Alertan de la peligrosa escalada de desinformación internacional sobre el caso de RCTV.
Intelectuales argentinos iniciaron una campaña hoy para respaldar al gobierno de Venezuela ante la "desmesurada" acción de la prensa internacional que intentó "convencer al mundo" del presunto "cierre" de la cadena Radio Caracas Televisión (RCTV) en Venezuela, cuando se trató del derecho a decidir "si se continuaba o no con la concesión de un espacio radioeléctrico, recurso inalienable para usar en favor de los pueblos".
El premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, el cineasta Fernando Pino Solanas, los sociólogos Atilio Borón y Alcira Argumedo, entre otras personalidades, manifestaron sus posiciones a este periódico y condenaron esta campaña "como una peligrosa escalada de desinformación", que puede servir de plataforma a otros planes de Washington.
Asimismo apoyaron la carta enviada por un grupo de importantes intelectuales y artistas británicos al presidente Chávez publicada por el periódico londinense The Guardian , donde afirman que es legítima la decisión del "gobierno venezolano de no renovar la licencia emisora del canal RCTV, que expiró el 27 de mayo.
Añaden que "RCTV no solamente respaldó el golpe militar ilegal de abril 2002, sino que estuvo profundamente involucrada en su ejecución y dio apoyo práctico al derrocamiento del gobierno (...) Durante las 47 horas en las cuales los perpetradores del golpe estuvieron en el poder, derogaron gran parte de la Constitución democrática de Venezuela, cerraron la Asamblea Nacional, la Corte Suprema y otras instituciones del Estado.
También se refieren a "la participación directa" de RCTV junto a los autores del golpe y llaman a apoyar la decisión venezolana advirtiendo a los lectores ingleses que imaginen "las consecuencias si se descubriera que la BBC o ITV fueran parte de un golpe contra el gobierno británico".
Entre los firmantes figuran el premio Nobel de Literatura, Harold Pinter; el escritor y cineasta John Pilger; el especialista en cuestiones internacionales, Tony Benn; el escritor y periodista Tariq Ali; y la académica Julia Buxton.
Algo en que coinciden argentinos y británicos en este caso es destacar que a pesar de las acusaciones de los oponentes políticos al presidente Chávez, "no hay censura en Venezuela, país donde 95 por ciento de los medios de comunicación" están en manos de la oposición, con cinco de los canales de tv en manos privadas, que controlan 90 por ciento del mercado".
La totalidad "de los 118 periódicos y 706 de las 709 emisoras están en manos privadas. RCTV, lejos de haber sido silenciado, ha sido autorizado para seguir trasmitiendo por cable y vía satélite".
Pérez Esquivel apoyó la decisión del gobierno de Venezuela y recordó que fue testigo del papel de los medios venezolanos privados en el golpe de 2002, "que de acuerdo a lo actuado en las primeras horas por los usurpadores del poder, podría haber sido terrible para ese país y el mundo. Pero fue derrotado ejemplarmente por la voluntad democrática popular".
Coincidió con el cineasta Fernando Pino Solanas en afirmar que detrás de esta campaña se advierte un grave intento por desestabilizar al gobierno de Chávez. "Después de lo que sucede en Irak no podemos dejar que los empresarios de la muerte hagan su voluntad sobre el derecho a la vida", dijo Pérez Esquivel.
A su vez Solanas advirtió sobre "el atropello y usurpación que significa que los espacios de comunicación en toda América Latina estén en manos de empresas privadas. En este caso es evidente el papel que cumplen y se ha llegado al extremo de hacerle creer a la audiencia que Venezuela está atentando contra la libertad de expresión y no defendiéndola, al asegurar mayores espacios para el derecho a la información, objetiva, veraz y plural".
El cineasta recordó que los espacios de las frecuencias electromagnéticas "no son propiedad de las empresas sino de los pueblos, que conceden licencias para una explotación que cumpla con la finalidad social del servicio, como un derecho que forma parte de la Carta Universal de Naciones Unidas sobre los derechos Sociales y Humanos" y tienen derecho a recuperarlas, si no cumplen esa función.
Consideró que América Latina "está siendo vulnerada por las empresas mediáticas que utilizan el chantaje, la presión, la mentira y desinformación. A través del esquema del llamado rating han logrado un sistema de degradación cultural sin precedente. Creo que buena parte de nuestros males es no haber puesto en caja a tantas corporaciones y empresas que violan los derechos de los pueblos. En Venezuela hemos visto la paciencia y justicia con que actuó el gobierno, soportando todo tipo de agresiones, incluyendo las invitaciones al magnicidio, como se ha visto en las televisoras. Debemos apoyar a este gobierno que está en peligro como lo vemos a través de esta campaña increíble y tan disciplinadamente perversa".
La socióloga y escritora Alcira Argumedo apoya este criterio al considerar que hay dos países que en este momento "están en alto riesgo: Irán y Venezuela. Este país siempre apareció como el territorio de repliegue de Estados Unidos y la retirada de Irak puede ser altamente peligrosa y es la principal amenaza sobre Chávez, que ha mostrado una voluntad política extraordinaria para usar los recursos para la independencia y liberación real".
Dijo que también hay que considerar que Chávez y el pueblo venezolano derrotaron golpes, paros y campañas temibles y aparecen como imbatibles para estados Unidos y sus proyectos.
Para Argumedo los dueños del poder y de esos medios de prensa "saben el peligro que significan para sus intereses las visiones alternativas y las voces múltiples en la que estamos viendo actuar a Venezuela tan creativamente. Lo hemos visto en el caso de Irak, donde esa visión alternativa destapó el horror, el crimen y desnudó la verdad sobre los supuesto defensores de la democracia".
También el sociólogo, escritor y catedrático Atilio Borón respaldó desde Noruega, donde se encuentra, la legitimidad de la decisión venezolana y recordó que una campaña mediática como la actual ya fue utilizada "en el intento de derribar al presidente Chávez democráticamente elegido. Eso es una violación allí en Estados Unidos, en Europa. El golpe de 2002 fue preparado por los medios privados y las televisoras que fueron parte del mismo hubieran sido clausuradas de inmediato en cualquier país del mundo. El gobierno no lo hizo pero tiene el derecho de no renovar una licencia, cuya utilización ha sido tan cara para el pueblo".
Stella Calloni
La Jornada
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