El impasse económico corre parejo con la crisis política.
No hay dudas de que Lula fue la presencia estelar de la cumbre de la Celac que se hizo en Buenos Aires. Pero, ¿qué papel vino a jugar el flamante presidente de Brasil? En el Sheraton de Retiro fue unánime el reconocimiento al gobierno golpista de Dina Boluarte que está masacrando al pueblo peruano, promovido directamente desde la CIA y el Pentágono. A eso Lula agregó el desplante a Cristina Kirchner y a Nicolás Maduro (que decantó en que el venezolano se bajara de la cita), gestos a medida de la línea Biden en la región. Hoy la preocupación del imperialismo es una estabilización de la situación en el subcontinente, y el líder del PT ha emergido como una pieza clave para esta tarea. La nueva “ola rosa” de gobiernos latinoamericanos viene a jugar un papel de contención, cuando la rebelión ante el golpe en Perú puso otra vez a las masas en acción, siguiendo el ciclo abierto por Chile en 2019. Esto fue denunciado in situ por el Frente de Izquierda Unidad, que marchó hasta ahí junto a organizaciones de la comunidad peruana y realizó un acto en repudio al golpe y en apoyo al pueblo de Perú.
En cambio, la fantasiosa idea de la moneda única entre Argentina y Brasil quedó reducida a un posible acuerdo de financiamiento de importaciones y exportaciones por un año, de dudoso resultado frente a la aguda crisis de reservas que desespera al gobierno argentino. Hay temor a un parate productivo, porque la industria argentina es fuertemente dependiente de los insumos y piezas brasileras, y la balanza comercial del año pasado dejó un déficit de 3.350 millones de dólares que en 2023 no se podría pagar (menos con el impacto de la sequía). El financiamiento, de concretarse, apenas patearía el problema por un año.
En medio de esta crisis de reservas del BCRA el gobierno dilapida dólares en recomprar bonos de deuda para contener la brecha cambiaria. No lo logra, pero sí agrava los problemas para importar insumos industriales acentuando la caída productiva. De paso, armó un negociado para el capital financiero, con datos que se filtraron.
El impasse económico corre parejo con la crisis política. La reunión de la Comisión de Juicio Político de Diputados para tratar el pedido oficial de enjuiciar a la Corte Suprema es “el comienzo de una farsa sin destino”, como denunció Romina Del Plá. Sabiendo que nunca contará con los dos tercios de la Cámara para que sea aprobado en el recinto, la intentona kirchnerista se parece más a un clásico recurso opositor de agitación política. La derecha aprovecha para paralizar todo y así, entre unos y otros, hunden por ejemplo la moratoria previsional para que 800.000 trabajadores puedan jubilarse. En el intento de juicio a la Corte no figuran la convalidación de los robos a los jubilados o el saqueo de la cordillera; sino que es una reacción tras la condena a la vice en la causa Vialidad, en el marco de una lucha feroz por el control de la Justicia entre el peronismo y el macrismo para garantizar la impunidad de cada uno y sus negocios más sensibles.
Con esto siguen agitando la autoproscripción de Cristina, que no es otra cosa que un guiño hacia Massa. El tigrense redobló el ajuste para cumplir con las metas el FMI sin la menor oposición del camporismo, y con esto trata de allanar el ríspido camino a una candidatura presidencial. Claro que para eso el ministro de Economía tiene que atravesar varios meses sin naufragar entre las presiones devaluatorias y una inflación que no puede controlar. Veremos qué depara el nuevo intento de un operativo clamor cristinista para el 24 de marzo, algo que hasta ahora no pasó de los papeles.
Massa se apoya en un intento de acuerdo con la burocracia sindical en nombre de “anclar inflación” a costa de los salarios, después de haber robado el año pasado 22 puntos a los jubilados y 13 a los estatales, que quedaron lejos del 94,8% de inflación. Ya tiene un guiño de los gordos de la CGT, que buscan acoplarse al techo paritario del 60%, y de las organizaciones sociales integradas al Ministerio de Desarrollo Social, que en medio de una baja masiva de programas sociales se dedican supervisar el cumplimiento de los acuerdos de precios en los supermercados. Lo mismo que Camioneros. Al igual que el flamante presidente brasileño, el capital político del peronismo sigue siendo su rol de contención. Tal vez por eso Lula fue tan afectuoso con Alberto.
No es un punto menor. En la medida que a ambos lados de la grieta el grueso de la agenda viene dictada desde el directorio del FMI en Washington, las principales divisiones obedecen a cómo llevar adelante semejante ofensiva antiobrera cuando ya estamos ante una pauperización social inédita en el país. Los choques dentro de Juntos por el Cambio tienen el mismo contenido, entre la campaña de Bullrich como abanderada de una política de shock y el planteo de Larreta de preservar vasos comunicantes con el aparato de contención peronista. En provincias como Mendoza y Río Negro la pulseada amenaza con llevar a una ruptura de la alianza opositora.
Reacciones de lucha
La Unidad Piquetera ha tomado nuevamente la delantera en la lucha contra el ajuste, ganando las calles en todo el país para rechazar los 160.000 despidos de Tolosa Paz en el Potenciar Trabajo. Es un ataque surgido directamente del memorándum del Fondo de diciembre, que exigió avanzar en nuevos recortes. Ese documento saludaba los esfuerzos de Massa y el gobierno para cumplir con el programa fondomonetarista, pero ponía el dedo en la llaga sobre las vacilaciones en ir más a fondo, marcando tres ejes: ninguna moratoria previsional, recorte del gasto en planes sociales y reducción de subsidios mediante nuevos tarifazos.
El de las tarifas es un punto ilustrativo. Las dificultades para concretar una baja drástica de los subsidios están generando cortocircuitos en los distintos eslabones de la cadena energética. En la audiencia pública que convocó el Enre, Edesur y Edenor fueron a pedir nuevos aumentos como los que recibieron las generadoras por la segmentación; esto a pesar de que fueron compensadas con la condonación de sus deudas multimillonarias, que como todas las distribuidoras acumulan por no pagar la energía a la empresa mayorista estatal Cammesa. En simultáneo se desarrollaba una auténtica rebelión de los vecinos del norte de Salta contra el tarifazo en la luz, que hizo retroceder parcialmente al gobernador Gustavo Sáenz. El ajuste avanza, pero en terreno movedizo.
Otro conflicto importante de este enero fue el de los portuarios de Rosario, al que otra vez las centrales sindicales le dieron la espalda, pero donde una huelga piquetera volvió a desafiar la entrega. La burocracia sindical logra por el momento que predomine cierta quietud a nivel general, pero también hay que tener en cuenta que las grandes luchas como la del Sutna, los residentes porteños y de otras provincias, médicos y docentes a escala nacional, tuvieron un efecto directo a indirecto sobre las paritarias para apaciguar la pérdida salarial. Por eso ahora el plan de Massa tiene uno de sus pilares en los acuerdos con la CGT para deprimir los reclamos salariales.
Fuera los políticos capitalistas. Por un congreso del FIT Unidad y los luchadores
Como sea, el margen es chico, cuando hasta el Papa Francisco alerta ante un cuadro en que más de la mitad de la población está sumida en la pobreza, como en la crisis de 2001-2002. Es el resultado del fracaso de los políticos capitalistas, o más bien el problema es que no se logró que efectivamente “se vayan todos”. La conclusión estratégica de ello es que los trabajadores y el pueblo argentino necesitamos desarrollar una alternativa política. Es lo que se propone el Partido Obrero al pelear por una intervención decidida del Frente de Izquierda Unidad en el escenario político, como superación de un peronismo que atraviesa una crisis histórica en cuanto a representación popular.
La condición para eso es actuar en forma independiente de los bloques patronales en todos los andariveles de la lucha de clases, en la calle y en las urnas. La tribuna de denuncia que montó el FIT-U ante la cumbre de la Celac es un paso positivo, contra las intenciones de disolver al frente en convocatorias de límites políticos difusos. En particular, se plantea desenmascarar la agenda trucha con que el kirchnerismo intenta disimular el ajuste, que es precisamente lo que horada su base social y electoral.
El PO convoca plenario nacional abierto para el 11 de febrero, apuntado a debatir este cuadro y tomar la iniciativa. Será una instancia para seguir impulsando un congreso abierto del Frente de Izquierda Unidad, dirigido a organizar a la vanguardia del movimiento obrero y popular que combate el ajuste en función de pelear por una perspectiva política propia, interviniendo con listas comunes en todo el proceso electoral -que debuta con los adelantos provinciales. Por eso el plenario del 11 será también oportunidad de nominar precandidaturas centrales para dar esa batalla. Ese es el camino para echar a los políticos capitalistas, y construir un nuevo movimiento popular con banderas socialistas. Los cierres de listas en las (muy) adelantadas elecciones de Neuquén y Río Negro empiezan a poner a prueba al Frente de Izquierda Unidad.
Iván Hirsch
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