Bogotá, 22 de mayo de 2007
El trámite del TLC refleja un fracaso de la estrategia del gobierno Colombiano. Después de haber montado un gigantesco operativo de cabildeo para que el TLC fuera aprobado rápida y conjuntamente con el de Panamá y Perú, el resultado fue que la ratificación se ha postergado indefinidamente y no tiene la suerte clara.
En esto tiene gran responsabilidad la lucha del pueblo colombiano que por medio de movilizaciones, debates y protestas ha llamado la atención de la opinión pública mundial sobre la ilegitimidad del gobierno y ha colocado en primera plana el escrutinio de la antipopular y autoritaria política del gobierno.
La estrecha alianza con Bush en lugar de facilitar el trámite lo ha dificultado y en Estados Unidos se acrecientan las reservas sobre los tremendos escándalos en que se ha visto inmerso el ejecutivo colombiano.
El gobierno de Uribe ha accedido en el TLC a todas las exigencias de Estados Unidos. Después de cerrada la negociación, aceptó exigencias adicionales en temas como carne y pollo. Ha hecho concesiones unilaterales en todos los asuntos que debían haber sido negociados en el TLC y ahora nuevamente va a ceder ante las exigencias de hacer modificaciones a los textos que aumentan las ventajas para Estados Unidos y lesionan aun más la soberanía nacional, evidenciando inclusive que las supuestas ventajas que tendría Colombia en el comercio con ese país no eran mas que una falacias. Su debilidad ha llegado al extremo de que tendrá que aceptar nuevas exigencias en materia de mostrar resultados concretos en el tema de la parapolítica, los asesinatos de sindicalistas y la violación de los derechos humanos. No está fácil esta enésima arrodillada.
Ha quedado claro que el texto que se tramitará en EEUU será diferente al que hace curso en Colombia, que las modificaciones no se harán por medio de cartas adjuntas y que la alianza Uribe – Bush – Multinacionales puede ser derrotada por la alianza de los pueblos, incluyendo el estadounidense.
En Colombia se están librando importantes batallas en las cuales de una u otra manera tiene que ver la política acordada en el TLC. El paro Universitario y de educadores y el paro nacional del 23, deben contribuir a que la opinión nacional e internacional se den cuenta que el pueblo colombiano tiene una opinión adversa a la política gubernamental.
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