domingo, 7 de noviembre de 2010
Euskal Herria: 474 personas han muerto por la represión española desde 1960
Hay víctimas de la guerra sucia o de enfrentamientos con las FSE, pero también de la política carcelaria, de la represión de manifestaciones, de controles... Por primera vez se ha documentado la dimensión de esta violencia ligada al conflicto en el periodo 1960-2010. Euskal Memoria ha censado 474 víctimas mortales, bastantes más que las cifras usadas hasta ahora sin base científica alguna. Más de la mitad de estas personas ni siquiera tenían militancia política.
El número de víctimas mortales de ETA desde su surgimiento en 1959 hasta la actualidad está plenamente documentado y reconocido oficialmente. Con la muerte del policía francés Jean- Serge Nerin, se eleva a 842 personas. Sin embargo, nunca se había investigado y documentado la realidad de otras muertes derivadas del mismo conflicto, provocadas en este caso por las mil caras de la represión. Sin ningún rigor científico, hasta el momento se usaban cifras genéricas aproximativas como 250 ó 300 personas. Ahora, la fundación Euskal Memoria ha hecho este trabajo de investigación y recuento y sitúa la cifra real en 474 fallecidos.
En este estudio inédito al que ha tenido acceso GARA -que se incluirá en la obra ``No les bastó Gernika'', que se repartirá a sus cientos de promotores y verá la luz en la Feria de Durango- no sólo llama la atención poderosamente la cantidad global, sino también su desglose. Contra lo que pudiera pensarse, la mayor parte de estos muertos no tenían relación con ETA; incluso, la mitad de ellos carecían de militancia política conocida. Pero perdieron la vida en manifestaciones, en controles de carretera, en accidentes camino de las prisiones...
Esta labor ha permitido descubrir numerosos casos, la mayoría ocurridos en los años especialmente oscuros informativamente del franquismo, que no eran conocidos o bien estaban catalogados como simples sucesos. Así, entre 1960 y 1968, antes de que la actuación armada de ETA vaya teniendo un papel creciente en el conflicto, se registraron doce fallecimientos: siete por disparos, dos por torturas, otro por secuelas de maltratos, uno por enfermedad y otro por golpes producidos dentro de prisión.
Los datos resultantes han sido desmenuzados posteriormente por el centro de investigación Aztiker, que, entre otras cosas, ha llegado a esta conclusión: sólo el 50,2% de los fallecidos (238 casos frente a 236) corresponden a militantes políticos, ya fueran de ETA, de HB, de IK, de los GRAPO, de EGI, representantes electos... El otro 49,8% eran obreros, estudiantes, familiares y amigos de presos, personas abatidas en un marco general de impunidad policial... Todos ellos, ciudadanos anónimos hasta entonces.
130 militantes armados
En el listado elaborado por Euskal Memoria, menos de un tercio de las víctimas eran militantes de organizaciones armadas que perdieron la vida en situaciones de enfrentamiento. Se les puede sumar, por su adscripción original, el caso de los 39 vascos fallecidos tras sufrir el exilio o la deportación. Las 305 víctimas restantes, por tanto, no pertenecían a ETA, ni a los Comandos Autónomos Anticapitalistas, ni a IK, ni a los GRAPO...
La guerra sucia se ha cebado por igual en estos grupos, hasta totalizar 85 muertos en este medio siglo. Destaca también por su número el bloque de personas fallecidas al ser abatidas en controles de carretera (21), desde un bilbaino tiroteado por la Guardia Civil en 1961 hasta una vecina de Errenteria que falleció en 2006 al chocar con un dispositivo policial en Gaintxurizketa. También sobresale el número de ciudadanos muertos en manifestantes (36). Y figuran seis menores de edad.
Euskal Memoria pretende que sus nombres y circunstancias no queden olvidados, como ocurrirá, sin ir más lejos, en la celebración oficial, este miércoles, del llamado Día de la Memoria. Y que sus casos estén, un día no muy lejano, sobre la mesa de una Comisión de la Verdad.
EN CIFRAS
48,5% de estas muertes han sido provocadas por los cuerpos policiales del Estado; un 15,6% más se deben a grupos armados de ultraderecha y un 12% han sido motivadas por accidentes.
79,1% de estos casos durante el franquismo tenían como autores a las FSE, cuatro de cada cinco. En estos últimos años, por contra, ese porcentaje ha descendido hasta el 13,6%, mientras suben mucho otras causas como el exilio o los accidentes de tráfico.
85 vidas han sido segadas por la guerra sucia en sus distintas expresiones.
36 ciudadanos han muerto cuando participaban en manifestaciones.
21 perdieron la vida a consecuencia de controles de carretera.
43,6% de los fallecidos eran guipuzcoanos; el 29,9%, vizcainos; el 11,7%, navarros; el 4,8%, alaveses; y el 3,3%, labortanos y bajonavarros. 31 tenían otras procedencias.
86,9% de los muertos eran hombres (412 de 474) y 62, mujeres (13,1%).
Un tercio de estos casos, en la era de Felipe González
Los 50 años analizados han sido divididos en tramos temporales según quiénes gobernaban en Madrid. El periodo más sangriento es el correspondiente a los gobiernos de Felipe González. Entre los años 1982 y 1996 se produjeron la tercera parte de las muertes detalladas por Euskal Memoria: 160, es decir, el 33,8%. Ahí se registraron todos los atentados mortales de los GAL, pero también numerosos fallecimientos en enfrentamientos, tiroteos o emboscadas policiales (Pasaia, Morlans, Llica d'Amunt, peaje de Irun, foz de Irunberri...), así como muertes de presos o de familiares por la dispersión (las primeras, las hermanas Amezaga, en Burgos en setiembre de 1982).
Esos 160 casos son casi el doble que los 86 constatados en un periodo temporal similar pero bajo régimen franquista (1960-1975). Los años de la llamada transición fueron porcentualmente los más violentos, con 88 víctimas de este tipo desde la muerte de Franco hasta el final de 1979 (aprobación de la Constitución española) y 62 más de ahí hasta 1982. Con los gobiernos del PP (1996-2004) hubo 56 víctimas mortales. Después se contabilizan 22, la mayor parte correspondientes a exiliados. R.S.
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