En estos términos, no le costó demasiado a Canosa denunciar al canal por haber atentado contra la libertad de expresión. Pero al mismo tiempo, quedó de manifiesto en qué consiste esa libertad bajo el monopolio capitalista de los medios de comunicación: es la libertad para ejercer la grosera manipulación de la opinión popular. Por el programa de Canosa desfilaban todos los provocadores y enemigos del movimiento obrero con frecuencia diaria, que hacían de espejo a las provocaciones de la propia Canosa. El grupo empresarial que ahora le cortó las alas dejó correr en horario prime time un ejercicio de fascismo cotidiano. Los amigos de Massa usaban a Milei, Canosa y otros para atizar el desembarco del superministro – ahora, los fascistoides deberán buscar otra señal de cable. Un periodista de A24, Edi Zunino, describió el caso como una “cría (de) cuervos…” que se entrometió con Vila-Manzano-Belocopit, eu momento crítico para Massa. Sin perder los ojos que pronostica el dicho, estos últimos le taparon la boca, al menos en su espacio.
La censura a Canosa, en definitiva, desnuda un régimen donde el patrón de la libertad de expresión decide quién habla y cuando. El monopolio capitalista de los medios es incompatible con la libertad de expresión.
Rita Marchesini
10/08/2022
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