Escenas terribles se han replicado en las últimas semanas, que muestran a familias que no llegan a comer todos los días. El consumo de carne se desplomó de 36 a 26 kilos por habitante. A fines de 2020, el hambre superaba los 19 millones de personas. Hoy esa situación se profundizó. Arriba del 55% de todos los hogares vive con inseguridad alimentaria, 116 millones de personas (esquerdaonline, 12/11). 108 millones de trabajadores solicitaron ayudas de emergencia durante la pandemia, pero sólo la recibieron 68 millones, y Bolsonaro las canceló en octubre de 2021. Hay 25 millones de personas completamente pauperizadas (ídem). El precio de los alimentos se ha elevado en más de un 30% en el año.
Organizaciones sociales realizaron este sábado la Marcha Contra el Hambre por las principales calles de Brasil. Participaron el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) y el Frente Gente Sin Miedo. Decenas de miles se movilizaron en las capitales Aracaju, Belo Horizonte, Goiânia, Maceió, Porto Alegre, Recife, Río de Janeiro y São Paulo, además de Ceilândia (DF) y Montes Claros (MG). Exigieron acciones para mitigar la inflación en los precios de los alimentos y la situación de hambre desnudada por la Encuesta Nacional sobre Inseguridad Alimentaria en el Contexto de la Pandemia de Covid-19 en Brasil, elaborada por la Red Brasileña de Investigación sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria, y Nutrición (Rede Pensan).
Bolsonaro pretende desmontar el plan Bolsa Familia, que llega a unas 15 millones de familias, y el Sistema Único de Asistencia Social (SUAS), para sustituirlos por el plan Auxilio Brasil, que será financiado por un cambio en las reglas fiscales, del orden 50 mil millones de reales (bloomberg, 10/11).
El plan de “Auxilio" será controlado por una parte de su base social de cara a las elecciones. Bolsonaro quiere reproducir el sistema de los punteros del Conurbano pero no para una provincia de 20 millones, sino para un país de 220 millones de personas. El plan llegaría a 17 millones de familias y tendría un monto de transferencia de 400 reales. Financial Times califica a este plan como la última esperanza de Bolsonaro para ser reelegido.
El aumento de la inflación al 10.25% anual, afecta directamente sobre los precios de los alimentos, la energía, el gas de cocina y el transporte. Más de la mitad de los trabajadores ha visto derrumbarse el salario real.
El 70% de las paritarias brasileñas fueron celebradas con acuerdos a la baja, y sólo el 10% la superó. Los salarios fueron descendiendo más luego de la reforma laboral de 2017. La tasa de desempleo no baja del 14%, pero con 5,6% de desalentados y más del 28% de subutilización de la fuerza laboral.
Emiliano Monge
16/11/2021
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