Una reciente investigación publicada en el portal The Intercept revela las presiones que ejercieron las grandes farmacéuticas sobre Twitter para bloquear contenidos que reclamaran la abolición de patentes para facilitar la producción genérica, masiva y de bajo costo de vacunas contra el Covid-19.
Según apunta el trabajo, una lobista de Twitter en Europa, Nina Morschhaeuser, informó al equipo de la red social que el gobierno alemán y la firma Biontech (asociada a la norteamericana Pfizer en la producción de una vacuna) la habían contactado para alertarla de una inminente campaña pública en tal sentido. Morschhaeuer pide blindar las cuentas de empresas y directivos de Pfizer, Biontech, Moderna y AstraZeneca, protegiéndolos de mensajes de los activistas. A su vez, llama a monitorear los hashtags #PeoplesVaccine y #JoinCTAP, este último un mecanismo que promovía un acceso igualitario a la vacuna.
La investigación del portal norteamericano revela también otras modalidades de presión y lobby de las farmacéuticas. En ciertos casos, con el argumento de enfrentar campañas de desinformación del lobby reaccionario anti-vacunas, se terminaba promoviendo una censura generalizada, incluyendo reclamos para facilitar la recepción de inmunizantes por parte de los países más pobres.
Estos grupos empresarios hicieron ganancias multimillonarias; son los ganadores de una pandemia que asoló a la humanidad y aún hoy se cobra la vida de más de mil personas por día. La anteposición del lucro privado a la salud de la población ha obstaculizado la lucha contra el Covid.
Al negocio de la apropiación de la tecnología para la vacuna se sumó el acaparamiento inicial de las mismas por parte de las grandes potencias, lo que relegó durante meses a los países periféricos.
No está claro hasta qué punto y en qué medida la red social accedió a los pedidos de los grupos farmacéuticos, pero de los documentos se desprende un contacto fluido entre las partes. El artículo del periodista Lee Fang se basa en algunos textos que ofreció a la prensa el nuevo propietario de Twitter, el multimillonario Elon Musk, probablemente como parte de la puja que sostiene con los ex dueños de la red del pajarito.
Así como el afán de lucro de los pulpos farmacéuticos conspira contra el acceso a la salud, la libertad de expresión está aprisionada por el monopolio capitalista de los medios de difusión.
Gustavo Montenegro
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