Cincuenta personas fueron encontradas sin vida en un camión abandonado en una ruta próxima a San Antonio, en el estado norteamericano de Texas. Las víctimas murieron por asfixia o bien debido a un golpe de calor. En tanto, dieciséis viajantes fueron rescatados con vida y trasladados a un hospital.
La mayoría de los fallecidos son de nacionalidad mexicana, aunque los hay también de procedencia hondureña y guatemalteca. Son los países de los que parten grandes contingentes humanos, ante la pobreza, el hambre y la violencia de las bandas criminales de la región. El crecimiento de estos flujos es una señal inconfundible de la agudización de la crisis capitalista.
El nuevo hecho luctuoso es solo el último en la espeluznante ruta migratoria hacia los Estados Unidos, en cuyo trayecto miles padecen estafas, abusos y agresiones.
Frente a las oleadas migratorias, Estados Unidos aplica un plan de deportaciones masivas. Los gobiernos de Trump y Biden expulsaron 1,7 millones de personas valiéndose de una disposición que –con la excusa de la pandemia- habilita la expulsión exprés, inclusive de niños que viajan solos.
Al mismo tiempo, parte de la frontera con México ha sido amurallada, y en algunos de sus tramos se ha colocado alambre de púas.
Todo esto incentiva el accionar de mafias que lucran con la desesperación de los migrantes y los conducen a muertes espantosas, como en este caso.
En una muestra de subordinación al imperialismo, el gobierno del mexicano de Andrés Manuel López Obrador tapona y reprime las caravanas que parten desde los países del llamado “triángulo norte” (Honduras, El Salvador, Guatemala) con destino a Estados Unidos, usando a tal efecto la Guardia Nacional.
La crisis migratoria se está transformando dentro de los Estados Unidos en uno de los tópicos de la campaña electoral. El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, apela a un discurso xenófobo que alude a “hordas de migrantes”. En desacuerdo con lo que considera una política débil de Biden en la materia, empezó a derivar micros de migrantes detenidos a Washington, donde son liberados. Pero los demócratas, como ya hemos visto, también impulsan una orientación expulsiva.
Frente a la crisis migratoria, defendemos el derecho incondicional al asilo y planteamos la unidad de trabajadores migrantes y nativos en una lucha común contra la xenofobia, el racismo y los gobiernos capitalistas.
Gustavo Montenegro
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