lunes, 1 de noviembre de 2010
José Pablo Feinmann: el pseudofilósofo de la podredumbre
El furibundo ataque al PO en la contratapa de Página/12 del último domingo (24/10), lleva por título "Sobre el uso político de los muertos". Su autor, José Pablo Feinmann, hasta ese momento no había obtenido de sus mandantes la detención de ningún culpable, pero él ya sabía, no de ahora, sino de hace años, que nosotros instrumentamos la muerte. Estamos ante un canalla. Dicho por un simpatizante de Montoneros, raya simplemente en la sinvergüenza.
José Pablo Feinmann sostiene que "los compañeros del PO... no han aprendido (sic, Feinmann ya lo sabía) a ver los matices, las diferenciaciones fundamentales entre las políticas burguesas que llevan en sí la muerte y las que no". El filósofo ni se da cuenta de que está haciendo un alegato de la impunidad, al invitarnos a dejar pasar el asesinato porque fue perpetrado aunque no lleva en si la muerte. Insiste en esto cuando dice que "no es fácil depurar (depurar de dónde sino del aparato oficial) a "esos sectores", en referencia a las patotas, es decir que deberíamos también "aprender" a convivir con ellas como vecinos.
Nosotros hemos reclamado al gobierno que asuma la responsabilidad de esclarecer el asesinato y asegurar la cárcel para los culpables, porque tiene los medios para ello, aunque no la voluntad política. Nosotros somos los que estamos exigiendo "al gobierno" que dice "no llevar consigo la muerte", a que no encubra a los que la portan y se entrenan desde hace años. Feinmann dice que "es difícil". ¿Es también él, entonces, parte del encubrimiento? No fuimos nosotros los que reivindicamos a la Juventud Sindical, fue la Presidenta, y fue ella la que expresó con nostalgia no haber marchado junto con esa Juventud en los '70. El oficialismo no llevará en si la muerte, pero almuerza con sus portadores.
El uso que hace Feinmann de la distinción entre ‘las políticas burguesas' raya la complicidad con ellas. Esas diferencias no las descubrió él sino el marxismo, que tiene escritas bibliotecas enteras sobre la estructura contradictoria del capital. El las malversa. La distinción es de forma, no de contenido, porque es una distinción dentro del mismo régimen social, no es una distinción relativa a la explotación social y a la represión de la protesta social. Que lo digan, si no, Irigoyen en la Semana Trágica; Perón con la sección especial de la Policía en su primer gobierno y las tres A en el segundo; y hasta el bonachón de Illia.
Para abonar su posición, Feinmann retrocede arbitrariamente a 1975. Dice que cuando la huelga de Villa Constitución fue brutalmente aplastada por el gobierno de Isabel Perón, la Triple A y la burocracia sindical de Lorenzo Miguel, la patota sindical "era parte del poder". En cambio ahora, bajo el gobierno K "esta patota, la que asesinó a Mariano Ferreyra, no es parte del poder ni mucho menos del Estado. Ha sido, en principio, enardecida por los medios que hoy se rasgan las vestiduras por la muerte del joven militante del PO. Luego, pertenece a un sector de los ferroviarios. De esos sectores que deben ser urgentemente depurados, Pero ¿alguien cree que esta depuración es fácil?". En la marcha a Plaza de Mayo, sin embargo, no estuvo Clarín ni la oposición destituyente, tampoco Feinmann, pero sí los kirchneristas D'Elía, Forster y Horacio González, y recibimos la solidaridad del ‘Fenix', Abraham Gak.
Feinman, ¿tampoco estuvo en River, el viernes previo al crimen, ni conoce la reivindicación que hizo la Presidenta no ya de la Juventud Sindical, en esa ocasión, sino del propio Pedraza al inaugurar una clínica de la UF, a fines de 2009, al cual lo calificó como expresión del sindicalismo que ni "obstruye" ni "destruye" sino que "construye"? Los términos usados reflejan una reivindicación de principios. Del mismo modo, este malversador profesional de la historia y del lenguaje (acaba de escribir que Marx hubiera aprobado la anexión de Cuba por parte de Estados Unidos a principios del 900), elige el año 1975 para evitar referirse al gobierno de Perón, al cual él apoyó, que derrocó al gobernador de la provincia de Buenos Aires gracias a un motín de la burocracia sindical de la UOM, en la persona del vicegobernador, y al gobierno de Córdoba, a través de la policía provincial y luego intervino la provincia con el acuerdo previo de la UCR. La pretensión patológica por la distinción conveniente de los matices lleva a Feinmann a desconocer los colores elementales del arcoiris y a disolver lo concreto en una maraña de abstracciones, o mejor, macaneos.
Los hechos también hablan
Con este pase de magia, Feinmann ha escrito el guión anticipado de la lo que será la historia oficial del encubrimiento, o de cómo se culpa a un perejil. Al día de hoy la burocracia dispone de la titularidad del PJ de la provincia de Buenos Aires, del monopolio de representación de los sindicatos, de los recursos que le brinda la administración de las obras sociales, de los fondos que obtiene por derecha y por izquierda de los negocios que han pavimentado la relación con el Estado -que han crecido en forma exponencial en los últimos veinte años, y de aquellos que provienen del entronizamiento de la burocracia como capa empresarial privada. Gobierno y burocracia han centrado su defensa del "gremialismo orgánico" en la teoría de la "manzana podrida": los sindicatos no son todos iguales y una cosa es Camioneros (o canillitas o judiciales) y otra la UF, en la que perviven los métodos de los "gordos" asociados a las prácticas de la década de Menem. Olvidan que las 14 tercerizadas existentes en el Ferrocarril Roca -íntimamente vinculadas a las burocracias de las organizaciones del tren- fueron constituidas en 2007, es decir bajo el gobierno "nacional y popular". O la constitución de la Federación del Transporte que une a Pedraza/Moyano/Maturana, la parte "obrera" en el reparto de subsidios del estado y negocios con los pulpos privados.
El área de mayor presupuesto del Estado está sometida al control de Schiavi, De Vido, las concesionarias y la burocracia, unidos en la defensa del régimen de explotación y negociados en el transporte y la construcción. La mafia de los medicamentos derivó recursos a la campaña de CFK. ¿Es ésta la batalla "nada fácil" por la "depuración del aparato"? (no hemos incluido en la nómina las empresas adjudicadas al "clan" Moyano).
Estatización de los sindicatos
Bajo los gobiernos K no fue alterada una coma de la ley de asociaciones profesionales, que sostiene la perpetuación indefinida de la burocracia, el sostenimiento del Estado vía el Ministerio de Trabajo de las reelecciones sucesivas, el régimen de la lista única, la ausencia de la representación proporcional, la negativa a reconocer los sindicatos inscriptos. Es decir, ha sido preservado todo el edificio que sostiene a la burocracia sindical, que no podría mantenerse un minuto frente a la intervención de los trabajadores sin la protección de este entrenado andamiaje.
Es decir que no es cierto que "esta patota no sea parte del poder", ni que el poder no sea parte de la patota. Es, en realidad, una condición de su existencia y una capa alimentada desde el estado para que actúe contra la intervención independiente de los trabajadores, como en el Hospital Francés, el Casino, la lucha de los docentes de Santa Cruz y ahora los tercerizados del ferrocarril. Dice Feinmann: "no es lo mismo alguien que te decepciona que un enemigo mortal". Pero Feinmann no parece decepcionado, finge que lo es, o la decepción, al menos, no pasa de un malestar transitorio. El gobierno lo decepciona, pero el partido que lucha contra la burocracia sindical que habría que depurar, aunque es difícil, lo enfurece y encoleriza. Feinmann tiene definidos sus campos. El hombre ni menciona que para Aníbal Fernández, la policia que franqueó la emboscada ha hecho "lo que tenían que hacer".
Feinman dice: "lo que tenemos es un gobierno que posiblemente nos haya decepcionado y nos decepcione...". Feinmann extorsiona con el miedo, es cómplice de la política de terror, por eso caracteriza que la perspectiva es "la muerte (que)... empieza a adueñarse de la escena". De ningún modo: es el nuevo comienzo que emprenden los trabajadores argentinos para poner fin a la lacra de la burocracia sindical y a todos sus gobiernos.
Christian Rath
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