La atención ha estado puesta en los últimos días en el discurso de Cristina Kirchner, el 20 de junio pasado. En la ocasión, la Vicepresidenta expuso un programa de gobierno, al menos de emergencia. Luego de las sucesivas crisis que tuvieron lugar desde la derrota del Frente de Todos en las Paso, por primera vez consiguió darle forma a una iniciativa política, que enseguida fue respaldada por un bloque de catorce gobernadores peronistas y por un conjunto de ministros y secretarios que, hasta el día previo, decían seguir el liderazgo del presidente, Alberto Fernández. De la cruzada no se han plegado el santafesino Perotti ni el cordobés Schiaretti, o sea la mitad de la Argentina productiva y política. Se ha creado, entonces, una "dualidad de poder" que deberá mostrar sus agallas, porque hasta ahora se encontraba agazapada, con CFK en franco retroceso. El Congreso, o sea incluido su propio Senado, dio el visto bueno al acuerdo con el FMI, relegando a los márgenes el voto contrario de la Cámpora.
En aquel discurso, Cristina Kirchner planteó la necesidad del reforzamiento de un estado en quiebra. De un lado, reclamó el desalojo de las organizaciones sociales de la calle, y el desalojo del Evita de los ministerios, que lideran dos funcionarios "albertistas"– Emilio Pérsico y el Chino Navarro. La disputa política por los barrios de los conurbanos de todo el país ha pasado a primer plano. La Vice declaró concluida la "contención social" que se atribuía a esas organizaciones. Del otro lado, CFK volvió a desempolvar la pseudo tesis de la “economía bimonetaria” y la denuncia del “festival de importaciones”, para responder a la corrida que se ha desatado contra los títulos en pesos de la deuda pública y al default virtual de la deuda en dólares del Tesoro. El dólar, como patrón monetario internacional, fue consagrado luego de la Segunda Guerra y ratificado después de que se declarara su inconvertilidad al oro. Progresivamente, se ha convertido en un factor de derrumbes financieros y crisis políticas e internacionales.
El objetivo político de la disertación fue plantear el despido de Guzmán y de Pesce del ministerio de Economía y del Banco Central, respectivamente. A tiempo o a destiempo, la Vice sostiene que sin una remoción de quienes firmaron el acuerdo con el Fondo y sin la formación de un gabinete que una a gobernadores e intendentes, el gobierno vuela en pedazos a corto plazo y el peronismo sufrirá la derrota de su vida en 2023.
Antes incluso de la perorata de Cristina Kirchner, Pesce había salido al rescate de los bancos y fondos comunes que tienen títulos del Tesoro en pesos, para evitar el derrumbe de la cotización y una corrida al dólar y a la devaluación. Guzmán, luego del discurso, prometió hacer lo mismo toda vez que fuera necesario, más la decisión de cortar la autorización a importaciones que no obtuvieran su propio financiamiento. Estas medidas, tomadas por un gobierno sin respaldo, atizarán la inflación y la devaluación del peso en los mercados paralelos. El derrumbe financiero y la crisis política se han convertido en una pareja de siameses, en el entendimiento de que sin una nueva coalición política el estallido es más o menos inminente. Luego de sus conversaciones con el neoliberal Redrado y el neoliberal Melconián, Cristina Kirchner debe haber llegado a la conclusión de que hay que hacer una explosión controlada de la bomba, para evitar que estalle en el comienzo de la campaña electoral. Si como aseguró el domingo pasado la economista Dal Poggeto, las salidas "gradualistas" se han agotado, la bi-monetarista del peronismo, Cristina Kirchner, se encargará de llevar adelante en forma más completa el programa del FMI del que decía renegar.
La insistencia de CFK en las importaciones es distorsiva, porque independientemente del monto de ellas, Argentina ha logrado un sólido superávit comercial de 15 mil millones de dólares, que se ha ido por los canales de los bancos y financieras a "refugios" más seguros en el exterior. El presidente del BCRA, en entrevista televisiva, señaló que estaba esperando una liquidación de 2.500 millones de dólares por exportaciones ya realizadas. La Vice ha expresado en reiteradas ocasiones su cariño por la agro-industria exportadora, a la cual el gobierno le ha dado una ley de incentivos a la inversión. La exigencia que el Banco Central ha impuesto a los importadores, de que consigan su propia financiación en el exterior, sólo puede ahondar esta crisis, porque la mayor parte de los productos que se manufacturan con bienes importados se destinan al mercado interno, donde no se recogen dólares para cancelar los préstamos a su vencimiento.
La movida de la Vicepresidenta ha despojado a Alberto Fernández del poder político con que creía contar, luego de que firmó el acuerdo con el Fondo y denunció la “invasión” de Rusia. El Presidente, un guitarrista, entona la música que conviene en cada reunión, en especial cuando el mercado de exportaciones de Argentina es China, y el “festival de importaciones” viene de allí también. El viraje de Héctor Daer, un albertista que ha salido a pedir el perdón de CFK, muestra que la CGT ha decidido acompañar en bloque la embestida de la Vicepresidenta, con la improbable deserción de Antonio Cavallieri, que se acaba de reunir con Macri. Daer es un muy antiguo compinche del Presidente, desde antes incluso que ambos organizaran una brigada anti-piquetera para desalojar, en 2008, sin éxito por otra parte, a los trabajadores del Hospital Francés. Por su lado, la montonera-menemista del Frepaso, Patricia Bullrich, ha advertido el enroque que se viene – es así que acaba de declarar que se opone a cualquier reclamo de cambios en el gobierno, porque se trata de voltear al gobierno mismo.
Antes de que se produzca el fracaso del recambio que elucubra Cristina Kirchner, es necesaria una muy clara delimitación política de esta operación y del bloque que la sostiene –en primer lugar la burocracia cegetista. En este nuevo escenario, el único "paro general" que podría declarar la CGT sería el que pudiera servir como fórceps para echar del gobierno al dúo señalado por CFK. Una consigna de paro general cegetista sería claramente "funcional" a la maniobra de la jefa anti-piquetera del peronismo. En la transición a este escenario es casi una certeza de que el Evita "mamma mía" se plegará como una sábana al bloque kirchnerista.
Para quienes palpitando las encuestas descuentan el giro a la derecha del electorado (JxC más Libertarios reunirían el 70%, aproximadamente, de la intención de votos), el pasaje súbito de la iniciativa política hacia el kirchnerismo debe sorprender. Es un hecho que, desde el 20 de junio, la oposición macrista no ha tenido otro recurso que machacar sobre el avión venezolano. La aeronave cruzó todas las fronteras de ida y de vuelta sin problemas, hasta encontrarse con que en Argentina ni YPF le quiere vender combustible. Esto ocurre cuando Biden ha decidido levantar las restricciones al petróleo de Venezuela y de Irán, para contrarrestar el embargo que la Otan ha declarado sobre Rusia.
De nuevo, antes de que se evapore esta iniciativa política es necesario producir una clara delimitación política, esto para no seguir sumando confusión en la clase obrera. La delimitación política servirá para preparar a los luchadores para agotar cualquier experiencia que aun quede por vivir con este pseudonacionalismo anti-obrero, y agrupar y organizar a la clase obrera en un partido socialista y revolucionario. La quiebra de cada eslabón de la crisis histórica reforzada en la última década debe ser al mismo tiempo un factor de desarrollo de la conciencia y de la organización de los explotados.
Jorge Altamira
28/06/2022
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