Los anuncios de Alberto Fernández en Tecnópolis sobre el plan Argentina Programa son un nuevo maquillaje electoral, presentado con bombos y platillos para captar el voto joven y darle alguna respuesta a la militancia kirchnerista en pleno ajuste para pagarle al FMI. El gobierno relanzó la segunda etapa de un programa de formación de programadores de software (#YoProgramo), de la mano del Te Sumo, donde pequeñas y medianas empresas son premiadas con subsidios y rebajas impositivas si contratan empleados de 18 a 24 años de edad. Guardado bajo siete llaves, casualmente fue relanzado en marco de lo que llaman «la Semana de la Juventud«.
Son espejitos de colores, sencillamente porque este programa jamás fue anunciado para la inscripción libre y abierta a quienes quisieran entrar. En Tecnópolis presentaron la segunda etapa, de dos. La primera fue el año pasado y luego la inscripción está cerrada hasta septiembre. Solo siete mil chicxs están dentro de la segunda etapa del #YoProgramo y podrán anotarse en el supuesto subsidio para adquisición de una PC ($90.000) y acceder a tarjetas de carga de créditos para internet ($10.000 en tres cuotas de $3.300). Pero para poder cursar en este programa (con duración de casi un año) se deben cumplir requisitos como… ¡tener internet y una computadora!
Cuatro días antes de este acto oficial, la juventudes piqueteras cortamos las calles en todo el país y acampamos 24 horas frente al Ministerio de Educación para exigir que se garanticen dispositivos y conectividad para poder seguir estudiando. Tenemos un recorrido de cinco jornadas nacionales de lucha con movilizaciones a Educación, y en ese marco nos reunimos con el Enacom (ente nacional regulador de las comunicaciones), ¡pero jamas nos informaron de ningún programa de acceso a tecnología! Parece que solo el instituto fantasma de juventud (Injuve) que maneja La Cámpora puede participar de la inscripción.
Otra crítica que se puede esbozar acerca de esta fachada del Argentina Programa es que los fondos son propiciados por el Ministro de Desarrollo Productivo, dirigido por Matías Kulfas, vía la Subsecretaría de Economía del Conocimiento. Esto porque el objetivo de promover la formación de programadores de software tiene de fondo el fomento de, por ejemplo, diseñadores de nuevas APPs para empresas como Mercado Pago, Rappi, Glovo, Pedidos Ya, plataformas con las que el capital se apoya en el desarrollo tecnológico para imponer un régimen de contratos basura y la superexplotación sin derechos laborales.
Alberto Fernández dijo en en Tecnópolis que su gobierno hará «de internet un servicio público para que llegue a todos los argentinos y las argentinas y que no nos estafen ni nos roben con las tarifas». Pero las juventudes piqueteras no tuvimos respuestas en las entrevistas con los funcionarios del Enacom, que se mostraron siempre impotentes frente a las compañías de telefonía e internet. Es más, tienen un fondo multimillonario destinado a conectar wifi en barrios populares ¡y no lo han hecho!
El camino que ofrece este gobierno «progresista» a la juventud es lo mismo que tanto le criticó al macrismo: la “meritocracia” y el “emprendedurismo”. Ahora la presentan como posibilidad de crear tu propia pyme o microemprendimiento. El Injuve solo puede promocionar un programa de «reducción en aportes patronales y reciban un apoyo económico del Estado» a los empresarios a cambio de que exploten a los jóvenes. Otra vez los mismos beneficiados. Por eso Kulfas adhirió públicamente a las quejas de Toyota sobre la formación de la juventud, cuando lo que ofrecen las patronales es trabajo ultraflexibilizado.
El gobierno no plantea ninguna salida colectiva que ofrezca un desarrollo nacional tecnológico, con la cantidad y cualidad de fuerza de trabajo y recurso humano que representamos miles de jóvenes en todo el país. La mano de obra juvenil en Argentina está sobrecalificada respecto de la precarización y la desocupación a la que se la condena. Para que la tecnología sea una herramienta que colabore en la liberación de la explotación, tenemos que seguir movilizados y piqueteando con más fuerza.
Por eso, el llamado de Alberto Fernández de estar «movilizados y en la calle» es una impostura. Ya antes de asumir su mandato llamaba a quienes luchábamos contra el ajuste macrista a dejar las calles, y hoy le da la espalda a los reclamos de quienes nos venimos movilizando mientras crece el hambre y la miseria. Ambos gobiernos han profundizado las desigualdades.
El presidente está muy lejos de cualquier «vocación revolucionaria», no solo ahora que es un político burgués en campaña electoral, sino desde sus primeros pasos en la política con la derecha conservadora del Partido Nacionalista Constitucional, para después ser funcionario del menemismo, jefe de campaña de Duhalde presidente y legislador porteño en las listas del privatizador Cavallo allá por el 2000. Su militancia juvenil estaba más cerca de los Milei, cuya propuesta «liberal» es hundirnos más virulentamente en privatizaciones, precarización laboral y ajuste, reforzado con un planteo fascista.
La Juventud del Polo Obrero que se va forjando en la lucha de clases, pelea contra el sistema capitalista que tiene una política de descarte, la generación de un ejército de desocupados. Los jóvenes somos el blanco de ataque. La lucha por wifi y dispositivos es una bandera que solo levanta de forma consecuente la izquierda y las juventudes que luchamos contra los gobiernos ajustadores, por trabajo genuino y el derecho a estudiar y a formarnos.
Para eso, planteamos como primera medida la apertura de los libros de las empresas de telecomunicaciones y la universalización del servicio de internet. ¡Viva la lucha de lxs pibxs de los barrios populares!
Gabriela de la Rosa
precandidata a diputada nacional por el FIT-U en la provincia de Buenos Aires.
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