Recientemente se cumplieron 50 años del congreso nacional de sindicatos combativos convocado por el Sitrac-Sitram, que sesionó en la provincia de Córdoba los días 28 y 29 de agosto de 1971. Sus conclusiones centrales se concentran en un documento en el que marcan definiciones de una vanguardia para luchar contra la burocracia sindical y el Estado.
El congreso fue impulsado desde los sindicatos de las fábricas Fiat Concord Sitrac y MaTer Fer Sitram, recuperados por sus trabajadores en marzo de 1970. Fue una de las experiencias más importantes de la clase obrera de la provincia después del Cordobazo. La convocatoria reunió a casi la totalidad de gremios, comisiones internas y activistas independientes.
Cabe recordar que el 14 de marzo del 71′ la vanguardia obrera clasista del Sitrac-Sitram acaudilló una rebelión que pasó a la historia como “el Viborazo”. El sindicato fue intervenido, sus voceros perseguidos y encarcelados. Entre ellos estaba Gregorio Flores, detenido en la puerta de la fábrica cuando concurrió a continuar organizando la lucha.
Sin embargo, lxs trabajadores organizados en los sindicatos recuperados continuaron promoviendo asambleas de base, plenarios, reclamando la liberación de los presos políticos, impulsando la acción directa; es decir, una distinción de una vanguardia, que a pesar de sus límites dejaron una huella, cuyo balance es necesario tenerlo en cuenta en la lucha por construir una nueva dirección clasista y combativa para el movimiento obrero y popular.
El mencionado documento, publicado en el libro “Sitrac-Sitram, la lucha del clasismo contra la burocracia sindical” de Gregorio Flores describe “la penetración imperialista” que “ha convertido a la oligarquía y a la gran burguesía nativa en socias menores de los monopolios internacionales”. Destaca al “proletariado, columna vertebral y dirección de la lucha por la liberación”. Y marca como “objetivo final” la construcción del socialismo; edificando “una sociedad sin clases, que suprima toda explotación del hombre por el hombre”.
Los clasistas del Sitrac-Sitram llevaron adelante una intensa agitación contra la burocracia sindical. Y señalaron la “histórica tarea inmediata del movimiento obrero clasista y revolucionario, que es la recuperación de los sindicatos y de la CGT para la clase obrera, apelando a todos los medios que se apoyen en la movilización de las bases para enfrentar la legalidad burguesa”.
“Es una importante tarea de las organizaciones sindicales clasistas y revolucionarias luchar por la independencia gremial y contra cualquier injerencia patronal y estatal en los sindicatos”, afirman los clasistas en el citado documento aprobado en la sede del Sitrac.
En el texto los clasistas se delimitaron de las salidas de colaboración de clases, como lo fue el “Gran Acuerdo Nacional, cuyos pilares fundamentales son La Hora de los Pueblos”. Sostenían que “la acción de los sindicatos clasistas no sustituye a los partidos revolucionarios (…) pero el sindicato clasista puede y debe tomar determinadas posiciones políticas coincidentes con los intereses históricos del proletariado”.
La propuesta llevada por el Partido Obrero
La delegación con la que el PO de la época participó del congreso votó el citado documento, y además planteó que debía agregarse en el texto la consigna estratégica de “gobierno de las organizaciones obreras”. El sector peronista que fue al congreso no lo votó. Tosco, y los gremios independientes, orientados por él, pegaron el faltazo. Además, se propuso votar la constitución de una Coordinadora Nacional Clasista para reagrupar de conjunto a todo el movimiento obrero antiburocrático. Con este planteo nos dispusimos a construir un polo clasista para abrir una perspectiva de poder para la clase obrera.
La propuesta no fue tomada. Años después, en el plenario de Villa Constitución, tampoco se aprobó, y así se perdió una oportunidad para constituir a fondo un polo clasista que supere a la burocracia. La subordinación de la izquierda del PRT-EC, PC y PCR al peronismo, fue un elemento clave para explicar la oposición a una vía de desarrollo independiente.
A pesar de los límites, mirado retrospectivamente, el congreso convocado por los clasistas muestra el esfuerzo de una vanguardia obrera para superar a la burocracia y al Estado. En una reflexión Gregorio Flores afirmó: “se han dicho y escrito muchas cosas acerca del Sitrac-Sitram, pero más allá de todos los argumentos que se pueden argüir para justificar su disolución, hay un hecho que para mí es irrefutable. Nosotros, para ser lo que fuimos, necesitamos decir cuatro verdades, reunir a los trabajadores en asamblea y organizarlos para pelear por sus necesidades concretas. En cambio, para poder destruirnos, necesitaron al ejército, a la policía, la patronal y la complicidad de la burocracia sindical traidora”.
Las conclusiones y experiencias de los clasistas es necesario tenerlas presentes en momentos en que las burocracias de conjunto apoyan a quienes gobiernan, y vienen siendo un elemento clave para que la crisis continúe siendo descargada sobre el pueblo trabajador. En este cuadro, para abrir paso a un curso político y reivindicativo de lxs trabajadores, la alternativa es el frente único de trabajadores, en todos los planos, y un Congreso de Bases. Es la perspectiva planteada por los clasistas del Sitrac-Sitram, hace 50 años, pero que sigue vigente. La lucha continúa: enfrentemos el ajuste con la izquierda, en las urnas y en las calles.
Osvaldo Nin
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