jueves, 23 de febrero de 2012

Crisis Ferroviaria: Preanuncios del colapso final



El accidente ocurrido en la mañana de hoy en la Estación Once -49 muertos y más de 600 heridos- es producto del colapso de los ferrocarriles concesionados. La empresa TBA, de la familia Cirigliano, y el gobierno deslizan un comentario perverso de que el conductor se durmió. Deslizamiento siniestro para eludir responsabilidades: todos los días, como una constante, ocurren accidentes en el transporte ferroviario suburbano, ocultados celosamente por las empresas y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). Hay desidia, complicidad, improvisación, falta de personal, de mantenimiento; ho hay controles preventivos, ni fiscalización sobre las obras comprometidas. Se viajaba como ganado, ahora es peor: es suicida embarcarse. Por Juan Carlos Cena

Por ANRed - L (redaccion@anred.org)

ACCIDENTE DE ONCE - 49 MUERTOS 600 HERIDOS

Por Juan Carlos Cena especial para Villa Crespo Digital

22 de febrero del 2012

Estas cifras provisorias son dolorosas, desde esta columna sólo decirles a todos los que han sufrido una pérdida o ha quedado accidentado que lamentamos profundamente lo sucedido. ¡Que sí hay responsables!
Todos los días, como una constante, ocurren accidentes en el transporte ferroviario Suburbano, ocultados celosamente por las empresas concesionarias y la CNRT. Sí, hay desidia, complicidad, improvisación, falta de personal, de mantenimiento en las unidades de inversión. Todo como consecuencia de la falta de políticas de Estado para el Transporte.
A consecuencia de ello, las unidades, o sea los coches de pasajeros, no reciben el adecuado, por no decir ningún, mantenimiento preventivo en los depósitos. Revisación de ejes, rodamientos (llantas y sus perfiles), suspensión, frenos, sistema eléctrico; y en las vías: señales, semáforos, conservación y renovación...y así.
Hay un desprecio y una insensibilidad manifiesta hacia los pasajeros. Los trenes del F.C. Sarmiento están plagados de falencias técnicas y el peligro es latente. Todos los otros recorridos del T.B.A. están llenos de anomalías. T.B.A. es una de las empresas dedicadas al transporte, de la familia Cirigliano.
La crisis en el universo ferroviario es integral. Tanto en los trenes suburbanos, cargas y en los de cartón de pasajeros de larga distancia inaugurados con una gran pompa K. Abarca todo. No hay rincón donde ella, la crisis, no esté presente. Pero hay crisis de finitud, el de este sistema perverso de las concesiones ferroviarias. Todo este sistema concesionarista va camino al colapso. Los accidentes de trenes fueron moneda corriente durante todo el 2005 hasta la fecha.
¿Podemos inferir que el gobierno nacional continúa subsidiando los accidentes ferroviarios? Desde el año 2005 venimos denunciando desde el Mo.Na.Re.FA que se avecinaba un tiempo ferroviario plagado de accidentes.
Por otro lado, decíamos que la Gerencia de Seguridad en el Transporte, que depende de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, publicó una estadística donde reflejaba que en el área metropolitana durante el 2003, fallecieron un total de 389 personas y 1064 resultaron heridas de gravedad. En los últimos 7 años, cerca de 14.000 muertos.
Cifras reveladas por el propio Secretario de Transporte que manifiesta: “La Argentina tiene un record importante de muertes en ferrocarriles: más de 400 por año”. Lo que no dice es por qué ocurren esos accidentes. Las cifras son demostrativas y hay que compararlas cuando los ferrocarriles estaban en manos del Estado. Veríamos como los ferrocarriles del Estado tenían sumo cuidado en las cuestiones de seguridad. Acá en el periodo privatista todas esas normas de seguridad se anularon, como así los sistemas de controles, con anuencia de la Secretaria de Transporte..
La CNRT es la responsable del control integral de los modos de transporte, en este caso el ferroviario, es el órgano de control del Estado.
La inoperancia de la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte) es patética. Pero es para preguntarse si ¿es inoperancia o complicidad manifiesta? ¿Cómo es posible que se les hayan renovado, a estas empresas concesionarias, los subsidios? ¿Cómo es posible que sigan ocurriendo accidentes por cuestiones de mantenimiento preventivo en todo el material rodante, vías y señalamiento?
En casi todas las líneas de trenes los sistemas de suspensión están vencidos, el bamboleo de los coches obedece al mal estado de las vías que no se les hacen la renovación o el cambio de durmientes y afirmación de balasto (piedras) en forma permanente, lo mismo que el sistema lateral de la suspensión.
En el sistema eléctrico de trenes suburbanos que toma la alta tensión, (electricidad) del llamado tercer riel, no tiene la protección suficiente, las maderas que cubren ese tercer riel están podridas, no han recibido el baño de creosotado o aceite para su conservación, algunas rehuídas, otras ausentes...
El Poder Ejecutivo Nacional ¿no sabe de las falencias graves de esas concesionarias en las prestaciones y en las violaciones de los contratos?
El ex Defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, era claro: “Hace bastante tiempo que el Estado está en condiciones de rescindir las concesiones de la empresa Metropolitano, pues estamos ante una concesión cuya ejecución está llena de incumplimientos desde hace ya varios años”
El accidente ocurrido en la Estación Once es producto del colapso de los ferrocarriles concesionados. La falla de los frenos es cosa corriente en ese ramal. Más de una vez los conductores conducen un tren con fallas en los frenos por las deficiencias en el compresor. Dan la alarma y le dicen desde Control que continúe que el mecánico está en la estación Tal. Pues no está y así con la otra.
La cuestión de todos los accidentes debemos enmarcarla en la ausencia de políticas de Estado para el transporte. No hay políticas de Estado de este gobierno diseñadas para el control de transporte en general, pero en este caso el ferroviario. Nunca se diseñó una política nacional de transporte, ni este gobierno ni los anteriores. Sólo se han favorecido al autotransporte automotor sin políticas y al transporte de pasajeros ferroviarios como un negocio a través de los subsidios. Las fallas técnicas son a consecuencia por esa falta de políticas de transporte. No hay controles preventivos, ni fiscalización sobre las obras comprometidas. No hay mejoras. Se viajaba como ganado, ahora es peor. Es suicida embarcarse. Los que viajan son pasajeros con necesidades serias de trabajo, seres llenos de valentías en busca del jornal.
La empresa TBA y el gobierno, en este caso, deslizan un comentario perverso de que el conductor se durmió. Deslizamiento siniestro para eludir responsabilidades.
Los sindicatos guardaron un silencio cómplice. Hoy se rasgan las vestiduras.
Los usuarios del ferrocarril deben escuchar y actuar reclamando junto a los trabajadores ferroviarios que sí lo hacen.
Las vidas que transportan los trabajadores ferroviarios, a diario, son una responsabilidad, pero la responsabilidad principal es de la empresa que usufructúa la concesión, donde el Estado les da un subsidio para que efectúen una prestación de acuerdo al contrato que debe ser correcta.
Subsidio que ronda aproximadamente en 4,5 millones diarios de pesos. La misma cifra que decían cuando demonizaban al sistema ferroviario por deficitario, con la diferencia que corrían todos los trenes de pasajeros por el territorio nacional, funcionaban los 37 talleres, 40 policlínicos, trabajaban 85.000 trabajadores, y los accidentes tuvieron el nivel más bajo de su historia.
Ferroviarios y usuarios deben actuar juntos, para contrarrestar la perversidad de la especulación que realiza el concesionario para que su política de lucro sea floreciente.
Podemos cuantificar que por la ausencia del ferrocarril hemos pasado de la Accidentologia a la Siniestralidad por la cantidad de accidentes y muertes en las rutas y en las mismas redes ferroviarias.
Como primera medida este gobierno le debe quitar la concesión al TBA. Es la concesionaria, junto ALL de carga, con la carga más grande de accidentes. Debe además de revisar todos los contratos de concesión, para que luego vuelvan al Estado. El gobierno debe rescatar a los ferrocarriles con los inventarios en mano para comprobar verificando que nos dejaron.
Los ferrocarriles deben volver a manos del Estado Nacional. Se debe terminar con las políticas concesionaristas. Los ferrocarriles en el mundo son estatales. Acá triunfaron las políticas tacherianas, políticas que fracasaron en su propio territorio. Los ferrocarriles ingleses regresaron al Estado.
Es deber, de todo Estado, reconstruir los ferrocarriles. Reconstruirlos, es reconstruir a la nación. No hay reconstrucción nacional posible sin la fuerte presencia del ferrocarril, para que integre de nuevo el país, que beneficie a las economías regionales, que restablezca la conexión perdida entre pueblos y regiones, y para que en todos los pueblos abandonados retorne la vida.
No es cierto que no hay otro plan para los ferrocarriles y el transporte, quienes dicen eso son los que nada saben, intelectuales, economistas y los gatopardos que algo saben y se callan, esperando ser convocados a la danza de los acomodos, y aquellos que desguazaron las empresas del estado. Nadie habla del tema ferroviario y del transporte, porque hay que decirlo, no saben, no conocen y no pueden hacer un curso acelerado. El colonialismo fabrica colonizados.
Porque para hacer posible la recuperación de los ferrocarriles para la nación, lo nacional debe unirse a lo popular y lo democrático. Y lo popular y democrático no puede realizarse sin la independencia nacional.

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