Las primeras medidas del “nuevo” elenco de los Fernández no sólo pusieron de manifiesto que ese “relanzamiento” enfrenta límites insuperables. Peor aún, se ha instalado la impronta propia de un gobierno en declinación, que es el rechazo de todas las clases sociales a sus iniciativas políticas. El nuevo gabinete debutó con anuncios improvisados de aperturismo sanitario a mansalva, desde la eliminación del barbijo callejero hasta la libertad del ingreso de viajeros. Pero hasta los sanitaristas afines al oficialismo tuvieron que advertir acerca de una directiva que puede terminar diseminando la variante Delta a escala nacional.
Ocurre algo parecido con las medidas “sociales” para paliar “la pobreza”. El gobierno dispuso una mejora “adicional” del salario mínimo a unos $ 32.000, que es menos de la mitad de la canasta de pobreza actual. Habría un bono de $ 6.000 para los jubilados y, posiblemente, un IFE para el 30% de los que lo percibieron durante la pandemia. Todo por “única vez”. El gabinete “remozado”, sin embargo, acompaña este ´paquetito´ con el mantenimiento de la fórmula de movilidad jubilatoria que excluye a la inflación – una estafa económica y moral. Los anuncios tampoco tocan al salario, coto que deja reservado a la burocracia sindical y los patrones. Entre el macrismo y los Fernández, los salarios perdieron un 25% de su poder de compra en el caso de los trabajadores formales, y -por lo menos- diez puntos más en el caso de los estatales y precarizados.
A este paquete se agrega una nueva vuelta de tuerca a los créditos al consumo, para una población que ya saturó sus tarjetas y sus posibilidades de crédito. El gobierno agregaría una moratoria para las deudas fiscales de los pequeños contribuyentes, o sea que eximirá de que paguen lo que, de todos modos, ya no podían pagar. “Hannibal” Fernández acompaña este paquete “social” con una cuota de insultos diarios por medio de C5N. Demasiado poco y demasiado falso para conmover a un país con 50% de pobreza, más de 100.000 muertos de Covid y 30% de desocupación real.
Por partida doble
La capacidad de gobierno del Frente de Todos se ha quebrado por partida doble. Por ´abajo´, porque está expuesta la fractura entre el pejota-kirchnerismo y la masa trabajadora, que es mucho mayor de lo puede traducir una PASO. Por arriba, porque la demolición del gobierno pone en juego la continuidad de la camarilla tripartita entre los dos Fernández y Massa. La permanencia de Guzmán es un indicador de que la coalición gobernante no se ha movido un milímetro del propósito de arreglar con el FMI. Nada, sin embargo, es seguro en este mundo, si los chinos dejan caer a la endeudada inmobiliaria Evergrande – con una deuda de 308 mil millones de dólares, sólo en la parte registrada. En la otra, llamada “fuera del balance”, el monto es desconocido. La mitad de la deuda ´en blanco´ vence en el plazo de un año. Si China se sacude en serio, el que va a tener que pedir socorro será el propio FMI.
La crisis de gobierno y de poder está en desarrollo. Para el FMI, los Fernández han dejado de ser una garantía; será necesario mucho más que la garantía que pueda ofrecer el propio Congreso. Cuando De la Rúa enfrentó una situación similar, Chacho Álvarez convocó a Cavallo, aunque al final tampoco sirvió de mucho. ¿A quién recurrirá Cristina? Cuando se busca responder a esta pregunta siempre aparece el nombre de Redrado, siempre dispuesto a servir a quien se lo pida. Si el FdT pierde mayor cantidad de votos y se queda sin mayoría en Diputados, para que continúe la presidencia de Massa serán necesarios los radicales y a los macristas ´moderados´. Un acuerdo entre Massa y Larreta-Vidal, obligará a los K a ‘relanzar’ el gobierno diez veces hasta el 2023. El gabinete de los Manzur, Domínguez y Hannibal, demostró que es un cero a la izquierda desde que prestó juramento.
Marcelo Ramal
22/09/2021
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