Lo impensado. ¿Quién hubiera dicho que, a solo una semana de una elección presidencial en plena crisis política y un desbande económico, la atención iba a concentrarse en otro lado? Será una votación con el dólar a $1.000, en medio de una corrida cambiaria que no solo dispara los precios sino que sigue quemando las reservas del Banco Central; en un cuadro de hartazgo por el constante empobrecimiento y el descontrol inflacionario que superó el 100% en los primeros nueve meses del año; con un facholiberal peleando ganar en primera vuelta fomentando el retiro en masa de depósitos para que la bomba le explote a este gobierno y le ahorre el trabajo sucio, ante un bradenperonista que pide el voto en defensa de los derechos mientras devalúa la moneda y cumple con el ajuste del FMI. ¿Cómo imaginar que este panorama pasaría a un segundo plano?
Pero Argentina no es una excepción en un mundo armónico. La crisis criolla es un eslabón dentro de la crisis capitalista mundial, que ha hecho del planeta un escenario de operaciones de una guerra comercial y enfrentamientos bélicos propiamente dichos. Los realineamientos geopolíticos y los cercos militares del imperialismo se suman a viejas rivalidades y opresiones. Y así estalló, otra vez, el polvorín palestino-israelí.
Los medios del mundo loopearon una y otra vez el ataque de Hamas a un festival de música electrónica, secuestros y lanzamiento de misiles. Pero nadie puede creer realmente que ese es el detonante de lo que sucede ahora, mientras Israel sostenía el bloqueo a la Franja de Gaza y avanzaba en el desplazamiento de pueblos de Cisjordania con enclaves de “colonos”. Toda la llamada comunidad internacional condenó los atentados y se solidarizó con el Estado sionista, que inició los preparativos para una invasión terrestre a Gaza mientras bombardea sin descanso tras haber cortado los suministros de agua, alimentos y energía. Al momento de escribirse esta columna las muertes de palestinos superaban las 2.000 y pesa sobre la población gazatí un ultimátum para que abandone… la región donde está apresada. En paralelo el ejército israelí realizó un amplio despliegue en la frontera norte con el Líbano y Siria, cuyas ciudades más próximas también son bombardeadas.
Este es el panorama. Hay un sentimiento genuino de conmoción por las imágenes que llegan desde Medio Oriente, que se torna desgarrador cuando se escucha cuál es la intención del gobierno de Israel, respaldado categóricamente por el imperialismo yanqui. Como señaló de manera inmediata el comunicado del comité ejecutivo nacional del Partido Obrero, el mandatario israelí Netanyahu declaró la guerra para justificar las masacres que se vienen. Con el mismo fin proliferan fake news para mostrar el presunto barbarismo de Hamas y ampararse en ello para una política de exterminio. Hay en marcha una campaña internacional de presión por la liberación de los rehenes israelíes, pero un silencio atroz sobre los más de cinco mil presos políticos palestinos que (sin ninguna garantía judicial, incomunicados y sometidos a torturas) no se diferencia en nada de una toma masiva de rehenes.
De todas maneras, desafiando las prohibiciones de los Estados capitalistas -empezando por las democracias europeas- han habido grandes manifestaciones en apoyo al pueblo palestino y exigiendo el fin de los bombardeos y operaciones militares sionistas. En Argentina nos concentramos frente a la embajada de Israel y luego hicimos un abrazo a la embajada palestina, junto a sectores de la colectividad árabe y organizaciones de izquierda. Es una respuesta importante, cuando casi la totalidad del espectro político local cerró filas con el sionismo, incluyendo al progresismo y la centroizquierda. Massa, Milei y Bullrich coincidieron en cada palabra al condenar la lucha del pueblo palestino y avalar una respuesta militar israelí.
Había que tener coraje para plantarse ante este consenso, y lo tuvo Vanina Biasi el día del debate presidencial, al que asistió con un prendedor con una bandera de Palestina y le tapó la boca a Feinmann denunciando los crímenes de Israel. Días después, Romina Del Plá alzó la voz en la sesión de Diputados, diciendo con todas las letras que “reivindicamos incondicionalmente el derecho a la rebelión de pueblo palestino contra esta opresión. El imperialismo norteamericano es responsable, estaba preparando un acuerdo de Arabia Saudita con el Estado de Israel para avanzar en una presencia militar en la región y aislar aún más a la población palestina”.
Por este accionar la izquierda se convirtió en el blanco de una saga constante de amenazas y hostilidades.
Los dirigentes del FIT-U no solo tienen sus teléfonos colmados de llamadas y mensajes intimidatorios motorizados por el sionismo, sino que hasta son objeto de una serie de denuncias judiciales. Como sea, con eso no van a acallar a la única corriente política que se ubica del lado del pueblo oprimido. Es que, citando al comunicado del PO que mencionamos más arriba: “La acción militar palestina es una reacción legítima y desesperada frente a esta verdadera pesadilla que no hace más que profundizarse cada día. Defendemos el derecho del pueblo palestino a rebelarse con los medios a su alcance para hacer frente a este verdadero genocidio que viene de la mano de una política sistemática y despiadada de expulsión de las familias palestinas, limpieza étnica, apartheid y exterminio”.
En un mundo asediado por las crisis y guerras, por las masacres imperialistas y los genocidios, el desarrollo de la izquierda revolucionaria y socialista es la única salida a la barbarie capitalista. En el fondo es por eso que luchamos, y es también con esa perspectiva estratégica que disputamos cada voto de los trabajadores para el Frente de Izquierda. Buen domingo.
Iván Hirsch
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