El embargo llevará a un aumento de los precios del petróleo
La Unión Europea (UE) votó un sexto paquete de sanciones contra Rusia que tiene como decisión estelar un embargo de dos tercios de las importaciones de petróleo. Otras medidas son la exclusión de tres nuevos bancos del Swift (sistema de pagos) y la prohibición de tres canales de televisión.
Para llegar a un acuerdo interno, la UE -que ya dispuso hace algunas semanas un cese de las importaciones de carbón- se vio obligada a restringir el boicot a las compras por mar. Hungría encabezó la resistencia de una serie de países mediterráneos (República Checa, Eslovaquia) que son muy dependientes del suministro de petróleo a través del oleoducto Druzhba. Para estos países, no se fijó ni siquiera una fecha precisa en que deban emanciparse del oro negro del Kremlin. Además, sigue abierto el ramal norte del oleoducto mencionado, que atraviesa Bielorrusia para llegar a Alemania y Polonia. Berlín redujo su dependencia del petróleo ruso desde el comienzo de la guerra, pero no del todo. Y en el caso del gas natural ruso, le llevaría varios años reemplazarlo. Lo mismo en el caso de otros Estados. Por eso, el gas está por ahora fuera del radar de las sanciones de la UE, mostrando los límites que encuentra el bloque para golpear la principal fuente de ingresos del Kremlin.
Las nuevas medidas de Bruselas desataron la respuesta de Moscú, que ordenó cortar la provisión de gas natural a los Países Bajos, después de hacerlo con Polonia, Finlandia y Bulgaria.
En lo inmediato, las consecuencias serán un incremento de los precios de la energía que golpeará a los pueblos europeos. El petróleo ya escaló más del 50% en el año y está en los niveles más elevados desde 2008. Al mismo tiempo, aparece el fantasma del racionamiento. Alemania discute un proyecto para privilegiar las empresas por sobre los hogares ante una potencial escasez derivada del conflicto bélico (Infobae, 10/5).
Como señala un artículo de la agencia Reuters que reproduce La Nación (31/5), se está dando una reconfiguración del mercado petrolero global. Por un lado, los Estados europeos incrementan sus compras desde Africa (los países del norte, Camerún, Nigeria y Angola) y Estados Unidos. Por otro, Rusia intenta suplir las compras europeas vendiendo más en Asia. La India, por ejemplo, redujo sus compras petroleras desde Africa e incrementó las de Moscú. De todos modos, China e India aprovechan el debilitamiento de Putin por las sanciones para comprarle con descuento. Es una reconfiguración tortuosa, atravesada por la guerra, las sanciones comerciales y las tensiones internas entre los propios socios, como ilustra el caso de la UE.
A la vez, como las sanciones dificultan el acceso de los barcos petroleros rusos a muchos puertos, se está dando otro cambio riesgoso desde el punto de vista ambiental: una mayor parte del crudo que arriba a Asia lo hace a través de entregas en el mar, a buques no sancionados (de buque a buque).
La guerra en Ucrania es un factor de agravamiento de la crisis capitalista y no deja indemne a ninguno de los bandos involucrados.
Para las masas, se plantea un horizonte de mayores penurias económicas.
Gustavo Montenegro
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