jueves, 1 de septiembre de 2022

La destrucción de las jubilaciones por kirchneristas y macristas


 A continuación reproducimos el artículo de Ismael Bermúdez publicado en clarin.com el 25 de agosto pasado bajo el título “Jubilaciones: significativa omisión en el decreto que formaliza el bono de $ 7.000”. 

 En los fundamentos del decreto 532/2022 publicado este jueves en el Boletín Oficial, que oficializa el bono de hasta $ 7.000 para jubilados, hay una omisión referida a la evolución de los haberes. Menciona lo que pasó con las jubilaciones entre 2017 y 2019 y en 2021, pero no menciona las pérdidas de 2020 y entre enero y agosto de 2022.
 Así, el decreto señala que “desde que asumió este gobierno, la recomposición de los haberes previsionales ha sido una prioridad, y desde el primer momento de gestión se han adoptado diferentes medidas para tratar de acompañar y fortalecer el proceso de recuperación del valor real de las jubilaciones y pensiones, que habían perdido un 19,5 % de su poder real de compra entre los años 2017 y 2019”.
 Y agrega que, como resultado de la nueva ley de movilidad, “al finalizar el año 2021 todas las jubilaciones y pensiones que se actualizan por ese índice quedaron 1,1% por encima de la inflación de ese año”. 
 Llamativamente, el decreto no menciona lo que pasó en 2020, cuando las jubilaciones perdieron frente a la inflación. Ese año se aplicaron aumentos por decreto de entre el 24,3% (haber máximo) y el 35,3% (haber mínimo) versus una inflación del 36,1%. De esos valores, se desprende que los haberes medios y máximos tuvieron una pérdida adicional de hasta el 8,7%. 
 En 2022, hasta agosto el aumento jubilatorio es del 29,1% (12,28% en marzo y 15% en junio) frente a una inflación a julio del 46,2%. Si se agrega la probable suba de precios en agosto, la inflación treparía al 55%. Una pérdida del 16,7%.
 Para las jubilaciones más altas, si se tiene en cuenta la pérdida del 19,5% entre 2017 y 2019, más la pérdida del 8,7% de 2020, menos la mejora del 1,1% en 2021 y la pérdida del 16,7% hasta agosto 2022, la pérdida acumulada entre septiembre de 2017 y agosto de 2022 es del 38%. Para las jubilaciones más bajas, la pérdida de bolsillo es inferior por los sucesivos bonos que se otorgaron porque la fórmula de movilidad resultó insuficiente frente a la suba de los precios.
 Esos bonos – que se otorgaron en 2020, 2021 y este año- no se integraron a los haberes corrientes. Esto significa que los aumentos de acuerdo a la fórmula de movilidad se calculan sobre una base más baja y la pérdida previsional pasa a ser permanente. Por ejemplo, el 15,53% de septiembre se calcula sobre los haberes de agosto, un mes en que no se cobra ningún bono. 
 En septiembre y hasta noviembre, las jubilaciones aumentan un 15,53%, con lo que acumularán a ese mes un alza del 49,2%.
 Justamente por esta nueva pérdida, el Gobierno dispuso otorgar un bono de hasta $ 7.000 para los que ganan hasta 2 haberes mínimos. Quedan excluidos los que cobran más de $ 90.000, quienes a noviembre podrían tener una pérdida adicional de más del 15%. En 2022, con los bonos, el ingreso mínimo de bolsillo aumenta hasta un 73,3% entre los 9 y 11 primeros meses del año, quedando el interrogante de lo que podrá pasar con la movilidad de diciembre, que no tomará en cuenta los bonos y porque a noviembre la inflación podría rondar el 90 o más. 
 La actual fórmula de movilidad, que combina salarios con recaudación sin garantía respecto de la inflación, se efectiviza con un rezago de tres meses (el aumento de septiembre-noviembre se basa en las variables de abril-junio). Y en un contexto inflacionario creciente, los jubilados, pensionados y beneficiarios de prestaciones sociales deben hacer frente a la mayor inflación con haberes retrasados frente a los precios que se ajustan y renuevan día a día. 
 En el caso de la fórmula que estuvo vigente en los 2 últimos años del Gobierno de Mauricio Macri, que tomaba en cuenta 70% de inflación y 30% salarios formales, se aplicaba con un retraso de seis meses, lo que agrandó la pérdida jubilatoria.
 Por eso, además de su aplicación retroactiva “salteando” un trimestre, entre septiembre de 2017 y diciembre de 2019, la movilidad de las jubilaciones y pensiones y demás prestaciones sociales tuvieron un deterioro del 19,5% en relación a la suba promedio de los precios. 
 La respuesta inicial de Alberto Fernández a ese deterioro no fue la recuperación prometida sino que agravó el retroceso de haberes para un sector de jubilados. En marzo 2020 hubo aumentos diferenciados por decreto y ese año los haberes aumentaron entre el 35,3% y el 24,3% versus una inflación del 36,1%, achatando la pirámide previsional. Esta pérdida y la de este año es la que no se menciona en los fundamentos del decreto 532/2022.

 Ismael Bermúdez
 28/08/2022

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