A partir de entonces, aunque estudia en el Conservatorio Provincial de La Plata y después toma clases con los maestros Agustín Alezzo y Augusto Fernandes, también comienza a militar en la izquierda. Se afilia a la Asociación Argentina de Actores (1965), pero a menudo asiste al vanguardista Instituto Di Tella atraído por las obras de Roberto Villanueva y Marta Minujin. Por lo visto, el gremialismo y el happening no se juzgaban muy contradictorios en esos años. Actividad política y ficción artística tampoco fueron consideradas ocupaciones inconciliables desde los tiempos de la lucha por la Independencia en el siglo diecinueve, hasta que el posmodernismo pudo instalar en los 90 la presunta inutilidad de la opinión política en el discurso de las artes y la literatura. Felizmente, muchísimos artistas y escritores no escucharon esos cantos de sirena.
Como actor, él mismo dijo preferir la poética realista, corriente que es visible en sus trabajos para la televisión (Nosotros y los miedos, Compromiso, Gasoleros, La banda del Golden Rocket) y el cine (No habrá más penas ni olvidos, La noche de los lápices, Puan). En teatro, en cambio, tanto interpretó papeles bajo la dirección de Fernandes, Norma Aleandro, David Stivel, Carlos Gandolfo y Manuel Ledvabni (bajo cuya dirección en Canciones maliciosas recibió el premio María Guerrero), como participó en la puesta de Mujeres soñando caballos, dirigido por Daniel Veronese, en 2003. En los años 80 comenzó a acercarse, sobre todo en la apreciación artística, a las dramaturgias innovadoras de Bartís, Audivert, Daulte, Spregelburd, sin perder la base de su formación proveniente de Stanislavski.
En 1957 inició su militancia política en el grupo trotskista Palabra Obrera, dirigido por Nahuel Moreno. Siempre se mantuvo cercano a corrientes de izquierda. En 2003 fue elegido legislador de la Ciudad de Buenos Aires por el partido Autodeterminación y Libertad, que dirige Luis Zamora; después simpatiza con Bloque del Sur y en 2015 presenta su candidatura a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con el eslogan “Un ‘Cacho’ de cultura para la Ciudad”, por la alianza Movimiento Socialista de los Trabajadores-Nueva Izquierda.
Para esa candidatura, Bidonde participa en un video de propaganda partidaria que dura 1 min 38 s y tiene como modelo la escena final de la película Cinema Paradiso. En el texto, expresa con mucha emoción una frase que lo retrata a él mismo en su doble calidad de actor y militante: “La injusticia, esa abominable indiferencia del poder hacia la vida…”. Una definición certera de la injusticia en el sistema de clases del capitalismo, especialmente en esta horrible etapa de descomposición, crisis y crueldad que muestra en las guerras actuales la peor cara de los opresores y explotadores: el peligro de la guerra nuclear.
Eugenia Cabral
21/01/2024
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