Un 12 de agosto de 1821 se fundaba en la actual Manzana de las Luces la Universidad de Buenos Aires (UBA) en terrenos que habían sido expropiados a los jesuitas pero cuyo primer rector fue un hombre de la iglesia. Las contradicciones, como veremos, recorrieron los 200 años de vida de una de las universidades más grandes de toda América Latina.
La excelencia académica de la cual tenemos que estar orgullosxs todxs aquellxs que estudiamos y trabajamos en la UBA se da en paralelo, o a pesar de, un enorme desfinanciamiento y ataques a nuestra universidad. Haciendo un poco de historia, ya en 1838 el gobierno de Juan Manuel de Rosas suspendió la partida presupuestaria estatal que sostenía el funcionamiento de la naciente UBA y casi de manera calcada a como sucede hoy día se tuvo que sostener durante varios años por sus estudiantes y docentes.
El #OrgulloUBA de Barbieri y Fernández
Ayer 12 de agosto se celebró en la facultad de Derecho un acto por el Bicentenario que contó con la presencia de oficialistas y opositores. La “grieta” nuevamente se cerró para callar la situación que se vive hoy día en nuestra casa de estudios.
Quien primero habló en el acto fue el presidente de la Fuba, Ramiro Fernández Sarraf, de quien nada se esperaba y nada dijo. La historia del movimiento estudiantil de la Universidad de Buenos Aires es de las más ricas del mundo, donde destaca la fundación del primer centro de Estudiantes de América Latina (“la línea recta” de Ingeniería) en 1894 hasta las luchas por la democratización en el siglo XXI, pasando por la reforma universitaria del 18, la pelea por la gratuidad universitaria o la juventud que se organizó contra la dictadura y ni qué hablar de la Fuba del Puente Pueyrredón.
Nada de esto, lógicamente, fue dicho por el “reformismo” estudiantil que hace mucho abandonó cualquier reclamo y organización independiente y que en plena pandemia dejó en banda a miles estudiantes que no podían cursar por no tener conectividad.
Siguió luego la intervención de Alberto Barbieri, el actual rector de la UBA. Barbieri reivindicó, en sus palabras, a la educación universitaria como un derecho humano y un bien público y social. Es por lo menos hipócrita esta reivindicación de quienes de manera permanente atacan y desfinancian la educación pública. Saludar el ingreso irrestricto cuando cayó la dictadura mientras miles y miles de estudiantes se quedaron fuera en el CBC solamente es un saludo a la tribuna que oculta una orientación contraria a que ingresen los hijos de la clase obrera a la universidad.
Los grandes avances en los rankings universitarios a nivel mundial son un orgullo que se da a pesar de los miles de docentes ad honorem, los cada vez mayores recursos propios o el desfinanciamiento para poder poner en pie la infraestructura para la pandemia por parte de las camarillas de la UBA. De eso ni una palabra se dijo en el acto.
El presidente Fernández cerró el acto con reivindicaciones similares a Barbieri e incluso haciendo un guiño a la Franja Morada, los cómplices estudiantiles de todos los ataques a la universidad pública en las últimas décadas. Nada se dijo, nuevamente, de la drástica situación que vive la Argentina en el ámbito educativo universitario y en todos los niveles.
El orgullo de la UBA son sus estudiantes y trabajadores
Que hoy la Universidad de Buenos Aires y todas las universidades públicas del país sean gratuitas se debe a las enormes peleas que damos quienes estudiamos y trabajamos en ellas que nos organizamos contra la Ley de Educación Superior en los 90, contra el gobierno kirchnerista en 2005, que protagonizamos la rebelión educativa contra el macrismo.
La lucha por presupuesto, contra los ataques privatistas y por la verdadera democratización de la UBA es el mayor gesto que podemos hacer a nuestra universidad. En este bicentenario, por eso luchamos.
Nicolás Wiso
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