miércoles, 15 de octubre de 2025

Inflación en ascenso, y ya duplica la pauta salarial


El IPC de septiembre fue de 2,1%.
 Crece el endeudamiento familiar. 

El Indec dio a conocer el índice de inflación de septiembre, que se ubicó en el 2,1%, acumulando 22% en los primeros nueve meses del año y 31,8% en términos interanuales. Un guarismo que se encuentra por encima del aumento mensual del 1% con el que cerraron la mayoría de las paritarias, profundizando la pérdida salarial que asedia al movimiento obrero. 
 Para que el repunte del IPC no se convierta en un salto inflacionario que le asegure una derrota electoral, el gobierno se jugó a mantener pisado el tipo de cambio, sin dejar de financiar la fuga de divisas, apelando a medidas muy costosas para el país como la suba de tasas hasta el 70%, agravando la recesión económica; la venta de divisas que liquidó el agro -tras la quita de retenciones- para intervenir en la brecha; y el acuerdo con Estados Unidos a cambio de una entrega nacional sin precedentes, que llevó al Tesoro yanqui a instruir al Banco Santander para que realizara una compra de pesos argentinos en pos de bajar la cotización local del dólar.
 Sin embargo, todos los analistas descuentan que habrá devaluación luego de las elecciones, pulverizando los ingresos populares, que ya vienen en caída fruto del cepo salarial impuesto por el gobierno y acatado por las burocracias de los sindicatos. Según los cálculos del Mirador de la Actualidad de la Economía y el Trabajo (Mate), en julio 2025 -último dato disponible-, los salarios del sector público se encontraban 19 puntos por debajo del nivel de noviembre 2023, lo que equivale a decir que cada empleado estatal perdió, en promedio, $8,1 millones de pesos desde que asumió Milei. En el sector privado registrado, los salarios quedaron 5 puntos por detrás respecto al inicio de la gestión libertaria, por lo que cada trabajador acumula una pérdida de $1,7 millones en el período descripto.
 Ni qué decir de las jubilaciones, que perdieron 23 puntos de poder adquisitivo desde que gobierna Milei, lo cual implica un robo de $4 millones a cada jubilado. Sin dudas, el mentado equilibrio fiscal del que se jacta el oficialismo recayó sobre las espaldas de los adultos mayores, que deben optar entre comer o comprar medicamentos y son reprimidos cada vez que salen a la calle por sus demandas. 
 Así las cosas, La Libertad Avanza en el poder garantizó una transferencia de $40,1 billones desde el bolsillo de los asalariados hacia el de los capitalistas, granjeándose el apoyo de estos últimos. Semejante confiscación no hubiera sido posible sin el concurso de las direcciones burocráticas de los gremios, que se lanzaron a firmar paritarias a la baja, a espaldas de sus bases, agravando la pobreza entre los trabajadores ocupados. 
 La combinación de miseria salarial y tasas siderales condujo a las familias trabajadoras a un espiral de endeudamiento. Según un informe elaborado por el Instituto Argentina Grande (IAG), en base a datos oficiales, uno de cada tres argentinos con ingresos está endeudado con entidades financieras o bancos en el país. Son aproximadamente 11,3 millones de personas, cuya deuda promedio trepó a $3,7 millones. Para saldarla, esos hogares necesitarían percibir tres salarios del sector privado registrado. 
 La población trabajadora, para llegar a fin de mes, se ve obligada a financiar con tarjeta de crédito la compra de artículos de primera necesidad, acumulando intereses que vuelven imposible el objetivo de desendeudarse. Como vemos, no solo las patronales se apropian de una porción cada vez mayor del trabajo ajeno, sino también la banca usuraria, generando nuevas y peores privaciones en la vida de las mayorías. 
 El retroceso de los salarios ya es inaguantable. Es necesario luchar para recomponerlos siguiendo el ejemplo de los trabajadores del Garrahan, que quebraron la intransigencia del gobierno con el método de la asamblea, la huelga y la movilización callejera, conquistando mejoras significativas. Si nos organizamos, podemos derrotar la ofensiva antiobrera de Milei y los empresarios. 

 Sofía Hart

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