miércoles, 6 de octubre de 2010

La Derecha no tiene autoridad moral para protestar por el caso Apablaza


“ES UNA PAYASADA”… de esa forma, directa y franca, se refirió el Canciller de la República Argentina, Héctor Timerman, a las torpes y deshuesadas declaraciones del ‘último lingera' pinochetista y primer bufón del parlamento, el muy UDI senador Andrés Chadwick, respecto de la decisión del gobierno argentino encabezado por la señora Cristina Fernández en relación al ya mediático ‘caso Apablaza’.
Al respecto, el Canciller Timerman calificó de payasada los argumentos que expresaron algunos legisladores chilenos por la decisión del Gobierno argentino de otorgarle refugio al ex líder del FPMR, imputado por el crimen del senador Jaime Guzmán y el secuestro de Cristián Edwards.
"No conozco al senador, nunca escuché hablar de este señor, lo que dice es una payasada, es tan ridículo que me cuesta comentarlo", indicó el canciller en referencia a los dichos del senador Andrés Chadwick.
Aprovecho estas líneas para informarle al Canciller del país hermano que nosotros, acá en la Región del Libertador, tampoco conocemos al señor Chadwick, ya que si bien él resultó electo para representarnos en el poder Legislativo, muy, pero muy de tarde en tarde aparece por estos rumbos, y cuando decide apersonarse lo hace solamente para asistir a algún almuerzo campestre ofrecido por sus parientes exportadores frutícolas de la zona, como la familia Achurra, la familia Vial o alguna sociedad empresarial de fuerte poder económico, tal cual es AGROSUPER cuya voluminosa riqueza mantiene mareados, incluso, a ex ‘revolucionarios’ que ahora ofician de progresistas reconvertidos a la fe neoliberal. ¡¡Uno de ellos es nuestro desconocido y ‘missing’ senador Chadwick, otrora dirigente universitario del MAPU en su lejana juventud, y que ahora protesta contra Argentina!!
Qué fácilmente olvida la derecha chilena lo que en el pasado cercano apoyó, justificó e incluso exigió, como fue lo acaecido durante los 17 años de dictadura con miles de chilenos torturados, exiliados, despedidos de sus trabajos, expulsados de las universidades y, en muchos casos, asesinados a mansalva, con el beneplácito (e incluso el aplauso) de esa misma derecha que hoy patalea cínicamente por el asunto Apablaza, ya que –para ser asertivos y francos- la figura de Jaime Guzmán le interesa sólo en la medida que ella asegure a los vástagos del pinochetismo algunos votos extras en las elecciones.
Así como a la derecha no se le mueve un músculo cuando los chilenos recuerdan al Presidente Allende, de la misma forma, a muchos compatriotas (me incluyo) tampoco se les mueve un bendito pelo al momento de recordar el asesinato del misógino fascista apellidado Guzmán, responsable, entre muchos otros delitos políticos, no sólo de la horrorosa Constitución del ’80 sino, además, de la traición sin nombre que el gobierno de Pinochet cometió contra Argentina durante la guerra de las Malvinas, escupiendo sin asco ni ambages sobre la unidad latinoamericana. ¿Y los derechistas deseaban que Argentina ‘castigara’, precisamente, al chileno que coadyuvó a eliminar a uno de los principales traidores anti argentino, como Jaime Guzmán? Hay que ser muy iluso, o muy cara pétrea. ¿Verdad, Chadwick?
Por si alguien nunca logró enterarse, me permito recordar que los hechores del fatal atentado fueron Mauricio Hernández Norambuena (‘Comandante Ramiro’) y Ricardo Palma Salamanca (‘el Negro’), ambos militantes del FPMR, quienes asegurarían años más tarde que la acción realizada por ellos tenía como objetivo “ajusticiar al principal responsable del golpe de estado y posterior saga de torturas, detenciones y asesinatos cometidos por el gobierno militar”.
Entre las numerosas acciones en que participó el ‘Comandante Ramiro’, según distintos medios de comunicación, habría que incluir: el atentado contra el dictador Augusto Pinochet (Septiembre de 1986); el asesinato del ex director de la Dirección de Comunicación de Carabineros (Dicomcar), el coronel de Carabineros Luis Fontaine; el asalto al retén de Los Queñes (1988) y el homicidio del ex agente de seguridad Roberto Fuentes Morrison, conocido como ‘el Wally’, torturador de hombres y mujeres durante la dictadura.
Detenido en 1993, Mauricio Hernández fue condenado en Chile a dos cadenas perpetuas por su responsabilidad intelectual en acciones del FPMR de comienzo de los años ‘90.
El 30 de diciembre de 1996 a las 15:45 horas, a través de un operativo que implicó el uso de un helicóptero, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez rescató a Hernández junto a Apablaza y a otros dos miembros de la organización desde la Cárcel de Máxima Seguridad de Santiago. El escape de Apablaza, Hernández y los demás rodriguistas hizo hablar al mundo entero de una fuga "cinematográfica".
En febrero del 2002 Hernández Norambuena fue detenido en Sao Paulo (Brasil) y se le condenó a 30 años de cárcel por el secuestro del publicista Washington Olivetto.
Pero, el FPMR no era la única organización que deseaba terminar con la carrera política del senador Jaime Guzmán, pues años antes, desde el interior del propio gobierno militar, el entonces coronel Manuel Contreras (el ‘Mamo’), director de la DINA, pretendía algo similar…aunque por razones distintas a las que motivaron a los ‘rodriguistas’ para abatirlo a tiros en una encerrona mortal.
Es conveniente recordar también que Mónica Madariaga, en el año 1997, afirmó que"Jaime Guzmán daba clases y charlas de instrucción política en la ex Colonia Dignidad a dirigentes de la UDI, entre ellos Pablo Longueira, Luis Cordero y el propio Chadwick.. Estos miembros de la UDI eran adoctrinados en ese lugar, ahí se les formó políticamente. Jaime Guzmán los instruía y les daba charlas, lo hacía al estilo platónico, se paseaba por los campos dictando clases. Todos ellos sacaron un gran provecho de Colonia Dignidad, según aseguró quien fuera ministra de justicia durante el régimen militar.
Por todo ello, bueno es consultarle a ciertos derechistas, como Chadwick, Coloma, Melero, Moreira, Hernán Larraín y otros de similar epidermis, por qué nada dijeron ni protestaron cuando, por ejemplo, el gobierno de Paraguay –dirigido por el fascista Stroessner- negó autorizar la extradición del general Roberto Viaux Marambio y de Juan Bulnes Ossa, cerebro y ejecutor, respectivamente, del asesinato del General René Schneider.
Y para qué referirnos a la negativa determinada por la Corte Suprema chilena, siguiendo las ‘instrucciones’ de la derecha gobernante en aquella época, respecto de la solicitud de extradición oficializada por los gobiernos de Alemania Federal y de Israel para llevar al coronel nazi Walter Rauff –responsable del asesinato de miles de judíos, italianos y gitanos, durante la segunda guerra mundial- a juicio.
¿Y de la defensa a ultranza que dirigentes derechistas, como Hernán Larraín, Iván Moreira, José Piñera, Jovino Novoa y otros más, realizaron con dientes y muelas en favor de la nefasta Colonia Dignidad y de su líder, el pederasta y asesino Paul Schaeffer? ¿Es que ya se olvidó cuando en los tiempos de la Unidad Popular la justicia chilena solicitaba extradición de algunos miembros de esa Colonia, radicados en Alemania, y muchos derechistas protestaban contra lo que ellos llamaban “voladores de luces de la izquierda enfermiza”?
Imposible olvidar también cuánto y cómo trabajó esa misma derecha –que hoy está en el gobierno- para negarle a la justicia española, representada por el juez Baltasar Garzón, la extradición de Pinochet desde Londres a Madrid. ¿O la derecha va a tratar de convencernos de que Pinochet no era ladrón, no era asesino y no era un vulgar traidor y cobarde?
¿Y qué dijo la derecha cuando la justicia chilena solicitó a Estados Unidos la extradición de los criminales Michael Townley y Fernández Larios, y el gobierno de Washington negó la solicitud aduciendo que se trataba de “testigos protegidos”, una figura muy propia de la legislación yanqui? Ah…entonces, como siempre, la derecha guardó ominoso silencio.
Y respecto del ex CNI y asesino Arancibia Clavel, quien también se había refugiado en Argentina, ¿qué opinó nuestra derecha criolla cuando la justicia solicitó su extradición? Sería bueno que Chadwick releyera las columnas escritas en El Mercurio, en aquellos días, por el fanático pinochetista apellidado Pérez de Arce, y aprovechar de releer además los cientos de comentarios de lectores derechistas que “exigían al gobierno de Buenos Aires negar la extradición”. ¿Se habían olvidado de esto?
Por ello, señor Chadwick, deje de hacer el ‘payaso’ porque avergüenza a Chile en el exterior. Argentina tiene sus leyes, y ningún país –ni tampoco la O.N.U. o la O.E.A.- puede intentar cuestionarlas a nivel planetario, menos aún si todo el mundo sabe que en Chile la justicia es asunto risible, o es simplemente, como muchos compatriotas saben y aseguran, un bestial invento de los parlamentarios y mandatarios yanaconas del poder, para dejar sin sanción los delitos cometidos por la clase privilegiada, dueña del capital, de las sotanas y de los uniformes.
Con lo dicho escuetamente en estas líneas, a la derecha política y económica chilena, entre muchas otras cosas, le falta no sólo autoridad moral sino, también, ser respetuosa con la inteligencia y memoria de millones de chilenos que recuerdan claramente cómo esa misma derecha masacró, cercenó, robó, mintió, asesinó y exilió a miles de compatriotas negándoles el más elemental derecho a un juicio justo y a ser defendidos por profesionales ante un poder judicial objetivo.
Esto último, durante más de 17 años (incluso hasta nuestros días) ha constituido una quimera, una utopía, para la inmensa mayoría de los chilenos.

Arturo Alejandro Muñoz

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