Las cifras de deserción universitaria de 2023 pintan de cuerpo entero la situación más general del país. En el CBC de la UBA hubo 55.857 anotados frente a los 63.044 de 2022 (Clarín, 23/7). Para justificar esto, algunos sectores ligados a la gestión parten de un problema relacionado a la calidad del nivel medio de lxs estudiantes. Es posible que el deterioro educativo, producto del recorte presupuestario de los gobiernos sobre la educación primaria y secundaria, pueda influir siendo que la instancia del CBC funciona como un “filtro”. Pero el problema que atraviesa hoy a la juventud tiene que ver con aspectos de orden material.
Esto es inescindible de los problemas más generales del país, como las cifras de trabajadores que están en la pobreza; el 43,2% de la población (18 millones de personas) está en esa situación. Aún así, hay sectores como el de Milei o aquellos ligados a Jorge Macri que plantean que la salida es el arancelamiento de la universidad; o como el de Bullrich, que dice que el problema son los migrantes. Entretanto, el gobierno de Massa-CFK viene recortando el presupuesto universitario. Todos los que gobernaron son responsables del desguace de la educación pública.
La juventud, cada vez más golpeada
A la hora de buscar trabajo, lxs jovenes nos encontramos con varios obstáculos: infinidad de requisitos solicitados para ingresar a un trabajo en blanco, años de experiencia, cvs rebalsantes y un sin fin de cuestiones imposibles para una persona que recién sale del secundario y busca su primera experiencia laboral. Esto desencadena en que tomamos trabajos más precarios, con menos requisitos. Se trata de una jugada de los capitalistas para mantener el ejército de reserva y poder contratar o despedir a piacere sin tantos límites.
Entre lxs jóvenes empleadxs en el mercado laboral, la informalidad asciende al 68,3% (Encuesta permanente de hogares; 2022). En este sector priman los salarios de pobreza (cuyos montos están por debajo de la canasta familiar) y el pluriempleo (les jóvenes se ven forzados a buscar otro trabajo para conseguir más dinero y llegar a fin de mes). En este marco, la educación queda relegada a un segundo plano.
Organicémonos contra la deserción
El recorte presupuestario del gobierno nacional y de las autoridades de la UBA tiene consecuencias concretas en la educación: más filtros, menos cupos, menos comisiones y menos docentes (se produce un éxodo por los bajos salarios que se perciben). Todo esto responde a la decisión política de los que gobiernan de dirigir los recursos que se le recortan a la educación al pago de la deuda externa y a impulsar prebendas económicas para los capitalistas industriales, los banqueros y los acreedores internacionales. El lado de la mecha que eligieron está claro.
En este contexto, hay un gobierno (Frente de todos-Unión por la patria) que decidió desguazar la educación, y una oposición patronal que plantea o el recorte de las carreras para seguir profundizando el ajuste en la educación o avanzar directamente en la privatización (lo que ya de facto está sucediendo). Por eso es clave que estudiantes, docentes y no docentes nos organicemos de forma independiente contra la deserción, por presupuesto educativo y por condiciones de cursada para que nadie se quede afuera. Esto no puede estar exento de la organización por trabajo genuino, condiciones laborales dignas y un salario mínimo igual a la canasta familiar. Este programa hoy en día está expresado en la lista del Frente de Izquierda Unidad que lleva como precandidato a presidente a Gabriel Solano y a Vanina Biasi como precandidata a jefa de gobierno de la Ciudad.
Martina Sarubbi
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