martes, 12 de febrero de 2019

El “tema” del verano: cortes de luz y tarifazos



Llegó el calor y con el calor llegó el tema del verano. Pero este no es el tema que todos querían escuchar sino más bien el tema del que estamos tratando de zafar. Estamos hablando de los cortes de luz con 45 grados de calor que se vivieron en Buenos Aires, que vinieron acompañados de los no muy gratos incrementos en las boletas de luz, y también otros servicios como el gas y el transporte.
¿A cuántos de ustedes no se les cortó la luz alguna vez este verano?
Y si pensábamos que esta combinación de calor + cortes de luz + tarifazos era poco, la temperatura siguió subiendo porque esta semana debimos escuchar al exministro de Energía, y exgerente de Shell, Juan José Aranguren, en una entrevista afirmando que la electricidad no es un “derecho humano”. Celebre.
Y además dijo que las subvenciones a las empresas como Edenor y Edesur eran solamente para pagar sueldos. Es decir, como que las empresas no son muy rentables, es decir no ganan lo que quieren, y por eso no brindan un servicio de buena calidad. Estamos hablando de que estas empresas de energía, transporte y otros sectores, recibieron subsidios entre 2004 y 2015, durante el kirchnerismo, de nada más y nada menos que de U$S 162 mil millones mientras tanto se evitó todo cuestionamiento a las privatizaciones del menemismo.
¿Pero es cierto que si a las empresas les va bien a la sociedad le va bien?
De lo que no caben dudas es que efectivamente a las empresas “les va bien”:
Según el Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo, en los primeros 9 meses de 2018, Edesur (empresa distribuidora de electricidad) ganó casi 2 mil millones de pesos, que es cuatro veces más que en el mismo período de 2017. Recordemos que el accionista minoritario más importante es Nicolás Caputo, amigo del presidente Mauricio Macri. Dos mil millones de pesos, es equivalente a lo que el Estado Nacional gasta por mes en Agua potable y alcantarillado.
Así también, Edenor, en manos otro empresario cercano al presidente, Marcelo Midlin (dueño de Pampa Energía), obtuvo en los primeros nueve meses del año pasado ganancias por 3.256 millones de pesos, dos veces más que en el año anterior, según los datos del mismo Observatorio.
Sin embargo, si miramos la calidad del servicio, a las empresas les va bien, pero qué pasa con la calidad del servicio.
¿Y qué pasa? En los dos últimos años aumentó en más de un millón los usuarios afectados por los cortes de luz en las zonas donde abastecen Edenor y Edesur, pasaron de 2,5 millones en 2016 a 3,5 millones (+9 %) en 2018. Aumentaron los cortes de luz y los usuarios afectados.
En el caso del gas y el petróleo, en la actualidad, la producción total se encuentra debajo del nivel de 2010 a pesar de la mayor extracción de hidrocarburos no convencionales (como en Vaca Muerta). Incluso la inversión total decae a causa de que el vuelco empresarial a Vaca Muerta no compensa la baja en la inversión en hidrocarburos convencionales.
De manera que sólo con empezar a mirar un poco y ver cómo funcionan los servicios públicos queda al desnudo que el lucro privado se choca de cabeza con la posibilidad de responder a las necesidades sociales, en este caso de abastecer servicios esenciales.
¿Y qué pasa con las audiencias públicas? Realmente fueron muy testimoniales, porque en ese lugar ni los usuarios ni los trabajadores pueden decidir. Son audiencias no vinculantes. No brindan la información suficiente como para saber cuánto recaudan y en qué se invierte el dinero de los usuarios y los subsidios, porque de allí se demostraría la total inviabilidad de los servicios privatizados. Este 26 de febrero va a haber una audiencia por el gas, pero ya se sabe que de mínima el aumento va a ser este año de 35 %.
Esto se sabe, aunque puede que cambie en algún porcentaje, pero se sabe porque lo último que hizo el exministro de Energía, no Aranguren sino el que lo sucedió: Javier Iguacel, un día antes de renunciar en diciembre pasado lo último que hizo fue anunciar estos tarifazos para los primeros meses del año. En electricidad un 55 % en lo todo lo que va ser el 2019 y en el gas alrededor de un 35 % como decíamos recién.
¿Por qué están realizando ahora un aumento tan grande en la factura de luz? Porque le están compensando a las empresas que el tarifazo no haya sido tan acelerado como les habían prometido al inicio de la gestión de Macri, entonces les computan una deuda a nombre de cada usuario, obviamente con intereses, que se junta ahora con el aumento de precio de las generadoras de energía.
Algo similar, recordarás, quisieron hacer el año con las compensaciones al gas, donde querían compensar a las distribuidoras por la devaluación de más del 100 % para garantizarles las tarifas dolarizadas.
Eso se frenó, es decir no se lo van a computar a los usuarios porque era realmente escandaloso, pero si el Estado les va a garantizar ese diferencial que son nada más y nada menos que $ 10.600 millones de pesos. Que se van a pagar con los bolsillos de todos nosotros, no es que a los usuarios no nos va afectar nada de esto, porque el Estado lo que paga en subsidios lo recauda a través de un sistema muy regresivo de impuestos.
Pero estas compensaciones, que parece que están de moda, no son así para las trabajadoras y los trabajadores, que el año pasado perdimos alrededor de un 14 % de poder adquisitivo frente a la inflación y ni que hablar frente a los salarios en dólares.
Lo notable es que por ejemplo el precio del gas en boca de pozo (que significa el 70 % de la factura de gas) se está pagando 3 dólares más por BTU (la unidad de medida del gas) de lo que está su precio internacional, por una resolución del exministro Aranguren les están pagando a las empresas 7 dólares por millón de BTU cuando en el mercado vale 4 dólares el millón de BTU. Eso explica en gran medida que las tarifas sean tan altas.
Recopilando, tenemos entonces que desde que asumió Macri, las tarifas de electricidad se incrementaron entre un 10 y 23 veces más (dependiendo la categoría). Y las tarifas de gas entre 5 y 13 veces más.
Y también si lo pensamos desde el punto de vista de cuánto eso representa en nuestros salarios, un informe de la Universidad de Avellaneda dice que respecto del salario mínimo los servicios públicos van a representar el 26 %.
Que los tarifazos y los cortes de luz no sean un “tema”. No se trata de “subsidio sí o subsidio no”, deberíamos pensar más allá y cuestionar el verdadero núcleo problemático: los gobiernos ponen en primer lugar la garantía de ganancias de las empresas, que tienen un negocio privilegiado porque se les otorga el monopolio de proveer servicios fundamentales para la vida, en lugar de encontrar una verdadera solución racional que garantice la eficiente (y ambientalmente sustentable) producción, transporte y distribución de electricidad y de gas.
Recordemos que la mala calidad de los servicios públicos fue utilizada como un argumento en los años ´80 y ´90 de que “lo estatal” era ineficiente y que lo mejor para asignar recursos es el mercado, y así justificar las privatizaciones. Eso, después de que las empresas públicas hayan sido sometidas al vaciamiento de la “patria contratista” y el enorme endeudamiento para solventar el esquema de la bicicleta financiera de la dictadura. ¿Por qué no podemos cuestionar ahora que “lo privado” ya no va más y que es necesario pasar a un esquema verdaderamente estatal y público, bajo gestión y control de los trabajadores, los técnicos y usuarios?

Lucía Ruiz

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