido informadas. Esto quiere decir que cuando los argentinos creían que había un total de 4.606 muertos, en realidad había 6.212, lo que representa un 34 por ciento más” (Clarín, 2/9).
21S
Hasta ahora, los gobiernos han ignorado el impacto del colapso sobre los trabajadores de la salud. Las burocracias sindicales de los diferentes gremios se han mantenido al margen de las iniciativas, reclamos y problemas que los trabajadores denuncian permanentemente en clínicas y hospitales. La necesidad de sindicatos independientes de los gobiernos y de los partidos políticos patronales está a la orden del día para defender la vida de los compañeros.
Este 21S, los trabajadores de enfermería, a través de su autoconvocatoria, promueven una acción de lucha para movilizar hacia la Plaza de Mayo. La llamada suma adhesiones todos los días y trasciende al personal de enfermería. El “botón rojo” es urgente para contener el desastre. Se debe cerrar la industria y el gran comercio no esenciales y atender todos los reclamos que discuten los trabajadores de la salud – jornada de 6 horas, contratación de personal, salario equivalente al costo de la canasta familiar, equipamiento de protección personal. Por una coordinadora nacional de salud.
Maxi S. Cortés
05/09/2020
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