jueves, 12 de diciembre de 2019
Burocracia sindical: a los codazos por las cajas
La postal de unidad en torno al nuevo gobierno encubre la disputa feroz por los cargos que tiene lugar por estas horas.
En la asunción de Alberto Fernández se pudo ver, aplaudiendo y cantando “la marchita” en uno de los palcos del Congreso, a un apretado grupo de burócratas: Héctor Daer, Andrés Rodríguez y Antonio Caló; más atrás, Omar Viviani, Hugo Moyano, Roberto Baradel y otros. Esa postal de unidad en torno al nuevo gobierno encubre la disputa feroz por los cargos (y las cajas) que tiene lugar por estas horas.
Armando Cavalieri no está en la foto pero sí en la lista de los ganadores. Además de ser un íntimo amigo de Claudio Moroni (el flamante ministro de Trabajo) logró ubicar en la Secretaría de ese Ministerio, el segundo lugar de importancia, al asesor letrado de su gremio, Alberto Tomasone.
El primer nombre que trascendió para secundar a Moroni fue el de Miguel Ángel de Virgilis, también un ex abogado de Comercio. De Virgilis trabajó con Moroni en la Sigen, la Anses y la Afip. Sin embargo su paso por la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad (como subsecretario de Trabajo) y su estrecha ligazón con el estudio que colaboró con Hernán Lombardi en el diseño del plan de despidos de la agencia Télam, convencieron a Moroni de la conveniencia de reservarle una función menos expuesta, con rango de asesor.
Al momento de escribir esta nota se definían dos direcciones estratégicas: la de Asociaciones Sindicales, responsable de dirimir las pujas entre gremios, para la que suena con fuerza la abogada Mónica Risotto, del sindicato de taxistas; y la Dirección de Negociación Colectiva, encargada de la homologación (y de la no homologación) de los acuerdos paritarios.
El otro trofeo mayor se lo llevó Andrés Rodríguez: luego de ganarle una fuerte pulseada a Ginés González García, el recién nombrado ministro de Salud, logró imponer a David Arruachán (ahora ex presidente de Accord la obra social de UPCN) – al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud: una de las cajas más preciadas para la burocracia.
En la lista de funcionarios catapultados por su relación con el mundo sindical hay que mencionar a Nicolás Trotta, actual ministro de Educación y ex rector de la (Umet)y a Francisco Meritello, el nuevo secretario de Medios, proveniente del grupo Octubre; ambos ligados al líder de los encargados de edificios (Suterh), Víctor Santa María.
El que está quedando en la banquina es Hugo Moyano, quién se jugó sin éxito por meter a Guillermo López del Punta en la cúpula de Transporte. Ese fue el reclamo que le hizo en persona a Alberto Fernández cuando lo visitó en la Federación de Camioneros. El puesto de ministro se lo llevó finalmente Mario Meoni, un hombre del massismo, y el segundo lugar fue para el cordobés Walter Saieg, alineado al senador Carlos Caserio. Del Punta quedó relegado a la Subsecretaría de Transporte de Cargas.
"Este gobierno, al que los trabajadores le hemos dado la posibilidad de que asuma, debería convocar a los hombres del trabajo para algunos lugares donde se discute la actividad", disparó con tono desafiante Hugo Moyano en el cierre del acto de su corriente de la Juventud Sindical, horas antes de la asunción de Fernández.
A la lista de funcionarios “sindicales” se sumó sorpresivamente Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA-Yasky, que será la titular del nuevo Ministerio de las Mujeres, Política de Género y Diversidad Sexual, de la provincia de Buenos Aires. Según se dice, la confirmación de Díaz puso fin a las críticas de la CTA por el nombramiento de Sergio Berni como secretario de Seguridad de Kicillof (“si no le gustan mis principios… tengo otros”).
Miguel Bravetti
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