La disputa entre Nación y las provincias tiene como trasfondo el reparto de las regalías por la explotación del recurso natural. Pero no solo eso. Recientemente, la norteamericana AES que explota la represa Alicurá dijo a El Cronista que no está interesada en quedarse con la operación y el mantenimiento de la represa sin la titularidad de la concesión. Este parece ser un interés que comparten todas las concesionarias en juego: AES, Enel, Orazul Energy y Central Puerto. Advirtieron que podrían acudir al CIADI de creerlo necesario porque el Estado incumplió los contratos con el fin de la convertibilidad y la pesificación de las tarifas.
La renegociación de las concesiones de las operadoras de las represas privatizadas durante el gobierno de Carlos Menem y sostenidas durante los gobiernos de los Kirchner será aprovechada por las multinacionales para dolarizar las tarifas de servicios eléctricos. De aquí a 2026 vencen 11 contratos de concesión de represas cuya capacidad de generación eléctrica equivale al 20% de la energía aportada al Sistema Nacional. Las cuatro empresas con las que el gobierno de Massa debe negociar concentran la mayoría de esa producción.
De otro lado, los capitales que se encuentran en posesión de las represas temen perder su concesión en favor de China. Más al sur, la obra del complejo hidroeléctrico Néstor Kirchner y Jorge Cepernic continúa a toda marcha. En su reciente viaje al país asiático Massa desbloqueó trabas a su financiamiento. Las represas deberían haber entrado en funcionamiento en 2020. El contrato con el consorcio establecía que, terminada la obra, el préstamo otorgado se pagaría con las ganancias de la venta de energía. La modificación del contrato para la rehabilitación del financiamiento, que prevé un giro de USD 1.000 millones para este año no es de público conocimiento. La asistencia de China a Massa para pilotear el impasse del acuerdo con el FMI podría sumarle porotos.
La medida de corto vuelo de Massa, interesado en no levantar polémicas que afecten su elección y en que la justicia “no meta la cola”, no resuelve el problema de fondo. El destino de las concesiones de las represas en cuestión está íntimamente atado al problema de la deuda pública, en el cual comienza a ingresar un nuevo actor como árbitro, China. La guerra de la OTAN y Rusia que da pasos firmes hacia una escalada mundial que integrará a China, interviene en cualquier decisión que se tome respecto del control y uso de los recursos naturales; esto vale para los negocios del petróleo, de la soja, del litio o de la energía y el agua. Ninguna nacionalización, aislada de una caracterización de los capitales que se encuentran en pugna a nivel internacional y de la guerra misma, va a abrir una perspectiva de progreso a la clase obrera argentina y mundial.
Elena Florín y Patricia Urones
15/07/2023
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