Diputados ratificó por 140 votos a 86 la media sanción del Senado, pero el proyecto no quedó convertido en ley porque el artículo 3 de la iniciativa obtuvo un número favorable de votos, 127, dos menos de los requeridos, 129, que corresponde a la mayoría absoluta de la Cámara. El Senado deberá decidir, probablemente la semana que viene, si acepta la modificación de Diputados o si insiste en el texto original –una ganancia de tiempo para el Gobierno, que se encuentra tramitando acuerdos en Washington, con Trump, y en Nueva York, con el FMI, y que podría poner en vigencia por medio de un DNU, bajo el viejo régimen. La supresión del artículo 3 del proyecto del Senado otorga una vigencia ilimitada al DNU en el caso de que ninguna de las Cámaras del Congreso lo rechace en un plazo de 90 días. Sería suficiente, entonces, que mediante maniobras se dilate el tratamiento de los DNU en ese plazo, para que restablecer la vigencia ‘ficta’ (o tácita) del gobierno de DNUs. Los DNU son una forma de poder personal (el Ejecutivo) que violenta la forma representativa que establece la Constitución. En estos tiempos de crisis políticas y estatales, la tendencia internacional es hacia esa forma de estado de excepción.
Para que el gobierno de los Espert y de “Karina coimera”, y del default, haya podido sustraer once votos indispensables para bloquear el artículo 3, en medio de una desintegración política creciente, tuvieron que operar varias manos y violar numerosos principios. Los gobernadores que ordenaron a los diputados de sus provincias a votar en contra del proyecto del Senado, abstenerse o ausentarse de la sesión, y enseguida boicotear el artículo 3, no vacilaron en apoyar un régimen unitario y centralista de gobierno, cuando se supone que deberían defender la autonomía de sus provincias y el federalismo. Pero como viene ocurriendo desde hace más de 150 años, las contradicciones entre el autonomismo, de un lado, y el centralismo, del otro, se han vuelto a arreglar por debajo de la mesa. Cada gobernador negoció con el gobierno nacional una lista de favores a cambio de sus votos acerca de los DNU; por otra parte, alrededor de once distritos tienen establecido los DNU en su Constitución provincial. Son la expresión del federalismo oligárquico, donde la única autonomía que importa es la de la clase de los explotadores instalados en cada territorio.
En esta transacción de votos por dinero, ventajas o privilegios se anotaron gobernadores de todos los partidos. El mendocino Cornejo y el entrerriano Frigerio, del ala macrista del Pro; ‘Nacho’ Torres, del PRO de Provincias Unidas, pero sobre todo la última camada de peronistas reclutados por Fuerza Patria, como el tucumano Osvaldo Jaldo, o de la vieja camada, como el salteño Gustavo Sáenz. La crisis política terminal ha forzado a ‘todos y a todas’ a rotar por partidos distintos, aunque especialmente por siglas de reciente patentamiento; numerosos forzados por la patria se sumaron a la manada que bloqueó la aprobación del artículo 3. Sin embargo, ni este artículo ni la obligación de que los DNU cuenten con el aval del Congreso anulan el carácter autoritario y el poder personal de los DNU. Trump, por ejemplo, ha vulnerado centenares de derechos fundamentales mediante DNUs, que llevan el nombre de órdenes ejecutivas.
El entrelazamiento de estas ‘oposiciones’, que sólo aparecen cuando llueve, con el gobierno liberticida y en especial con el tesorero Bessent y el autócrata Trump, es una señal de que la burguesía en su conjunto aun no ha decidido deshacerse de Milei. Naturalmente, habrá que ver si el Senado insiste como cámara de origen y, a partir del miércoles 14, las derivaciones de la reunión de Milei con Trump. El lunes 27, estas oposiciones de cartón contarán sus votos como parte de un bloque adversario del populismo, incluso dentro del propio peronismo. En ausencia de una irrupción de acontecimientos excepcionales, intentarían echarle aire a los desgastados neumáticos del oficialismo. En esta alternativa, la crisis política no cesará sino que reunirá mayores contradicciones para una explosión en un futuro próximo. A la clase obrera le servirá para una mayor acumulación de fuerzas y de experiencia.
Jorge Altamira
09/10/2025
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