Según el portal de noticias, el ´entorpecimiento´ se fundaría en que el Convenio 169 de la OIT establece que los pueblos indígenas deben ser consultados sobre obras y procedimientos a ejecutar en su territorio a través del “Protocolo de Consulta Previa, Libre e Informada (CLPI)”. Sin embargo, la denuncia permanente del pueblo mapuche tehuelche es que nunca se efectiviza la consulta. Ya lo expresaron con respecto al proyecto Hidrógeno Verde y otros de megaminería cuando procedieron a cerrar las tranqueras. Recientemente bloquearon el acceso a la gerencia que la estatal YPF tiene en la meseta de Añelo. El conjunto empresarial que opera en Vaca Muerta y el que construirá el gasoducto acusan a los originarios de entrometerse por intereses económicos.
Los grandes intereses capitalistas de la Patagonia (el yacimiento de Vaca Muerta es el segundo en el mundo de gas no convencional y el cuarto de petróleo no convencional y más de 30 empresas locales e internacionales se encuentran invirtiendo en el mismo) chocan con los pueblos originarios y los pobladores en general. Este conflicto capitalista es una muestra de los poderosos intereses que están en juego en el conflicto mapuche y de qué lado está el gobierno. Autoridades nacionales firmaron la licitación de la construcción del gasoducto Néstor Kirchner en Saliquello. Vaca Muerta es la bala de plata de un régimen moribundo.
Otros dos hechos recientes denotan la creciente hostilidad hacia los pueblos originarios, tanto por parte del gobierno nacional como de la oposición.
El incendio de una cabaña en Villa Mascardi fue atribuído a la Comunidad Lafken Winkul Mapu sin ninguna clase de prueba. Entre la población mapuche se denuncia a los servicios de inteligencia como los responsables del incendio intencional de la cabaña. La gobernadora pidió refuerzos al ministro de seguridad, Aníbal Fernández. La zona está fuertemente militarizada por la Gendarmería. Se quiere crear un clima de zozobra y alimentar tendencias fascistizantes entre sectores dedicados al turismo y al comercio.
El otro incidente se produjo cuando Parques Nacionales declaró Sitio Natural Sagrado Mapuche al volcán Lanín ubicado en la provincia de Neuquen. “El Lanín es sagrado y acompaña la resistencia mapuche hace más de tres siglos” dicen los voceros mapuche. La provincia de Neuquén reaccionó con toda la furia y se quejó frente al gobierno nacional quien dio marcha atrás con la resolución de Parques Nacionales”. El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié le pidió la renuncia al titular del organismo Lautaro Erratchú.
Los Benetton, propietarios de un millón de hectáreas de tierras patagónicas dicen que “en tres áreas de esos campos se instalaron poblaciones mapuches. Benetton organizó un esquema aislando esas zonas”. Su CEO define esa situación como de “tensa calma” (Clarín, 14/8).
El centro del conflicto mapuche reside en los territorios que fueron usurpados a lo largo del siglo XIX -campañas militares y genocidio mediante- y en los que los pueblos originarios no dejan de reclamar su derecho comunitario a la propiedad. Los mapuche se han convertido en la piedra en el zapato de un régimen desesperado por las divisas provenientes de la especulación inmobiliaria, la minería y el gas, que realizan ´inversiones´ en la Patagonia.
Es urgente la coordinación de las luchas de los originarios, ambientalistas y las de los trabajadores en general para ponerle fin a este régimen y dar lugar a un gobierno de trabajadores que es el único que podrá preservar el medio ambiente y la humanidad.
Elena Florín
14/08/2022
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