Ángel Hugo Blanco Galdós, su nombre de nacimiento, falleció durante la madrugada del domingo 25 de junio mientras se encontraba luchando por su vida a causa de diversas enfermedades que lo aquejaban. El anunció fue hecho por redes sociales por sus propios hijos, que lo acompañaban en Suecia, donde se encontraba internado y reside parte de su familia. A sus 88 años, dejó un legado de lucha y organización campesina.
Desde sus primeros años, en Cuzco, como hijo de un abogado que defendía campesinos expropiados, observó y palpó la dura vida campesina e indígena y aprendió quechua. En 1954, se inscribió en la carrera de Agronomía en la Universidad de La Plata. En esos años comenzó a vincularse con la izquierda y, en particular, con el trotskismo. Sus hermanos mayores eran uno comunista (stalinista) y otro responsable de la célula en el extranjero del APRA (el partido nacionalista dirigido por Víctor Raúl Haya de la Torre). Durante su estadía en la Argentina se relaciona con “Palabra Obrera”, el grupo dirigido por Nahuel Moreno, y otros peruanos exiliados, que permanecieron como aspirantes al partido durante toda su estadía en la Argentina, según su propio relato. Blanco desarrolló rápidamente un compromiso militante completo. Ingresó como obrero en el frigorífico Swift de Berisso, como parte de una tarea de proletarización. Para finales de esa década, un ambiente político más favorable permite su retorno a Perú,con el compromiso de desarrollar una célula de la organización morenista.
Una vez retornado a Perú va a comenzar un ascenso de su influencia y trabajo político. Al comienzo, intenta proletarizarse en distintas fábricas, pero estás eran muy pequeñas y faltas de sindicatos y otros derechos elementales. Por esta razón, decide mudarse a Cuzco y opta por ser canillita de diarios. Fundó el sindicato del sector y, a partir de allí, logra ligarse con los campesinos de un distrito cercano a Cuzco llamado La Convención. Allí va a producirse un proceso de alza en la lucha y la organización de los campesinos pobres que comienzan a ocupar tierras y defenderse de los hacendados y la represión estatal, bajo la consigna “tierra o muerte”. Hugo Blanco será su voz principal y líder indiscutido, superando al APRA y al Partido Comunista peruano, de mucha mayor trayectoria e influencia previa. En 1962, fue electo secretario general de la Federación Campesina de La Convención y Lares, fomentando el movimiento por la reforma agraria y la ocupación de tierras (1).
En ese entonces, Blanco desarrolla una orientación hacia la lucha armada, primero, en nombre del combate contra los “caciques” de los hacendados y las propias fuerzas represivas, aunque luego siguieron asaltos a puestos de policía y bancos en la ciudad de Cuzco, que van a llevar a la persecución del Partido Obrero Revolucionario (POR) –la organización morenista peruana. Finalmente, Blanco debe retirarse al interior del Perú. La guerrilla, sostendría, fue necesaria como un acto de defensa propia. Sin embargo, Blanco hizo posteriormente una defensa del putchismo.
En 1963, Blanco cae preso y es condenado por un tribunal militar a la pena de muerte, luego conmutada por 25 años de prisión. A partir de ese momento comienza una campaña internacional por su liberación. En 1971, el gobierno militar del general Juan Francisco Velasco Alvarado le otorga una amnistía y lo deporta a México, desde donde retorna a la Argentina. Al pisar el suelo argentino es apresado por la dictadura de Lanusse. Durante todo estos años, la federación campesina siguió incluyéndolo en su dirección. Lo que terminó en mostrarse como un gran apoyo en la convocatoria a una Asamblea Constituyente en 1978, donde el Frente Obrero, Campesino, Estudiantil y Popular (FOCEP) logra el 12% de los votos ingresando una gran cantidad de diputados a dicha asamblea. En las elecciones de 1980, fue elegido diputado para el periodo 1980-1985 y más tarde fue electo para el Senado, lugar que ocupó entre 1990 y 1992, hasta el autogolpe de Fujimori años después.
Tras su experiencia con el morenismo, Blanco decide separarse de la organización y se aleja de los planteos del trotskismo. Va a continuar siendo un respetado dirigente campesino y se convierte, también, en un activista ambiental dirigiendo la revista “Lucha indígena”.
Joaquín Antúnez
27/06/2023
(1) Ver Coggiola, Osvaldo (2006). Historia del trotskismo en Argentina y América Latina, ediciones RyR, pag 444.
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