“Se acabó la joda de que por cualquier cosa reclamamos, por cualquier cosa hacemos paro. Basta”, sentenció. “Hay que hacer al Estado más eficiente. Cuando el papá te dice ´tengo la escuela pública, pero tengo 18 paros por año, me complicaste la vida, flaco; no tengo donde dejar a mi pibe´” (Perfil, 18/8).
De este modo Massa se suma al coro de Rodríguez Larreta y Morales, dos enemigos irreductibles de la docencia. Los responsables del derrumbe educativo increpan a los propios trabajadores para enfrentarlos con las familias. Estamos ante una línea política que comparte el conjunto de la burguesía. Morales, en Jujuy, limitó el derecho a huelga en su constitución provincial. Otro aliado de Massa, el salteño Gustavo Sáenz, impulsó una ley “antipiquete”, en el medio de una gigantesca huelga general docente autoconvocada. En Santa Cruz, Alicia Kirchner impuso multas al sindicato ADOSAC en represalia por no acatar la conciliación obligatoria. En la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof también ha aplicado descuentos masivos a compañeros que participaron de los últimos paros por aumento salarial, tal como lo ha hecho Rodríguez Larreta en CABA.
Yasky, Baradel y Cía., por supuesto, no han abierto el pico. Luchar por el salario, mucho menos. Con la misma excusa de ´parar a la derecha´, los burócratas sindicales, que han dejado pasar todo tipo de atropellos, se han guardado en cuarteles de invierno.
La docencia debe advertir que se está diseñando un régimen reaccionario con el fin de llevar hasta el final la privatización de la educación pública, la destrucción del convenio colectivo docente y el vaciamiento de los planes de estudio.
Mariano Hermida
22/08/2023
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