El poroto de soja es el principal producto de importación.
Contradictoriamente, el dólar soja generó que, durante el mes de septiembre, la importación de porotos triplicara a la exportación. Los pulpos agroexportadores aprovecharon el beneficio del gobierno para especular con la brecha cambiaria, a expensas del Banco Central.
Según el informe de Intercambio comercial del Indec, en septiembre 2023 se exportaron porotos de soja por U$S 110 millones, mientras que la importación de los mismos -proveniente de Paraguay, Bolivia y Brasil- fue de U$S 339 millones en dicho mes (+151,1% interanual), convirtiéndose en el principal producto de importación.
Por un lado, los monopolios cerealeros -como Cofco, Cargill, Bunge y ADM- se beneficiaron exportando la oleaginosa a un dólar preferencial. A su vez, hicieron la diferencia importando porotos de soja de los países limítrofes al tipo de cambio oficial. Cabe destacar que no compraron del exterior porque hubiera desabastecimiento en el mercado interno -ya que a fines de septiembre los productores locales aún conservaban en su poder 3,9 millones de toneladas de soja-, sino para sacar provecho de la brecha cambiaria, en detrimento de las reservas del BCRA. A pesar de ello, la autoridad monetaria les permitió acceder al mercado único de cambios, avalando la maniobra.
Así las cosas, de cada 10 dólares liquidados por el complejo sojero durante septiembre (contabilizando porotos y subproductos), cuatro fueron destinaron a la importación. Como vemos, de poco sirvió la implementación del dólar soja a los fines de incrementar la recaudación de divisas. Sí provocó perjuicios al bolsillo popular, ya que la medida tuvo como correlato una fuerte emisión inflacionaria e impactó en el precio de los alimentos.
Si bien quedó demostrado que otorgar incentivos al capital no soluciona la crisis de reservas, Massa acaba de anunciar un nuevo tipo de cambio diferencial para todas las exportaciones durante treinta días, lo cual recalentará la inflación en ascenso y estimulará nuevos negocios con la brecha cambiaria como el mencionado anteriormente.
La única salida a la bancarrota actual implica poner fin a la fuga de capitales y planificar la relación de Argentina con el extranjero, mediante la nacionalización bajo control obrero de la banca y el comercio exterior, el repudio de la deuda externa usuraria y la ruptura con el FMI.
Sofía Hart
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