Es sobre esta base que se ha conjugado la dislocación del PJ de Perotti. El desplante formalizado en la lista interna donde convergieron Agustín Rossi, la vicegobernadora Alejandra Rodenas, el Frente Renovador de Massa, el Movimiento Evita y el rebelde de la justicia, Armando Traferri, cristalizó un intento de recambio dentro del justicialismo.
Traferri, perteneciente al riñón histórico del peronismo desde hace por lo menos 30 años, reniega de presentarse a la audiencia imputativa -una asociación ilícita en torno al juego clandestino - que le endilga la fiscalía. Afincado en sus fueros de senador, esta discusión será asunto de la Corte Nacional, donde más temprano que tarde quedará sometido al proceso penal. Mientras tanto, la defensa “corporativa” de la legislatura sigue al vilo de que donde caiga uno, caen todos, sin distinción política. A la par, fiscales rosarinos que lo deschavaron, ligados al aparato del PJ, fueron condenados por delitos de cohecho en 2020.
Entre tanto, la legislatura se consideró competente para deponer cargos jerárquicos del Ministerio Público de la Acusación, un organismo que goza de “autarquía financiera y organizativa”. En el caso concreto, relevó de su cargo al ex ministro de Seguridad, Marcelo Saín. Saín, ya “fuera” del Estado, expuso el manto de impunidad que han tenido sobre el crimen organizado las fuerzas políticas, desde el Frente Progresista, el peronismo y los radicales-macristas.
Los gravísimos crímenes no cesan. Los homicidios en Rosario y sus alrededores, hasta las localidades de San Lorenzo, han sido noticia nacional. Los asesinatos de dos jóvenes han desembocado en una pueblada y marchas de pedido de justicia a los gobiernos locales, cuyas figuras políticas deslindan su responsabilidad y auguran la receta conocida de reformas represivas. Implosión política por arriba, bronca y movilización por abajo, son dos aspectos de una crisis de régimen.
Las elecciones
En este plano es que Perotti no logró revertir la derrota en las PASO, donde la provincia se tiñó de amarillo, “comandada” por la periodista de espectáculos Carolina Losada y el radical macrista Barletta. La canalización de la crisis de parte de la derecha no es un cheque en blanco ni una “consolidación”. A su vez, el rechazo al gobierno, y por elevación al régimen, se manifestó en una concurrencia baja a las urnas – un 70% por ciento. El Frente Progresista también sufrió el “castigo”: apenas ganó en Rosario sobre el candidato massista del FdT, quienes ya avisaron, serán 6 ediles en distintos monobloques, y perdió en la ciudad de Santa Fe contra JxC.
Con el diario del lunes, el gobernador asumió los reacomodamientos políticos que no se harán esperar. A fin de año, la renovación del gabinete es prácticamente un hecho, principalmente quitando a los hombres vinculados al chivo Rossi que aún persisten. A su vez, los radicales que tienen un pie dentro del Frente Progresista y el otro en Cambiemos, prometen disputar la presidencia de la cámara baja al socialismo.
En los mentideros se comenta un acuerdo entre el peronismo “díscolo” a Perotti con el macrismo, una fórmula que casi consagra como mandatario a Miguel Del Sel en 2015. A cambio, obtendría la impunidad judicial de este sector del PJ.
Perspectiva
Lo cierto también es que los trabajadores buscan encontrar una salida a sus reivindicaciones más sentidas. Las huelgas docentes, que se desarrollaron a principio de año y en esta última parte, contra los aumentos de miseria concretados entre la burocracia y el gobierno, junto a las movilizaciones autoconvocadas del personal de salud, tanto durante los meses más álgidos de la pandemia hasta la semana pasada, por el pase a planta, la recategorización y el ascenso a la carrera profesional, dan cuenta de que no es inmovilismo lo que prima entre los explotados. Más aún, la posibilidad de deliberación entre la clase obrera ante las elecciones sindicales que se abren en este período nos plantea importantes desafíos políticos.
Agustín Fernández
18/11/2021
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