La llegada de Schiaretti a las PASO de JxC ha sido rechazada airadamente por Mauricio Macri y Patricia Bullrich. El gobernador cordobés habla de un “frente de frentes”, para ir como candidato a vice de Larreta. Los ´halcones´ del PRO denuncian el propósito como un golpe contra JxC en las elecciones cordobesas del 25 de junio, donde Luis Juez disputa la gobernación. Además, se escudan en el rechazo a un ´amontonamiento´ de candidaturas y figurones en las PASO. Desde el ´larretismo´ contestan que la suerte de la elección cordobesa está echada, a favor del candidato de Schiaretti. Con Schiaretti en la boleta de Larreta, el bloque macrista considera que perderá sin vueltas en las PASO. Es una lucha existencial. El mismo Milei ha rechazado cualquier alianza con Bullrich y sus compinches. El peligro para Larreta es que una ruptura comprometa las posibilidades de entrar al ballotage o segunda vuelta. De tener la victoria en la mano, los ´juntistas´ podrían ir al descenso.
Larreta no hace más que seguir la orientación que le impartió el embajador yanqui Marc Stanley en agosto del año pasado, durante la reunión del Consejo de las Américas, cuando lo conminó a formar una coalición “ya”. El larretismo y sus aliados esgrimen, precisamente, el propósito de reunir volumen político a su armado antes de las elecciones. Le recuerdan a Macri el costo de su negativa a ampliar Cambiemos en 2019 y a los frustrados intentos por arrimar precisamente a Schiaretti en el malogrado ensayo de la reelección.
“Larreta y Morales son amigos de Massa”, se despachó Bullrich. De repente, el ministro de Economía aparece con huevos en todas las canastas, porque hasta el candidato de Milei a la gobernación bonaerense, el comisario Brito, intendente de Chivilcoy, resulta ser un peronista inconfesable y hasta un seguidor del jefe de Gabinete de Kicillof, Martín Insaurralde. Al final de cuentas, el movimiento nacional y popular está en todos lados, como el dios del cielo, sin que lo vea nadie.
El gobierno de “Todos”, al entregarle el timón del gobierno a Massa, ha logrado el apoyo del Departamento de Estado. Massa pivotea con el FMI y con China y en la Asociación de bancos nacionales, con deuda pública hasta el cuello. La burguesía industrial y comercial le agradece el dólar subsidiado para importar insumos y manufacturas, la precariedad laboral -incluido el trabajo en negro- y la caída de los salarios. Se descuenta el canje de la deuda en pesos, una friolera de 10 billones, en oposición al ´reperfilamiento´ con el que amenazó Patricia Bullrich. Este operativo de rescate confronta con las propuestas de shock de Macri-Bullrich, aunque Massa no se priva de una media devaluación a corto plazo y una más rotunda después de diciembre. Dudan, por otro lado, de la solvencia política del ala dura del PRO para llevar adelante una salida a la crisis. Las luchas del último periodo, sin ir más lejos, en estos momentos, las que desarrollan los docentes en Salta y Jujuy, donde los respectivos oficialismos acaban de revalidar mandato en elecciones plebiscitarias, marcan la perspectiva política general.
La atomización todas las fuerzas en presencia podría convertirse en rupturas en los diez días próximos y escenificar una elección de minorías con abstención y voto en blanco. El Frente de Todos podría también terminar en un desbande. El partido de Massa, el Frente Renovador, se ha reservado la carta de abandonar la coalición si no se garantiza la candidatura de su jefe en unas PASO sin competencia interna. Detrás de la crisis de partidos y coaliciones asoma un quiebra en la burguesía nacional y una reconfiguración de sus fuerzas y del régimen político.
Jacyn
08/06/2023
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