domingo, 28 de noviembre de 2010
BERLIN, EL MURO DEL CAPITAL SE ESTA CAYENDO
Toda la derecha internacional “canta y baila” la caída del Muro de Berlín como si hubiera sido ayer. “fin de las ideologías”, dijo el despistado “intelectual” Francis Fukuyama a fines de 1989. Pasaron veinte años, pero lo que se está cayendo a pedazos no es precisamente el “socialismo” sino el capitalismo. ¿Cómo? Sí, así como lo leen. La revolución obrera-campesina de Rusia de 1917 constituyó un Estado obrero en transición al socialismo. Pero este Estado nunca pudo convertirse en socialista porque los principios que Lenin esgrimió nunca se cumplieron con Stalin. Al contrario, Stalin, creó un Estado a su imagen y semejanza.
Aun así, la antigua República Democrática Alemana (RDA), a través de la nacionalización y planificación de la economía, logró que la URSS, en los 80s, tenga más científicos que EEUU, Japón, y Alemania juntos, y fue capaz de conseguir los mismos resultados que occidente. Los trabajadores tenían acceso a servicios básicos de calidad y había pleno empleo. Esto demuestra claramente la superioridad de la economía planificada.
No obstante, Trotsky, sentenció, que el socialismo es a la democracia como el hombre es al oxígeno. Y en efecto, el socialismo es democrático o no es socialismo. Pero a la muerte de Lenin y el asesinato de Trotsky, lo que se consolidó en Rusia fue un aparato burocrático privilegiado (parecido al gobierno aprista o al regional de Puno), que fue acompañado por corrupción, despilfarro, mala gestión, partido único y caos.
Así las cosas, 2. 5 millones de alemanes emigraron a Alemania Occidental. Entonces, el régimen estalinista, erigió un Muro en Berlín en 1961, para evitar la fuga de alemanes. Esto ayudó a mantener el crecimiento económico, pero a costa del sufrimiento de miles de ciudadanos que tenían a sus familias al otro lado del Muro. Occidente aprovechó está cuestión para profundizar su campaña contra la “dictadura socialista”.
Son estas condiciones materiales las que en 1989 generaron una oleada de revueltas sociales de masas que derribaron a los regímenes burocráticos como castillos de naipes. “En Rumania, Ceaucescu, fue derrocado por una revolución y enviado ante el pelotón de ejecución. Un factor clave del éxito de las insurrecciones populares fue la crisis en Rusia. En el pasado Moscú envió al Ejército Rojo para aplastar la insurrección en Alemania Oriental (1953), en Hungría (1956) y en Checoslovaquia (1968). Pero Gorbachov entendía que esta opción ya no era posible”, escribió el teórico socialista Alan Woods (www.marxist.com).
Frente a los lectores de novelas de Sherlock Holmes, que argumentan que la CIA estuvo detrás de estas movilizaciones, hay que señalar que la rebelión fue espontanea. Expresaba la bronca acumulada contra un régimen que no era democrático. En el Perú, la lucha contra la dictadura derechista fujimontesinista también tubo un carácter semiespontaneo. Fueron los jóvenes de universidades como la PUCP, San Marcos, UNI, etc. junto al Foro Democrático, los Frentes Regionales, los que comenzaron a luchar contra la reelección dictatorial.
De forma parecida, en la RDA, fueron el Nuevo Foro (Neues Forum), Despertar Democrático (Demokratischer Aufbruch) y Democracia Ahora (Demokratie Jetzt), y el movimiento protestante de Leipzig, las agrupaciones que movilizaron a cientos de miles de ciudadanos demandando la caída del Muro.
Si hubiera existido una real dirección mariateguista, hubieran podido realizar una revolución política y conquistar una democracia obrera. Las masas no querían la restauración del capitalismo. Pero al no existir la dirección, inevitablemente, desembocó en una contrarrevolución capitalista.
Sin embargo, en el 2009, el desempleo en Alemania Oriental es del 12,3%. Esta cuestión es la que explica porque el Partido de la Izquierda obtuvo recientemente el 30% en las últimas elecciones.
César Zelada
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