Sin duda se trató de un debate de una enorme importancia política, cuya trascendencia podremos ver en el curso de los acontecimientos, particularmente por la terminante definición de Altamira sobre la independencia política del Partido Obrero y el FIT frente a las alternativas patronales en pugna y no solo por ello como ya veremos.
El debate mostró al Partido Obrero y al FIT como una alternativa concreta (para las masas), frente a la hipotética polarización peronismo-Cambiemos en el proceso electoral en curso y su marco de crisis del gobierno y el propio régimen social imperante.
Fue el propio Moreno el que definió la importancia de este debate al compararlo con el debate Tosco-Rucci hace 45 años, como antecedente de una polémica televisiva entre el peronismo y la izquierda. Ya sobre el final del debate en Crónica Moreno afirmó que en aquel debate memorable, Tosco terminó diciendo que votaría al peronismo y con este “argumento” reclamó a Altamira que, en un (hipotético) ballotage entre Cambiemos y el peronismo, la Izquierda debería votar al peronismo. Revisando las versiones de aquel debate que se desarrolló el 13 de febrero de 1973, es decir poco antes de las elecciones que se harían en marzo de ese año, hay que decir que Moreno mintió. Frente a la pregunta del entrevistador de ese programa Tosco afirmó que votaría la fórmula del Frejuli, Obregón Cano- Atilio López en Córdoba, pero no la fórmula nacional del Frejuli, Cámpora-Solano Lima. (Agencia Paco Urondo, 6/10/2010). No forma parte de esta nota un análisis de ese período, pero sí que Moreno y el kirchnerismo se preocupen especialmente en tratar de bloquear nuestra influencia e incluso anularla. Ya sabemos que la respuesta de Altamira enterró esta pretensión del kirchnerismo. Citando al Quijote habría que decir…”ladran Sancho señal que cabalgamos”.
Altamira en el debate fue mucho más allá al plantear que frente al fracaso histórico de los partidos del régimen, que explicó en el curso de todo el debate, estos partidos tienen que ser desplazados del poder y tiene que gobernar la izquierda. Este fue el planteo más “disruptivo” de todo el debate y el que en términos de lucha política plantea toda una perspectiva. Claro que hay que plantear un programa, que Altamira desarrolló hasta con lujo de detalles, pero además lo que quedó en claro fue el señalamiento para los trabajadores de que tienen que trazarse una perspectiva propia que solo pasa por un Gobierno de la Izquierda, consigna que en el actual escenario político electoral y social, adecúa el planteo de un Gobierno de Trabajadores, lo “baja a tierra”. Este planteo nos brinda una palanca poderosa, en mi humilde opinión, para impulsar una campaña con una importante iniciativa política que tienda un puente a las masas. ¡A la mierda con los partidos del régimen, que gobierne la Izquierda!
Por supuesto, también estuvo el planteo de la necesidad de impulsar un paro nacional de 36hs en la perspectiva de la huelga general para imponer las reivindicaciones de los explotados, la denuncia a la parálisis criminal y cómplice de la burocracia sindical y el peronismo, etc., Altamira reivindicó también el extraordinario movimiento de lucha de las mujeres por el aborto libre, estatal y gratuito dejándolo en orsai a Moreno en este punto. Altamira resultó un claro “vencedor” en ese debate, tanto que en un momento del programa, Moreno dirigiéndose a los conductores del mismo, les espetó, “no sean exégetas de Altamira”, lo que es hasta cierto punto anecdótico. Lo importante, lo trascendente es que como no sucedió en aquel debate de hace 45 años, el Partido Obrero sí llama a los trabajadores a… saltar el cerco, romper con el peronismo, votar a la izquierda y que esta perspectiva pueda concretarse.
Mario Diamonte
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