El atraso en el que está hundido el principal país imperialista del mundo es otra muestra de la completa inviabilidad del capitalismo y una expresión de la debacle económica, que empieza a encontrar respuestas en las luchas obreras y en la sindicalización creciente de la clase trabajadora, que obtuvo un resultado exitoso reciente en la organización de trabajadores de Amazon.
El golpe reaccionario de la corte se da en este cuadro. Los sectores populares se topan con ataques a derechos que se otorgaron muy tardíamente. También hay que marcar que nunca fue posible el acceso igualitario al aborto debido a los costos del mismo, que hoy ronda los 530 dólares (Jacobin). La deriva de la anulación del fallo Roe vs Wade puede terminar en la penalización de la homosexualidad en algunos Estados. La amenaza figura en el fallo del juez Clarence Thomas, un afrodescendiente reaccionario hasta los tuétanos. Varias activistas están proponiendo cerrar sus apps de seguimiento de ciclo menstrual o cualquier otra que pueda ser usada para presentar pruebas contra mujeres que abortan. Lo que se llama un régimen del terror.
Las legislaturas “han impuesto requisitos draconianos a las clínicas y han obligado al personal a someterse a un proceso burocrático; han obligado a los médicos a recitar mentiras a sus pacientes y han exigido ecografías innecesarias y onerosos períodos de espera”. Así describe la activista Jenny Brown el cuadro actual (Jacobin, 5/5). Aún en este grave cuadro, precedido por otros obstáculos como el fallo Hyde que impidió el giro de fondos federales para garantizar la práctica, continuó el proceso de cooptación demócrata que evitó consolidar una ley de aborto que evitara la fragilidad legal actual producto de lo cual cinco personas deciden terminar con varios derechos.
Aunque en 13 Estados con claridad se procederá a la prohibición porque ya tienen leyes que los habilitan, el Instituto Guttmacher calcula que son 26 los Estados en los que puede haber retrocesos.
La responsabilidad del Partido Demócrata
En 2007 Obama prometió una ley que reglamentara el fallo. Cuando asumió en 2009 decidió no cumplir su promesa. Avanzar para que el movimiento castigue a los demócratas y se plante de manera independiente de los partidos del régimen es vital.
Desde septiembre tiene media sanción una “Ley de protección de la salud de la mujer” que admite la práctica del aborto hasta la viabilidad. Su aprobación en el Senado está cuestionada, aunque es posible si los demócratas abandonan el “filibusterismo” (obstruccionismo parlamentario). “Debemos aprobar una legislación que codifique el caso Roe v. Wade (…) Y si no hay sesenta votos para hacerlo (por los requisitos del Senado), debemos reformar el filibusterismo para aprobarla con cincuenta votos” dijo Biden tratando de mostrar una firmeza que nunca caracterizó a su espacio político responsable de haber llegado a este punto. En mayo había dicho que no iba a modificar la pauta de votación en el Senado y es preciso recordar que el actual presidente votó a favor de la enmienda Hyde. No es de fiar nada de lo que digan los demócratas.
Desde la aprobación en la Cámara de Representantes de la Ley por la salud de las mujeres no hicieron nada por su avance, cuando ya hace más de un mes que está confirmada la derogación del fallo Roe. La conmoción social por la derogación es muy grande. Solo moviendo masas en todo el país se puede revertir el ciclo de retroceso de años de avances reaccionarios.
Las responsabilidades demócratas son recordadas en estos días, ya que cuando fueron gobierno y pudieron no quisieron darle un estatus más seguro al aborto legal. Mientras que el 70% de la población está a favor del aborto, el régimen garantiza que cinco de los suyos lo hagan caer. Esto pasa en “la mejor democracia del mundo” donde la policía mata a negros y goza de la más completa impunidad y los pibes matan a otros porque gobierna la Asociación del Rifle.
La importancia de volver a las calles por el aborto legal
En Estados Unidos se emitió el fallo “Roe vs Wade” en 1973 bajo presión de un movimiento de mujeres que venía en alza en EEUU y en muchos otros países del mundo. Eso ocurrió 53 años después de que el gobierno de la URSS legalizara el aborto apenas a dos años de la revolución. La supremacía del gobierno de las y los trabajadores se ve claramente en estos hechos. En Argentina, 100 años después que en la URSS, se aprobó una ley de legalización parcial, hasta las 14 semanas, arrancada con miles y miles en las calles. Por su parte, la degeneración estalinista brilló por lo contrario: ilegalización temporaria, persecución a las diversidades, vuelta de la mujer a la vida doméstica. Cualquier parecido con la realidad del capitalismo en decadencia no es coincidencia.
Luego de la segunda ola del feminismo que conquistó este derecho en 1973 (encuadrado en el derecho más general a la privacidad), la orientación que primó fue la de la cooptación del movimiento. La confianza de que el capitalismo se puede humanizar o mejorar. En el transcurso de estos años el feminismo se topó con las enormes contradicciones que supone reclamar derechos sin golpear al régimen que los niega y dando la espalda a las mayorías. La marca del feminismo burgués (por su programa) que permitió el carrerismo estatal de unas pocas a expensas de las mayorías de mujeres pobres, afrodescendientes y latinas.
La lucha de la mujer en EEUU transitó la búsqueda de una igualdad capitalista luego de la segunda ola, entre mujeres y hombres, consumada en el destaque de algunas en puestos del Estado. La presencia de las mujeres en el ejército norteamericano solo sirvió para convertirlas a ellas en violadoras de prisioneros, como ocurriera en Abugh Rahib. Sin embargo, las condiciones de vida de las mujeres empeoró considerablemente durante los últimos 50 años, a un ritmo superior de la pauperización vivida por el conjunto de la clase obrera.
Con las mujeres desmovilizadas el olor rancio del capital avanzó. El financiamiento a los sectores neopentecostales por parte de patronales y sectores republicanos impactó en la lucha contra la ola verde en Argentina y financió la campaña de Bolsonaro.
Para arrancar la ley en el Senado, que es solo una punta para desarmar el camino reaccionario consolidado en cada Estado, será necesario sacar conclusiones de cómo actúan los partidos del régimen.
En EEUU resulta esencial volver a las calles por el aborto legal de forma independiente de lxs demócratas.
En política no hay vacíos, si no avanzamos nosotras avanza la derecha bajo los ojos cómplices de un progresismo postrado y concentrado en cumplir con el FMI. Que la ola verde vuelva al centro de la escena en toda América.
Vanina Biasi
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