Importantes empresas argentinas registran en lo que va del 2022 una mejora en sus balances contables, respecto al año pasado, mientras que el “costo laboral” se retrotrae fruto del deterioro salarial. Se ve nítidamente cómo las ganancias patronales van en aumento a costa de una mayor explotación obrera.
Los datos se desprenden de un informe elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (Cepa) acerca del desempeño de las principales compañías argentinas, medido en dólares. El estudio arroja, en primer lugar, que los pulpos alimentarios Ledesma, Molinos Río de la Plata y Arcor, junto con Aluar, que acapara las ventas de aluminio en el país, tuvieron, en términos interanuales (variación 2021/2022), un crecimiento del 18,5% promedio en su facturación. Por su parte, las ventas de la cadena de supermercados La Anónima (propiedad de Federico Braun, quien se jactó de “remarcar precios todos los días”), del grupo Clarín, de la fábrica de chapa de acero Ternium Siderar (perteneciente a Holding Techint) y de las petroleras Pan American Energy y Tecpetrol (también perteneciente al grupo Techint) aumentaron un 34,6% promedio en el mismo período.
Por otra parte, los resultados operativos para las empresas mencionadas, es decir, a grandes rasgos, la diferencia entre los ingresos y los gastos, se incrementaron, en promedio, un 62,5% interanual en el caso de Ledesma, Molinos Río de la Plata, Arcor y Aluar y un 52,4% promedio en el caso de La Anónima, Clarín, Ternium, Pan American Energy y Tecpetrol. Como contrapartida, el “costo laboral” cayó de un año a otro 1,1% promedio para las primeras firmas y 0,4% para las últimas.
Vemos cómo el retroceso salarial producto de techos a las paritarias, consagrados con la anuencia del gobierno y la burocracia sindical, y la inflación galopante abarató significativamente la fuerza de trabajo, lo que le permitió a estas grandes corporaciones poder apropiarse de una mayor porción de valor creado por los trabajadores durante su jornada laboral, acrecentando sus ganancias. Aquí, la depreciación del peso entre 2021 y 2022 jugó un papel determinante a la hora de licuar los salarios.
Lo cierto es que el informe desmiente el discurso de la clase capitalista, que acusa al supuestamente “elevado costo laboral” de ser el responsable de la falta de inversiones, y que por lo tanto sería necesario flexibilizar las condiciones de trabajo liquidando los convenios colectivos. Se demuestra exactamente lo contrario: tenemos una mano de obra cada vez más desvalorizada y eso se traduce en mayores beneficios para las empresas; sin embargo, la huelga de inversiones persiste debido al parasitismo inmanente al capital.
Cabe destacar que estos grupos capitalistas que engrosan sus bolsillos a costilla de los ingresos de sus trabajadores son premiados de una u otra forma por el gobierno. Por mencionar algunos ejemplos, Molinos Río de la Plata es beneficiaria del subsidio proveniente del Fideicomiso del Trigo, las petroleras Pan American Energy y Tecpetrol gozan de un acceso preferencial a los dólares del Banco Central, el multimedio Clarín concentra el grueso de la pauta oficial y Ternium es adjudicataria de enormes negociados con la obra pública, entre ellos, la construcción del Gasoducto Néstor Kirchner. A su turno, el oficialismo da vía libre a las remarcaciones constantes que realizan las empresas alimentarias citadas en el informe y los supermercadistas como Federico Braun, sin avanzar un milímetro en la apertura de los libros en función de evaluar los costos reales. En ese sentido, las reuniones que mantuvo Sergio Massa con diferentes multinacionales en Estados Unidos anticipan que las concesiones gubernamentales al empresariado se profundizarán con la expectativa de atraer inversiones.
Mención aparte merece el caso de Aluar, donde particularmente la facturación creció un 29,6% en el primer trimestre 2022, en relación al mismo período del 2021, y, a su vez, las ganancias netas ascendieron un 250,2% interanual. Mientras tanto, el “costo laboral” disminuyó 2,5% entre 2021 y 2022. Se trata de la misma patronal que es dueña de la fábrica de neumáticos Fate, y allí, de manera intransigente, se niega a conceder los justos reclamos salariales que vienen impulsando sus trabajadores en una lucha que lleva más de tres meses, mientras el conjunto del holding empresarial amasa fortunas.
Por otro lado, debemos alertar que la aceleración que viene adoptando el ritmo devaluatorio, para arrimarse a las pautas del FMI, profundiza la depreciación de los salarios. No cabe ninguna duda que la miseria salarial fue uno de los “atractivos” exhibidos por Massa en su gira por Estados Unidos en pos de incentivar el arribo de capitales yanquis al país.
Salta a la vista la necesidad de defender los convenios colectivos y los ingresos de la población trabajadora, con la herramienta del paro nacional y el plan de lucha.
Sofía Hart
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