viernes, 28 de diciembre de 2012
“Socialismo” asesino y botón
Los saqueos que comenzaron el 20 de diciembre, y el oprobioso saldo de 4 personas muertas sacudieron el ambiente del ocaso del año en Rosario. Sin embargo no puede decirse que fue una sorpresa. Fue ni más ni menos que la emergencia caótica de “la otra Rosario”, la ciudad que se oculta adrede en las pulcras postales y en las simpáticas publicidades. Allí solo se muestra la ciudad “que se puede mostrar”, recostada sobre el río, con sus torres construidas sobre el frondoso colchón de soja, férreamente resguardado por el gobierno de Bonfatti, y antes de Binner.
Binner, el candidato del progresismo no kirchnerista apoyado por la CTA Micheli, acusó velozmente: “no son saqueos por pobreza, son actos vandálicos”. Esto es una lectura malintencionada y autoindulgente. Más del 10% de los rosarinos, casi 200 mil personas, vive hacinado en alguna de las muchas villas miseria y barrios de emergencia. Villa Moreno, Barrio Toba, Villa Banana, son algunos de los populosos barrios donde viven trabajadores junto a miles de vecinos desocupados. Estos miles de pobres que Binner quiere no ver, sufren una a una cada lluvia que cae sobre la ciudad, que anega estos barrios, inunda las casas y agrava las ya precarias condiciones de vida: falta de cloacas, de asfalto, de gas, etc. De hecho, Binner y Bonfatti aprovecharon los saqueos para ocultar que la oleada de reclamos comenzó el 19, cuando cientos de vecinos comenzaron a hacer piquetes frente a las brutales consecuencias de la tormenta, que dejó a miles en la calle, que obligó a evacuar a mil vecinos, y que costó la vida a un joven de 19 años y a una enfermera que murió ahogada bajo un alud. Pero para el socialismo esto no tiene que ver con la pobreza...
Desde esa misma noche la solución del gobierno “socialista” de Bonfatti fue saturar de policías los barrios populares. Esas fuerzas policiales, justamente, conocen esa tarea: los barrios donde trabajadores y pobres sufren penosas condiciones de vida, son las zonas liberadas donde los punteros y los “soldaditos” de los narcos, hacen y deshacen con una complicidad policial que se demostró que llegaba hasta el mismísimo jefe de la policía provincial, el ex comisario Hugo Tognoli. Esta connivencia no es gratuita, le costó la vida a 4 personas durante los saqueos, pero antes le costó la vida a 3 jóvenes militantes del Frente Popular Darío Santillán, asesinados por los narcos del Quemado Ródríguez, barrabrava de Newell’s grotescamente custodiado por la Santafesina Sociedad Anónima.
Frente a los saqueos, la línea de Bonfatti y de Binner de dar luz verde a una policía infectada hasta su médula por el narcotráfico y la trata de mujeres, fue profundizar esta línea, pidiendo 500 gendarmes. El falso socialismo quiere que los barrios populares sean verdaderas “cárceles” con barrotes de las fuerzas represivas. Pero no existen límites para el “macrismo” que tiene el PS y el FAP adentro: el gobierno de Bonfatti acaba de lanzar un “0800” para que “los vecinos” buchoneen y den información sobre cualquier persona que haya participado de los saqueos. Tal cual hace la derecha de Mauricio, de la que nada tiene que envidiar Binner y cía (o CIA).
Para culminar: dijimos que no es sorprendente la labor de los falsos socialistas. No podemos dejar de recordar que Binner fue parte, junto a Reutemann y el PJ, la Iglesia, el Ejército, la asociación de supermercadistas y la Policía, del Comité de Crisis que organizó la “respuesta” a los saqueos y movilizaciones del 19 y 20 de diciembre de 2001. La respuesta efectivamente llegó y se cobró la vida de 8 rosarinos. Ahora, una vez más la respuesta fue la represión, aunque el PS ya no jugó un rol de reparto sino uno “protagónico”.
Binner, Bonfatti y el FAP no dan hilo sin puntada: todas sus acciones tienen la finalidad de mostrarse como garantes de los negocios de los grandes terratenientes y capitalistas, manteniendo intacta la impunidad y los negociados policiales. La crisis con Tognoli y la “narco-policía” fue la expresión más podrida de un Estado provincial que concentra la riqueza en aceiteras, exportadoras de granos, grandes latifundistas y mega empresas como Acindar y GM, mientras condena a bajos salarios, precarización laboral, accidentes laborales y viviendas precarias a la mayoría trabajadora. ¿Con qué cara estos socialistas de smoking van a condenar una irrupción violenta y desesperada de pobres? La pregunta del millón es: ¿hasta cuándo Micheli y la conducción de la CTA van a llevar a los trabajadores detrás de esta decadente política pro capitalista?
Octavio Crivaro
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