El gerente de Toyota-Zárate tiró la bomba de que en esa localidad no podía conseguir 200 egresados con secundario completo para incorporar a su planta. Fue un ataque a la escuela pública, que aparece frente a la opinión general como una educación sin “calidad”, con docentes sin capacitación adecuada, que no prepara para el mundo del trabajo. El bombazo fue pródigamente expandido por los grandes medios patronales.
Paradójicamente, el desborde del patrón automotriz terminó destapando el agudo ajuste contra la clase obrera que pejota-kichneristas y macri-radicales vienen implementando desde hace décadas, que la suma de dos millones y medio de nuevos pobres del actual gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner terminó de consolidar.
Es la pobreza extrema, no la escuela
Un informe lapidario sobre la realidad educativa de Zárate, del Observatorio Argentinos para la Educación, elaborado por el ex ministro de educación macrista, Mariano Narodowski, pinchó el globo que coloca a la educación pública en la palestra y demostró que el problema por el cual el patrón de Toyota no encuentra obreros con secundario completo no es por falta de egresados sino de hijos de la clase obrera en la escuela media. Según el estudio “no hay escasez de egresados en esa zona: de hecho, en 2018 -último dato disponible- había 1.314 estudiantes cursando el sexto año en Zárate”, pero cuando se los clasifica “por sexo y tercil de ingresos, se observa que los varones de familias de menores ingresos –potenciales candidatos a la búsqueda laboral de Toyota– son apenas un 2% del total (son 31)” (Clarín, 7/8).
A la pregunta del gerente, Narodowski le responde que los jóvenes pobres sub 25 de Zárate con secundario completo no se postulan de a cientos para trabajar en Toyota, con un salario promedio de $150.000, porque “casi no hay varones pobres con secundario completo en Zárate-Campana” (ídem).
Fracaso de las reformas educativas impulsadas por el peronismo
Desde hace décadas, la escuela secundaria viene siendo degradada, adaptada cada vez más a los perfiles educativos exigidos por los capitalistas, que permita a las patronales obtener mano de obra barata a costo cero.
Esas reformas anti-educativas no fueron avanzadas de políticos liberales sino principalmente impulsadas por el pejota-kirchnerismo, desde Menem en adelante que, con la Ley Federal de Educación, y luego la Ley de Educación Nacional de Daniel Filmus, impusieron definitivamente una enseñanza devaluada, de saberes elementales, de “competencias” requeridas por los grupos empresarios (saber hacer aunque no se sepa por qué) y “habilidades blandas”, es decir, adaptación sumisa de los alumnos/obreros a las normas de explotación capitalista.
Adriana Puiggros, ex Directora General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires con Felipe Solá gobernador, y hasta hace poco vice ministra de Educación de Nicolás Trotta, lo definió claramente: “la escuela tiene que potenciar los saberes socialmente productivos que poseen los adolescentes, para que su inserción laboral sea lo más flexible posible” (Revista Novedades Educativas, N° 217, 2009).
Pero no hay grieta en esto. Gabriel Sánchez Zinny, el derechista Director General de Escuelas de la ex gobernadora María Eugenia Vidal, puesto en los zapatos de la Puiggros, plateó algo similar, claro que en su propio lenguaje: “las limitaciones de personal calificado impactan sobre la competitividad de las empresas. Ello genera un gran desafío para el sistema educativo: lograr una mejora en la disponibilidad y calidad del capital humano para alcanzar un salto de productividad necesario para sostener una trayectoria de crecimiento a largo plazo, en un contexto global y regional altamente competitivo” (Demanda de capacidades 2020, Instituto Nacional de Educación Tecnológica, junio 2016).
La súper explotación, la degradación educativa y la pauperización de la clase obrera impulsada por los capitalistas y gobiernos son las causas de aquello por lo cual se queja el gerente de marras.
El ajuste capitalista en curso y la educación son incompatibles
El citado artículo de Clarín concluye, de una manera brutal, que el estudio señalado demuestra “que la escuela media “entrega” apenas 31 estudiantes con el perfil para entrar a Toyota” (ídem). Es un planteo discriminador, que promueve una mayor destrucción de la escuela media, que lleva a que si ésta “no entrega” lo que los capitalistas requieren entonces deben imponerse reformas educativas todavía más letales que instrumenten “trayectorias educativas” más devaluadas. Justamente esta es la política desenvuelta por Nicolás Trotta en la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, de la cual es rector, y en la que participan todos los sectores de la burocracia sindical docente, especialmente de Ctera.
¡Educación Integral para toda la clase obrera!
Desde el Partido Obrero, Tribuna Docente y el Frente de Izquierda luchamos por una salida obrera y socialista para la educación: Becas que cubran la educación de las/os hijas/os de la clase obrera; programas y pasantías establecidos por la docencia y los alumnas/os y no por las patronales; para los jóvenes que trabajan, 4 horas rentadas a cargo del patrón para que pueda estudiar; para el estudiante pasante, sueldo y condiciones laborales bajo el convenio de la rama de actividad correspondiente; una educación integral que, como señalaron Marx y Engels, elimine “de los jóvenes el carácter unilateral impuesto a todo individuo por la actual división del trabajo”. Frente a la escuela del embrutecimiento, la degradación y el mero entrenamiento laboral que promueven los gerentes como el de Toyota y el gobierno, luchamos por una educación integral para la clase obrera, al servicio de la emancipación de los trabajadores y del pueblo.
Daniel Sierra
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