Mientras tanto, continúa el rechazo de la población marplatense y las organizaciones ambientalistas que denuncian el alto impacto ambiental sobre las aguas y la biodiversidad. Los derrames y fugas son una amenaza constante. Kicillof miente descaradamente cuando dice que no hay pruebas de que la extracción offshore impacte negativamente y tilda su rechazo de “progresismo infantil” antieconómico. Desmintiendo a Kicillof, el gigante noruego Equinor -involucrado en el negocio- tiene antecedentes de derrames de petróleo en las aguas de su país y en el Brasil.
Las posibilidades de que estos “accidentes” se repitan en la costa atlántica argentina son enormes, así como del daño que produzcan en las aguas y poblaciones costeras. Para justificarse, Kicillof invoca la Resolución 436/21 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación que declara al proyecto “Adquisición Sísmica Offshore Argentina” de la empresa noruega Equinor, como sustentable y libre de impacto ambiental. Falso de cabo a rabo. La extracción offshore pone en peligro la fauna y flora marina con consecuencias irreparable, así como el turismo y las actividades deportivas acuáticas.
El proyecto que blanquea Kicillof atrasa y se inscribe dentro de los modelos de extracción de combustibles fósiles para la producción energética no sostenible de petróleo, gas y carbón. En todo el mundo esta forma extractivista está llegando a los topes máximos y en la Argentina comprende al 80% de la producción de energía mientras que la eólica e hidroeléctrica se limita al 20%.
Según denuncian el Sindicato de Luz y Fuerza marplatense y expertos de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Mar del Plata, lejos de la mentirosa “sustentabilidad ambiental” que le adjudica el gobernador, un mar con petroleras impacta destructivamente en el ambiente. Los “accidentes” de los buques petroleros que operan en las costas y mar adentro han dejado daños gravísimos en el ecosistema marino en distintos países.
El aspirante a la reelección, Kicillof, se presenta ante los capitalistas como un garante de sus intereses. Habla por cuenta del pacto de Massa y del peronismo ajustador con el FMI. La apología de una pretendida Provincia de Buenos Aires “industrialista” oculta que el propósito de esta reprimarización de la economía y modelo extractivista es la generación de divisas para pagar la fraudulenta deuda externa, un pasamanos que termina en el pozo negro del capital financiero.
Los “jóvenes” de la Cámpora -con Cabandié a la cabeza- son los más obstinados defensores del extractivismo al servicio del FMI. Como Kicillof lo pintan como bandera de soberanía nacional. Los que claman contra los cortesanos que conspiran en Lago Escondido, propiedad del magnate protegido Joe Lewis, son agentes de la privatización de los recursos naturales y le entregan el Mar Argentino a las Petroleras. Lo mismo hacen los gobernadores, sin grieta, con la minería a cielo abierto contaminante y el fracking. El capitalismo destruye el medio ambiente.
El coqueteo del intendente marplatense Montenegro, de Juntos, con las movilizaciones masivas del Atlánticazo es puramente ocasional y electorero. De poco vuelo y para no terminar como Arcioni enfrentado a la resistencia popular a la megaminería en Chubut o como con la rebelión mendocina en defens del agua en el 2019. Juntos y toda la derecha son portavoces del extractivismo y de la explotación offshore. Fue Macri, el pionero que comenzó con el proceso licitatorio bajo la “inspiración” de Juan José Aranguren, su exministro de Energía. Posteriormente Lopetegui, entonces secretario de Energía, otorgó las áreas de exploración a YPF SA que posee el 51,% de las acciones de la empresa.
Ahí está la punta del ovillo del que tiran los Fernández y Kicillof y que teje el Fondo Monetario. Igual que el peronismo, el PRO, la UCR y los liberfachos califican el extractivismo petrolero y minero como una vía de modernización de la Argentina e integración al mercado mundial. No dicen que la “integración” se da en las condiciones de un país semicolonial proveedor de materias primas.
Las marchas masivas del 4/1 a un año del Atlanticazo se replicaron en todas las ciudades de la Costa, en la Capital Federal y en el resto de la Argentina. Kicillof y Cía. deberán vérselas con un movimiento popular de alcance nacional y provincial. La lucha por un Mar sin Petroleras desnuda a un régimen extractivista que sacrifica la biodiversidad ante el altar del capital. Lejos de modernizar, el extractivismo atrasa y retarda las inversiones tecnológicas para un sistema de producción de energía alternativo, sustentable y sostenido.
El programa del Partido Obrero en el FIT Unidad une la movilización en defensa del medio ambiente con la lucha contra el FMI y por la nacionalización de la producción energética sustentable y planificada. No al pago de la deuda externa.
Daniel Rapanelli
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