sábado, 14 de abril de 2012

"Aún queda un largo camino por recorrer en la lucha contra el mal de Chagas"



La que sigue es una columna escrita por Unni Karunakara, presidente de Médicos Sin Fronteras (MSF), que Clarín.com publica en exclusiva. En América Latina, unas 10 millones de personas todavía padecen la enfermedad.

El mes pasado, Argentina se convirtió en el segundo productor mundial de benznidazol, la principal droga usada para tratar el Chagas, gracias a un esfuerzo conjunto del Ministerio de Salud y de la Fundación Mundo Sano. El anuncio es una buena noticia para los cerca de 10 millones de pacientes que sufren de esta enfermedad parasitaria, endémica en la región latinoamericana, y también para Médicos Sin Fronteras (MSF), ya que desde hace varios años estamos trabajando para mejorar el acceso a los medicamentos existentes para el Chagas, y abogando por más investigación y desarrollo.
Esta noticia no es un hecho aislado, sino que forma parte de una serie de avances logrados en la batalla contra esta enfermedad. En los últimos años, la demanda de tratamiento ha aumentado significativamente, ya que ahora se trata a adultos al igual que a los niños. Nuevas evidencias médicas también han demostrado los beneficios del tratamiento con benznidazol para pacientes en la etapa crónica de la enfermedad. Paralalemente, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió dos resoluciones sobre el mal de Chagas enfocadas en el tamizaje y el tratamiento de pacientes. El año pasado tuvimos más noticias alentadoras con respecto al Chagas: una nueva formulación de benznidazol en dosis pediátrica fue registrada en Brasil, un proyecto que contó con el apoyo de la Iniciativa de Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi, por sus siglas en inglés). Hasta entonces, no había una formulación específica adaptada para niños, a pesar de que la tasa de recuperación del tratamiento de Chagas es más alta en los menores. Otros desarrollos están en proceso: MSF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) están involucradas en un estudio conjunto para simplificar el diagnóstico con tests rápidos. Si el resultado es positivo, la detección de casos entre mujeres embarazadas y en comunidades remotas afectadas por Chagas podría aumentar.
Estos son todos pasos importantes. Sin embargo, hoy 14 de abril, mientras conmemoramos el Día Internacional de Chagas, es necesario recordar que aún queda un largo camino por recorrer en la lucha para poner en agenda esta enfermedad silenciosa y silenciada. Para priorizar a las poblaciones olvidadas que la sufren, se necesitan más políticas, financiamiento e investigación.
Los programas de Chagas en el continente americano actualmente dependen de un solo laboratorio que produce benznidazol – el laboratorio público brasilero LAFEPE (Laboratorio Farmacéutico do Estado de Pernambuco) – ya que Argentina aún no ha comenzado a producir la droga para exportar. Tener solo un productor puede causar riesgos de abastecimiento, tal como experimentamos el pasado Octubre, cuando una escasez del medicamento y la posibilidad de ruptura de stock forzaron a MSF a suspender la apertura de nuevos proyectos de Chagas en Bolivia, y a reducir por un tiempo el diagnóstico de nuevos pacientes en Paraguay. Al día de hoy, en varios países el abastecimiento todavía no está garantizado.
Si bien el anuncio acerca de la producción del benznidazol en Argentina es alentadora como un paso más para superar la vulnerabilidad causada por tener solo un productor, esta noticia no puede hacernos perder de vista la necesidad de dedicar un mayor esfuerzo a la investigación y desarrollo de nuevos fármacos para el Chagas. El Benznidazol y el Nifurtimox, el otro medicamento usado para tratar esta enfermedad, fueron desarrollados hace más de 40 años y, aunque son manejables bajo supervisión médica, pueden tener efectos secundarios.
También es necesario contar con un test de cura para confirmar que el parásito ha dejado el cuerpo del paciente luego de recibir tratamiento. Sin éste, es difícil convencer a las personas de someterse al tratamiento. Para los pacientes, también es arduo vivir sin saber si el medicamento fue efectivo, y, además, no se puede evaluar la eficacia de nuevas drogas. Actualmente, hay pocas iniciativas destinadas a encontrar un test que pueda confirmar la cura más rápidamente; para alcanzar este fin se requieren compromisos e inversiones a largo plazo que en este momento no se están desarollando.
La falta de esfuerzos en combatir el Chagas causa 12.500 muertes cada año y amenaza la vida de millones de personas que viven con esta enfermedad sin siquiera saberlo, desde Argentina hasta Estados Unidos. El Chagas cobra un rostro humano con historias como la de Pamela, que fue atendida en una clínica de MSF en Cochabamba, Bolivia. Ella le transmitió el parásito a sus dos hijos durante el embarazo, porque no sabía que ella misma lo portaba. "Llevé a mis hijos al centro de salud, y dos semanas después, me confirmaron que los tres habíamos dado positivo. Cuando llegué a casa rompí a llorar porque mis hijos, la única familia que tengo, estaban enfermos por mi culpa," recuerda. La historia de Pamela se repite día a día con otras mujeres en áreas rurales del continente. Afortunadamente, ella y su familia pudieron recibir atención gratuita en una clínica de MSF, sin sufrir las consecuencias del Chagas. Pero otros miles que no tienen la misma posibilidad, no han recibido tratamiento por esta enfermedad.
En 2009, en coincidencia con el centenario del descubrimiento del Chagas, MSF lanzó la campaña "Rompe el silencio," para crear conciencia sobre esta enfermedad y apelar a los gobiernos para que prioricen el acceso al diagnóstico y tratamiento de los afectados. A pesar de que se han hecho avances en estos años, hoy nos vemos frente a la necesidad de reiterar este llamamiento. Es necesario seguir levantando la voz para que el Chagas deje de causar tantas muertes evitables.

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